Capítulo 16: "Otra vez no"

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Parte 3:

Después de pasar la tarde viendo películas, todos se quedaron dormidos en la misma posición en la que estaban, Dean con Cas y Sam con Gabriel. A la mitad de la noche Dean despertó un poco acelerado, su corazón latía con rapidez, gotas de sudor bajaban por su cuello, sus dedos temblaban y su miedo salía a la luz. Dean se levando de la cama intentando no despertar a Cas, se dirigió al baño para refrescarse la cara, intentar despejar sus pensamientos. Esa noche Dean había soñado que Cas había muerto a manos de algún demonio del infierno, hacía tiempo que no tenía pesadillas sobre el infierno o de lo que había en el, pero esa noche todo cambio, el miedo invadió su mente, los recuerdos de tortura invadieron su juicio, la locura había regresado. Al entrar al baño, abrió la llave de agua caliente, tomó un poco entre sus manos y luego refresco su rostro, miro su reflejo en el espejo, luego tomó una toalla y seco las gotas de agua que caían por sus mejillas, al retirar la toalla de su rostro pudo ver a un hombre, ya lo había visto antes, así que se giró con un poco de miedo, ya que seguía exaltado por la pesadilla.
-Hola Dean, creo que es hora de regresar- dijo el hombre con un tono bajo de voz.
-¿Chuck?, ¿Porque ahora?- dice Dean muy nervioso.
-¿Estás bien?- pregunta Chuck preocupado y colocando su mano en el hombro de Dean, señalando preocupación.
-No lo sé, acabo de tener una pesadilla, y los recuerdos del infierno regresaron, y no tengo idea de la razón por la que lo hicieron- dice Dean sintiendo confianza.
-Me siento mal por ti, pero necesito que me ayudes, los ataques han aumentado considerablemente- dice Chuck con un tono serio, esto en verdad lo preocupaba.
-Si, sabes que te voy a ayudar- dice Dean, después apareasen en algún tipo de habitación, que Dean ya había visto antes, solo que esta vez estaba repleta computadoras y más ángeles, las cosas se habían puesto peor y Dean estaba peor cada vez. No sabía qué hacer, sentía que le faltaba el aire, tenía alguna clase re recuerdos que pasaban por su mente momentáneamente.
-¿Señor, quien es este?- pregunta un ángel sacando su espada, por si necesitaba defenderse o defender a los ángeles.
-El es Dean Winchester y ha venido a ayudar, esta bajo mi cuidado y protección, no pueden acercarse a el para lastimarlo, si lo hacen van a ser castigados, ¿Comprenden?- dice Chuck a los ángeles, con un tono de superioridad, pero debía de hacerlo, después de todo era "El" Dean Winchester y todos lo querían muerto, o sentían celos, ¿Por qué el merecía ser salvado de la perdición?, era la pregunta que todos los ángeles se hacían.
-¡Si mi Señor!- respondió el "líder" de los ángeles.
-¿Ellos son ángeles?- preguntó Dean un poco nervioso.
-Si, pero no te harán daño- dice Chuck abandonado a Dean para arreglar unos asuntos.
Dean no estaba nada tranquilo, primero estaba Cas, quien estaba un poco distante desde la fiesta, después estaba Gabriel, ese hombre no le agradaba para nada y no sabía si su hermano sentía cosas por el, y finalmente estaba Chuck, a quien no sabía si debía llamarle Dios, y ese asunto que no entendía muy bien todavía. Cada segundo que pasaba sin Castiel era eterno y era más eterno aún el pensar que no sabía cuando lo vería otra vez, quería hablarle, abrazarlo... besarlo, y eso era lo único en lo que pensaba en cómo iba a estar allí, por lo que tenía entendido los ángeles no necesitan dormir, pero él era un humano, el hecho de pensar que que siempre iba por él a altas horas de la noche lo tenía cansado, sus pesadillas eran horribles y su mente daba vueltas.
-Hola, soy Gabriel- dijo un joven de baja estatura.
-¿Gabriel?- dijo Dean muy confundido.
-Si, el arcángel Gabriel, ya nos conocemos Dean, sí, te mentí sobre quién era pero estaba disfrutando fingir ser humano para ver qué hacían- dijo con una gran sonrisa en su rostro.
-¿Qué demonios?, ¿Se supone que Cas te puede ver cómo arcángel, no?- dijo Dean elevando ligeramente la voz.
-El me puede ver si quiero que me vea- dijo Gabriel rodando los ojos. -Cuando vine ya se habían despertado, estaba desayunando pero les dije que debía regresar al trabajo, nunca me imaginé que te vería aquí- dijo con una voz más seria.
-Ah... Pues si, estoy aquí por qué Chuck me trajo- dijo Dean rascándose la nuca. -Y... ¿No se preguntaron en donde estaba?-
-No, ni siquiera notaron tu ausente presencia- dijo sarcásticamente. - y ¿Quién te crees para hablarle de esa forma a mi padre?- dijo Gabriel un poco molesto.
-Eh... Me dijo que lo llamara Chuck- dijo Dean soltando un bostezo al final.
-Oh, bueno si él te lo pidió, está bien por mí, pero me voy a ver que está haciendo Sam- dijo Gabriel dirigiéndose a la salida.
-Oye, podrías decirles...- dijo Dean sin poder terminar.
-Si, si, si, ya lo sé, que estás ocupado y bla, bla, bla- dijo sarcásticamente y desapareció.
-...Hijo de perra...- dijo Dean con un extremadamente bajo tono de voz.
-Y bien.... ¿Cómo vamos, mis hijos?- dijo Chuck entrando en la habitación con otra ropa más "cómoda" y una gran sonrisa en su cara.
-Tenemos un poco de actividad en el sur de NY, pero nada de que preocuparse...- hizo una pausa y observó la gran pantalla de la computadora. -Hay algo en Kansas... Cerca de Levannon.- dijo el ángel levantándose de su silla.
-¡Esperen!- gritó Dean sin pensar, recibiendo la atención de todos los ángeles en la habitación y también la de Chuck. -Ahí está Sam... Y Cas...Tiel, ellos se pueden encargar, y hasta yo los apoyaría también- dijo poniéndose un poco nervioso.
-¿Sam Winchester?- preguntó un ángel. -Ahora entiendo, tú eres Dean Winchester el maldito hijo de perra que se cree importante- dijo sarcásticamente el mismo ángel.
-¿A qué te refieres con eso?- preguntó sean muy asustado, ya que ese no era su mejor momento para pelusa, estaba débil.
-¿Te crees más importante que los demás? ¿Crees que eres "especial" por qué te sacaron del infierno?, ah... Y espera la mejor parte. ¿Sabes lo que le va a pasar a Castiel si sale con un humano?- preguntó el ángel con un tono dominante.
-Ah... No, lo siento. ¿Podríamos pelear en otro momento?- dijo Dean tocando con su mano derecha su parte izquierda del pecho, ya que su corazón latía con demasiada fuerza que dolía, se tambaleó un poco haciendo que cayera al suelo, quedando en un sueño profundo.

Libres para ser Tu y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora