xi. CAPÍTULO DIEZ

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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟎:𝑡𝑖𝑚𝑒 𝑎𝑓𝑡𝑒𝑟 𝑡𝑖𝑚𝑒

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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟎:
𝑡𝑖𝑚𝑒 𝑎𝑓𝑡𝑒𝑟 𝑡𝑖𝑚𝑒

Besa a Finn y aunque cierto miedo le recorre el cuerpo cuando lo hace, el instante que él lleva sus manos a su cintura y la apega a su cuerpo para devolverle el beso con la fiereza que ella se lo da, hace que valga la pena haber dado ese primer paso, sus labios se mezclan con brutalidad para empezar una pelea por medio de sus bocas, es demente, pero es ahí cuando ambos son más sinceros, se dicen todo, se reclaman todo sin escrúpulos, y la castaña cree que se desvanecerá en sus brazos.

No es como las primeras veces, ni las que le siguieron a esas, tampoco se parece a el último beso que ambos tuvieron en la estación del tren antes de que Finn se fuera a California a probar con su banda, esta vez las cosas tienen un color diferente, una sensación diferente, como si ese beso liberara presión, tensión que poco a poco desaparece.

Y Millie piensa que nunca ha besado así, no con esa ira y enojo acumulado, no es tierno, es más como un impulso, un instinto animal, la manera en la que el muchacho se aferra a su cuerpo, es casi como si fueran un salvavidas el uno del otro, lo que les ha faltado en sus peores momentos.

Ahí es cuando ella necesita separarse, no tanto por el aire, si no porque son demasiados sentimientos, hasta un punto abrumador, por lo que baja la intensidad de aquél beso poco a poco, pero no, Finn gruñe en sus labios y cambian de posiciones, ahora él la acorrala, recorre los costados de su torso desesperado por algo que la bailarina no sabe ni qué es, solo siente como las manos del muchacho van de su cadera a sus costillas varias veces, lentamente él pelinegro se serena al momento que ambos escuchan que el elevador marcar el piso que ha solicitado.

Pero no está entre los planes de él detenerse, así que estira uno de sus brazos y lo detiene, luego este mismo va a dar a un lado del costado de la cabeza de la castaña, se han separado finalmente, ella siente su pecho bajar y subir, así como su corazón que retumba en su cabeza, como si hubiera corrido una maratón. No abre los ojos sin embargo, quiere aferrarse a ese momento, solo escucha la pesada respiración de Finn y siente que este apoya su frente en sus labios, como si estuviera muy cansado para moverse.

Luego de unos segundos la chica abre los ojos y él se recompone, se miran a los ojos al momento que Millie sube sus manos a las mejillas del guitarrista, las acaricia suavemente, su piel se siente delicada, pero familiar, así que ella se dedica a explorar cada centímetro, además de apreciar sus facciones, su mentón está más cuadrado, realmente parece un hombre hecho y derecho, ya no es ese chiquillo que la tenía colgada en el colegio, pero hay un atisbo de este en sus preciosas pecas, siempre la encantaron, todo Finn -aunque en cada parte esté rasgado por la vida- es una obra de arte, siempre lo sería, él, por el contrario la mira confundido, no ha superado el choque inicial, o no entiende que la castaña solo lo está admirando.

Ella sonríe sin ganas y baja sus manos, con mucho cuidado se escapa de su prisión para presionar el botón del elevador, este se abre y sale sin decir ni una palabra, no tiene nada más que agregar. Las puertas se cierran tras ella y camina hasta su dormitorio sin mirarle ni una sola vez ya que su consciencia ha vuelto y no tiene cara para mirar a Wolfhard después de eso, prefiere ir a encerrarse en su habitación, una vez que está ahí dentro agradece que Sadie no se encuentre ahí y decide que dormirá hasta morir, esa parece ser la única cosa lógica que le queda por hacer después de tantas locuras.

Abril; fillie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora