Cuando La Muerte decide morir - AMOLAD (EDITANDO-ACTUALIZANDO)

Costumbre

A veces, sólo a veces, hasta ser un Dios poderoso e inmortal aburre, entonces, es necesario salir de la cotidianidad y hacer algo nuevo, o al menos algo más emocionante.
Amor bajaba a la tierra y miraba las relaciones amorosas de los humanos, e incluso a veces daba una mano.
Médico diseccionaba cosas, hacía experimentos e incluso ella se daba sus vacaciones en la tierra y revisaba los procedimientos médicos de los humanos.
Sabiduría se burlaba del "atraso" de las personas, pero sin duda su mayor entretenimiento era discutir o leerle a Locura.
Locura tenía ya su propio entretenimiento en su cabeza rellena de ideas raras, y en Sabiduría.
Vanidad se transfiguraba en hermosas mujeres y bajaba a la tierra a mostrar su belleza y hacer relucir la envidia de las mortales.
Vida... Espiaba a Muerte.
Muerte... Espiaba a Vida.

Pero, últimamente, el pálido Dios había perdido el interés de forma extraña en Vida, dejó de espiarlo, dejó de suspirar por él, era como si simplemente se hubiera cansado. Su nuevo entretenimiento era ahora ver las etapas más profundas de la muerte, hacía ahora su trabajo con verdadera inclinación celestial; admiraba el rostro de paz de los fallecidos, se imaginaba la carne quieta al fin, los ojos cerrados y la paz en el alma, sin embargo, sufría con verdadera amargura cuando había alguna muerte violenta y el fallecido llevaba en su rostro una mueca de dolor.
Tomaba las Mariposas de Alma con verdadera devoción, como si fueran una auténtica joya, las mimaba y consentía, como si ellas y su descanso eterno fuera ahora su única fuente de inspiración.
Y por supuesto, Vida lo notó.

-Muerte, ¿Todo está bien?- le preguntó el Dios verde un día que se encontró con Muerte al dirigirse a su morada a descansar.

-Sí, ¿Porqué no habría de estarlo?- Muerte sonrió, una sonrisa que inquietó a Vida desde lo más profundo.

Muerte dejó de visitar a Amor, dejó de contarle sus sufrimientos y anhelos, su trabajo lo absorbía y, por supuesto, pronto Amor se encontraba frente a la morada de Vida dispuesta a hacerle un par de preguntas.

-A ver, a ver, esmeralda andante, ¿Qué le hiciste a Muerte?- la diosa de baja estatura miraba a Vida con aire de impotencia.

-¿Muerte? Yo no le he hecho nada- Vida miró de arriba a abajo a Amor, buscando la causa de su enojo- ¿Porqué? ¿Pasó algo?

-Dejó de visitarme- masculló Amor- Ya casi no lo veo, me preocupa eso. Estoy muy acostumbrada a sus visitas...

-No sé de qué te sorprendes, él también ha dejado de hablarme.

Amor miró confusa los verdes y bellos ojos de su interlocutor, se veía que no mentía, por la seriedad de su tono de voz y su expresión.
Amor no entendía, no le cabía en la cabeza el porqué Muerte habría dejado de relacionarse con todos cuando sólo semanas antes él había intentado por todos los medios hacer amistad con los demás inmortales.

-Vida, debo irme, perdona la interrupción...

-No, no, está bien, sólo estabas preocupada- Vida colocó una mano en el hombro de "La pequeña" al verla con sus tiernos ojos llenos de tristeza- Él volverá pronto, descubriré lo que sucede.

-Yo también investigaré, gracias, Vida.

Amor dió unos pasos con intención de retirarse, pero el Dios de la vida aún tenía algo que decirle.

-Espera, Amor.

-¿Sí?- la chica volvió la mirada.

-Muerte ha estado muy cariñoso últimamente con las Mariposas de Alma... ¿Crees que eso tenga algo que ver?

-Espera... Tú... ¿Espías a Muerte?- Amor levantó una ceja, divertida.

¡Primer Round!