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Camila despertó con una sonrisa, desde que Lauren había dejado su recamara sentía un montón de emociones revoloteando en su estómago y ya quería volver a verla, quizá nada podría arruinar ese día.

Solo quizá.

Una vez lista para irse a la universidad, su padre se ofreció a llevarla, era raro cuando eso pasaba. Sólo cuando Alejandro debía trabajar más temprano de lo regular.

La castaña subió al coche y pasó su cinturón por el pecho antes de que su padre hiciera lo mismo.

El hombre se acomodó en su lugar y suspiró antes de hablarle a su hija sin dejar de ver al frente.

—No entiendes ¿Verdad?

Camila arrugó el entrecejo al no saber de qué hablaba su papá.

— ¿Qué o cuál? —cuestionó.

— Lauren —respondió estrechando la mirada de la chica.

¿Se había dado cuenta d elo de anoche?

Estaba muerta.

Su mamá ahora sí se enteraría seguramente y entre ambos se encargarían de matarla.

¿De qué le servía su mayoría de edad si seguía apareciendo ese miedo en su interior al saber que había hecho algo que a sus padres no les agradaba?

Debió participar para ganarse esa beca a Londres.

O debió irse a estudiar lejos y no quedarse en ahí.

No, mejor no hubiese pasado todo lo que pasó con Lauren.

Iba a morir pero al menos valdría la pena.

Le rogó al señor que su muerte fuera rápida. Alejandro la seguía mirando y ella debía decir algo para romper esa tensión.

Mejor se inventaba una excusa, dolorosa o no la muerte no quería morir.

—Yo... —pero nada llegaba a su mente.

—Mike me contó ayer por la noche que su Lolo se la pasa hablando contigo, el está bastante contento con su amistad porque te ve como una chica modelo, así que... ¿quieres que también te quite el teléfono o simplemente le digo a Mike por qué ustedes dos son tan cercanas y que él y Clara se encarguen de que su hija se aleje de ti?

Un alivio se apoderó de inmediato de la universitaria. Su papá no estaba hablando sobre lo de anoche y ella ya viendo pasar toda su vida frente a sus ojos.

—Ninguna de las dos opciones me agrada mucho —respondió haciéndose pequeña en el asiento.

Alejandro arrancó el auto luego de oír la audaz respuesta de Camila.

—Hija, no quiero que te involucres mucho con los Jauregui.

—Tu é es amigo de Mike.

—Es diferente. No compares mi amistad con Mike con la que tu tienes con su hija —replicó rápidamente el hombre haciendo una mueca de desagrado de solo imaginárselo algo.

Camila apretó los labios para no reír al ver la expresión de su papá.

— Ya sé que no.

—Entonces ni lo menciones. Además, Mike, aunque pudiera ser mi gran amigo no lo es, no lo es exactamente por el mismo motivo que te pido que dejes a Lauren en paz, ya sabes, porque Clara nos ve como gente que perdió el camino de Dios, y a tu mamá y a mí nos tiene catalogados como solapadores de Satanás.

Quizá se le hubiese escapado una risilla a la menor, pero estaba bastante molesta por el factor Clara que solo pudo quedarse seria y deseando en su interior que esa mujer abriera los ojos de una buena vez.

— ¿Y se supone que yo soy Satanás? —cuestionó Camila.

—No, pero según Clara tienes el diablo adentro o algo por el estilo.

La chica rodó los ojos con fastidio y se cruzó de brazos.

—¿El señor Jauregui te dijo eso?

—No es necesario que me lo diga para saber lo que esa señora cree de ti. Así que adiós Lauren si no quieres ser exorcisada por su mamá.

—A quien deberían hacerle un exorcismo es a ella. El demonio de la ignorancia la ha poseído.

Alejandro se rio sin ser escandaloso por el comentario hecho por  su hija.

—Como sea sigues castigada y sin permiso de ver a la hija de Mike —indicó aún conservando su sonrisa creando así una situación bastante irónica.

—Hasta pareciera que disfrutarás decirlo.

—No lo hago, me río de tus ocurrencias no de tu situación.

—Gracias, o eso creo.

— Sigo enojado por cierto.

—No es necesario que me lo recuerdes —respondió imitando de mala gana la sonrisa de su papá.

La madrugada había recibido tan bien a Camila como para que su papá siguiera empeñado en mantenerla a distancia de Lauren.

Tal vez la iría a buscar más tarde, antes de que las clases de ambas acabarán, quería besarla nuevamente y reír junto a ella.

Era fácil decir que a Camila le daba igual, seguiría sin obedecer, mientras no la descubrieran todo perfecto y si lo hacían menos mal moriría de pie y no de rodillas.

... Y hablando de rodillas... mejor dejaba de pensar en cosas raras mientras iba en el auto.

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Gracias por leer ;)
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PD; Besos en tu ombligo (tush o mush como le decimos aquí)
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Lauren quiere ser tops || Fanfic CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora