xxiii. CAPÍTULO VEINTIDÓS

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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐃𝐎́𝐒: (𝑖𝑣𝑒 𝘩𝑎𝑑) 𝑡𝘩𝑒 𝑡𝑖𝑚𝑒 𝑜𝑓 𝑚𝑦 𝑙𝑖𝑓𝑒

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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐃𝐎́𝐒: 
(𝑖𝑣𝑒 𝘩𝑎𝑑) 𝑡𝘩𝑒 𝑡𝑖𝑚𝑒 𝑜𝑓 𝑚𝑦 𝑙𝑖𝑓𝑒





Cathy, dijo mamá,  ¿puedo entrar y hablar contigo de este asunto? ¡Vete de aquí! grité ¡Odio tus niños! Sí, de sobra sabía lo que me esperaba; y o, la de en medio, la de quien los padres menos se cuidan. A mí me olvidarían y ya no habría más regalos de los viernes. Papá no pensaría más que en mamá, en Christopher, y en esos odiosos niños que me iban a apartar a un lado. Papá vino a verme aquella tarde, poco después de regresar a casa. Yo había dejado la puerta abierta, por si acaso quería verme. Le miré la cara de reojo, porque le quería mucho. — leía Millie en voz alta, estaba muy concentrada en el libro que tenía frente a su cara, pero aún así podía sentir las manos que sujetaban su cintura y el aliento que le removía los vellos de la nuca; para ella la lectura parecía muy interesante, pero para aquél a quien le leía no lo era, aún así trataba de mantenerlo entre las páginas, obligarlo a escuchar — Parecía triste, y tenía en la mano una gran caja envuelta en papel de plata, coronada por un enorme lazo de satén rosa. ¿Qué tal ha estado mi Cathy?, preguntó en voz baja, mientras le miraba por debajo del brazo. No has acudido corriendo a saludarme cuando llegué. Ni me has preguntado qué tal estoy, ni siquiera me has mirado. Cathy, no sabes cuánto me duele cuando no sales corriendo a recibirme y darme besos. No le contesté, y él entonces vino a sentarse al borde de la cama.... 

— ¿Puedo hace una pregunta? — la voz de Finn la detiene, así que posa sus ojos en el techo de la biblioteca y se mueve hacia un lado para mirarle a la cara. Están sentados en uno de los pasillos, en el frío suelo, la espalda del chico se apoya a uno de los estantes, sus piernas están estiradas y en medio de estas está la castaña con el ejemplar de Flores en el ático, él la tiene asegurada por su cadera.

— No, seguiré leyendo...

— Espera. — insiste el pelinegro haciendo un infantil puchero que la convence solo porque le causa mucha gracia.

— Oh bueno. — accede la chica rodando los ojos.

— ¿Si Cathy y Christopher son hermanos cómo es que se van a enamorar? — cuestiona haciendo una mueca confusa.

— No lo sé, solo se enamoran. — responde ella encogiéndose de hombros como si fuera algo sencillo de explicar.

Mimi. — por un segundo él la mira severo — ¿Me estás leyendo un libro incestuoso? — las carcajadas de la bailarina resuenan por el pasillo al ver la cara de escándalo de Finn — Qué inapropiado.

— ¿De qué creíste que se trataba Flores en el ático, Wolfie? — pregunta risueña.

— De unas flores... en un ático. — dice como si fuera algo obvio y luego hace una mueca — No sé si quiera seguir escuchando, es raro. — las manos de Millie dejan la novela a un lado mientras se apoya en la espalda de del guitarrista de manera despreocupada y suspira agotada, descansa su cabeza en su hombro derecho y él aprovecha para besar su coronilla sintiéndola más relajada.

Abril; fillie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora