— Buenos días bella durmiente. — la voz de Jack se escucha a lo lejos, Millie se remueve en su cama algo perezosa, está caliente, cómoda y se siente floja, no quiere empezar el día aún. Su nariz y ojos se asoman por encima de su cobija buscando el reloj que está a un lado, sus párpados se sienten pesados, pero aún así logra ver que son las 8 de la mañana, no, definitivamente a esa hora aún no comienza su rutina — Despiertate ya. — el chico camina hasta la ventana que hay en su cuarto y abre las cortinas dejando que la luz se filtre descaradamente por todos los lugares, ya lo arruinó, piensa arrugando la nariz.
— Es demasiado temprano. — se queja sin ganas mientras se sienta en la cama, su cabello está algo desordenado y aún siente la boca pastosa — Quiero soñar un poquito más. — su mano derecha junta apenas el dedo índice y pulgar pero sin que se toquen para enfatizar sus palabras. El joven ríe ante sus palabras y sobre ella coloca una bandeja con su desayuno, son unas frutas y tostadas, su dieta ya ha dejado de ser blanda para ese momento.
— Lo siento. — responde para luego sacar del carrito un enorme girasol que le ofrece con una sonrisa — Pero hoy es un buen día como para que duermas hasta tarde. — los ojos de la castaña se abren un poco al ver lo que él le ha traído, inevitablemente su sonrisa se le contagia, es un hermoso detalle — Además, te tengo una buena noticia Mills.
— ¿Qué? — pregunta más animada mientras huele su girasol.
— Tienes visita. — le explica cruzándose de brazos — El doc ya ha dado el visto bueno para que te vengan a ver, así que tienes el horario lleno.
— ¿Lleno? — arruga las cejas sin dar crédito a lo que el castaño oscuro le dice.
— Sí, hay varias personas que desean verte antes de irse con sus familia para las fiestas. — Jack abre la puerta del baño y le alista una ropa para que se la ponga. Millie se queda algo perdida ¿Quién podría querer verla? — Será mejor que le asees antes de que llegue la primera. — la castaña baja su mentón mientras observa su desayuno y asiente levemente. De pronto Jack se acerca, pone sus manos a ambos lados de la joven, se inclina y le besa la frente, el contacto le provoca ciertas cosquillas, inevitablemente su boca se tuerce formando una leve sonrisa en respuesta del gesto tan íntimo, rápidamente él se aleja — Hoy será un buen día. — le asegura antes de salir para dejarla alistarse.
Ella piensa que tiene razón, finalmente la dejarán ver a las personas que aprecia, sin embargo le da un poco de miedo romper la burbuja que la separa de la realidad mientras está en el ala médico, esa dónde nada malo pasa, no existen los corazones rotos, ni la anorexia, ni los consejeros, solo hay tardes bonitas, películas navideñas, buenos libros y un Jack que la cuida.
