Young and Beautiful and Fat

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Llegamos a casa, subí a mi habitación queriendo alejarme de todos, además mis padres estaban bien con o sin mí y por supuesto no quería arruinarles el buen sabor de boca que tenían.

Me recosté en mi cama y trate de conciliar el sueño lo cual no fue posible, me mantuve en mi cama mirando mi ventana por un rato hasta que mi paz se esfumó con la aparición de mi mamá en mi habitación.

-¿Por qué eres así kristine? Dime porque no puedes ser como tu hermana- me grito

Me incorpore, mire sus ojos llenos de enojo, tristeza, decepción y quizá hasta rabia. No pude hacer más que bajar la cabeza y mirar mis manos- Yo también me lo pregunto- dije.

Mi madre hizo un ruido angustiado por mi respuesta, supongo que me miro por unos cuantos segundos y al final dijo.- Pues en vez de preguntártelo deberías actuar- camino hacia la puerta de mi habitación- Por cierto saldremos con tu hermana, nos vemos más tarde- musito y salió dando un portazo detrás de ella.

Mis lágrimas esperaron hasta que oyeron crujir el motor del coche para poder salir, no un simple llanto sino uno de verdad, la desesperación se apodero de cada parte de mi cuerpo haciendo que de mi boca saliera un estruendoso grito, mi corazón dolía, la agonía, la soledad y cada uno de mis monstruos se encontraban aquí conmigo, fui a mi librero y tome el principito, abrí a la mitad del libro y saque las cuchillas que se encontraban ahí, mis amigas desde siempre, tome una y sin dudarlo empecé a cortar la piel roja y moreteada de mis muñecas sin llegar a la vena, la sangre endemoniadamente roja empezó a fluir lenta y tranquilamente, al ver tal escena mi cuerpo se relajó,  fui acostándome lentamente en el piso alfombrado hasta tranquilizar completamente mis sentidos, el líquido caliente resbalaba por mi brazo y yo admiraba tal escena, suspire y limpie mis lágrimas, coloque mi brazo herido sobre mi estómago desnudo, cerré mis ojos y me perdí en el cansancio de ser yo.

Un toquido suave sonó en mi ventana, abrí los ojos y vi a Penny asomándose con una sonrisa en su boca, me levante con un dolor en la espalda y abrí la ventana.

- Permiso, permiso voy a entrar- susurro e hice lo que dijo.- Bien ¿por qué aun no estas lista? Pregunto poniendo sus manos sobre su delgada cintura.

- Ammm no tenía pensado ir- dije desanimada 

Penny me escaneo con la mirada y se quedó mirando justo donde estaba manchada de sangre.

- ¿Te has estado cortando el estómago?- pregunto

- Eh no- le asegure- es la sangre de mis muñecas- le mostré.

- ¡Oh Kristine! no ahorita- dijo, fue hacia el baño. Regreso con algodón y alcohol, me obligo a sentarme en la cama, tomo mi muñeca y comenzó a limpiar.

-¡Auch!- chille

-¡Shhh!- dijo y se concentró en lo que hacía- no son tan profundas- continuo limpiando

- Lo sé, no quiero matarme, no aun. 

- Que bueno que hoy no quisieras hacerlo ya que tienes una fiesta a la cual ir.

-Pero no quiero ir- hice un mohin.

-No te estoy preguntado- dijo y después me dejo ahí sentada para ir a mi armario y comenzar a sacar ropa tras ropa.

Al final me puse una falda que apenas cubría mi trasero, una camisa que quedaba perfectamente con la falda obscura y entallada, un jersey y unas zapatillas, Penny comenzó a cepillar mi cabello lleno de nudos y a pintar mis pestañas y mi boca de un rojo prostituta.

Stupid BonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora