Capítulo 33: "Un día de noviembre: parte 1"

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Justo cuando crees que las cosas van a salirte bien por primera vez en tu vida, algo llega y lo arruina, y más si eres una persona como yo. Una persona que pasó toda su vida cometiendo errores y lastimando personas, lastimando a todo el mundo. Creyendo que todo lo que hacía era por una buena razón, aunque en el fondo supiera que no era así.

Realmente pensaba que las cosas habían mejorado, y que podía seguir adelante con mi vida olvidándome de todo, realmente pensaba que había sucedido un cambio en vida. Había dejado la cacería, o al menos ya no significaba lo mismo que antes. Pensé que había dejado todo atrás y que las cosas habían seguido su curso de una mejor manera, realmente pensé que al fin tenía la vida normal de la que siempre me habían hablado.

Cas y yo solo estuvimos recostados en el cofre del impala mirando hacia las estrellas, abrazados el uno con el otro y de vez en cuando ambos actuábamos como dos adolescentes enamorados. Realmente no me había dado cuenta del tiempo que había pasado, había perdido la noción de todo, el frío no era un problema ya que Cas podría llegar a proveer más calor del que alguien pudiera pensar. Castiel estaba recostado sobre mi pecho, nuestras manos estaban entrelazadas y ambos estábamos tranquilos por primera vez en un largo tiempo; desde que comenzamos a planear la boda no habíamos tenido ningún momento para los dos, todo se basaba en cosas como:

─Oye Cas, ¿prefieres usar corbata o moño?
─Corbata.
─Oye Cas, ¿'refieres un traje negro o blanco?
─Negro.
─Oye Cas, ¿preferirías que Claire tire pétalos de rosas rojas o blancas?
─ ¿En verdad es necesario que haga eso?
─No lo sé realmente, está en la lista de preguntas que me dio Gabriel.
─Entonces, ¿tú solo estás respondiendo un cuestionario?
─Por supuesto que no..., bien, tal vez sí.
─Algunas veces eres un idiota, Dean.
─Tal vez, pero ya aceptaste casarte conmigo, así que no podrás arrepentirte.
─Aún hay tiempo.
─ ¿Cómo te atreves a decir eso? No, ¿sabes qué? me casaré con alguna otra persona.
─Dean, déjate de tonterías y termina de responder las preguntas que Gabriel te dio.
─Bien, solo porque no tengo ganas de vestirme e ir a buscar otra persona con quien casarme en este momento. ¿Prefieres que haya pie o hamburguesas?
─Dean, ya discutimos eso.
─Eso no es verdad, solo tú, Sam y Gabriel hablaron, pero yo no dije nada.
─ ¡PORQUE ESTABAS OCUPADO LLORIQUEANDO COMO UNA NENA! ─gritó Gabriel desde otra habitación.
─ ¡CIERRA LA BOCA HIJO DE...!
─ ¡DEAN! Cierra la boca y termina lo que empezaste.
─Bien, ¿prefieres que haya galletas o cupcakes en las mesas?

Mi celular sonó en mi bolsillo interrumpiendo el silencio del momento, solté la mano de Cas para responder el mensaje, el cual era de Charlie diciendo que la última fase de la noche estaba lista, mire a Cas y deposité un beso en su frente, luego de ello acaricie su cabello suavemente, desordenándolo más de lo que ya estaba. Miré una última vez hacia el cielo, disfrutando de aquella hermosa vista, siempre había adorado el invierno, la noche siempre era más oscura y hermosa en esa época del año.

─Bien Cas, se está haciendo tarde y debemos ir a otro lugar antes de que amanezca─ le dije, luego él se acurruco más contra mi pecho, haciéndome sonrojar levemente. ─Vamos, no hagas eso─ le dije y reí.
─ ¿A dónde tenemos que ir? ¿Por qué no solo nos quedamos aquí?, podemos quedarnos así para siempre─ dijo con una voz suave, sonando adorable para mis oídos.
─Es una sorpresa mi ángel─ le dije, luego de ello me puse de pie, llevándolo conmigo ya que él estaba recostado encima de mí. Abrí la puerta del copiloto para que entrara, luego camine hacia el otro lado del auto y entré. Poniendo en marcha el motor y dirigiéndonos hacia nuestra siguiente parada.

Conduje alrededor de una hora hasta llegar al lugar en el que había citado a Charlie, hacía unos días había comenzado a planear esto, ella me había dado las mejores ideas para tener una buena noche antes de la boda y por fin había llegado el momento. Algo dentro de mí siempre disfrutaba los viajes largos con Cas, siempre eran tranquilos y relajantes, la música llenaba nuestros oídos y ambos cantábamos las canciones que se reproducían en la radio. Nuestras manos nunca se soltaron en ese tiempo, nuestros corazones estaban llenos y nuestros pechos cálidos, sin duda no podría imaginarme tener una vida sin él, ya ni siquiera recordaba mi vida antes de conocerlo. Estacioné el auto afuera del lugar y miré a Cas, él en algún punto del viaje había recargado su cabeza en la ventana y se había dormido, era extraño mirar a Cas de esta forma y recordar al antiguo ángel que había conocido alguna vez, ese ángel que no dormía, ese ángel que no comía... ese ángel que no sabía lo que era amar ni ser amado. Baje del auto tratando de no despertar a Cas y entré en el lugar, todo estaba decorado de forma hermosa, luces por todas partes y pétalos de rosas formando un camino hacía algún lugar. Una mesa situada en el centro de lo que parecía una pista de baile, dos velas encendidas y una botella de champan al lado de dos hermosas copas. Miré a mí alrededor tratando de encontrar a Charlie, y ahí estaba ella, sentada en una de las mesas del fondo, con unos enormes audífonos en su cabeza, probablemente no me había escuchado entrar. Me acerque a ella y me senté a su lado, recargando mi cabeza en su hombro, ella soltó un grito y se quitó los audífonos rápidamente, luego yo me levante y comencé a reír.

Libres para ser Tu y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora