Capitulo 5

85 8 0
                                    

Lucas me miro y sonrió.

-claro que me quedo- contesto volviendo a abrazarme- pero- agrego.

-¿pero qué?- dije sabiendo que iba a retarme.

-vas a tener que responder a un par de cosas- hablo mirándome mientras sacaba el celular y mandaba un mensaje.

-está bien, pregunta- dije de mala gana. El volvió la vista a mí.

-¿Cómo mierda entró?

-hay Lucas, no es muy complicado, todo timbre-ironice.

-¿y por qué le dejaste pasar? Ya te había amenazado antes ¿no?

-sí, lo sé, pero es que al principio no lo vi, creí que eras vos…

-¿y abriste sin más, sin saber quién era?- me interrumpió.

-para, estoy tratando de explicarte pero si me interrumpís no puedo- me queje.

-entonces anda al maldito punto lu.

-yo solo abrí un poco, con la cadenita para ver quién era y no vi a nadie, entonces… saque la cadena y abrí mas la puerta- explique sabiendo que me iba a retar como nunca.

-¿vos sos tonta?- dijo un poco en burla y otro poco realmente enojado.

-hey, no me di cuenta…

-¿Cómo vas a abrir la puerta de par en par Lu?- volvió a interrumpirme. Maldita manía de Lucas, siempre lo hacía cuando se enojaba- podría haber entrado ben y muchos más, suerte que solo fue él. No tendrías que haber hecho eso.

-ya sé que no lo tendría que haber hecho, fue… un momento de estupidez- me excuse.

-vos vivís en momentos de estupidez- dijo riéndose de mí. Le pegue cariñosamente en el brazo y siguió riéndose.

Cuando pudo parar me dijo –ahora va de verdad, ¿Cuándo dejas la escuela?

-ni idea en cuanto empiece a notarse.

-¿y de cuánto estas?

-de dos meses y medio creo- Lucas giro los ojos cuando dije creo

El timbre sonó en cuanto termine, Lucas y yo nos quedamos mirando la puerta por un segundo; sonó dos veces más y Lucas fue a abrir.

-tu papa-  dijo desde la puerta.

-hacerlo pasar genio- le respondí con sarcasmo.

-ya lo sé- dijo mientras abría la puerta.

-¿Cómo es eso de que te echaron del colegio?- grito mi papa apenas la puerta se abrió, no saludo ni a Lucas ni a mí.

-¿y vos como sabes eso?

-Carolina me lo dijo- me recorrió un escalofrió cuando dijo el nombre de mama. ¿Ella lo había llamado? ¿y no se había puesto a llorar después?- ¿Qué te pasa lucia? ¿Por qué te echaron?- exigió.

-¿y eso no te lo conto?- dije más para mí misma aunque salió en voz alta. La cara de papa se transformó; desde que se había enterado que se estaba reprimiendo para no gritarle pero lo estaba desbordando.

-te corresponde a vos contármelo, tendrías que haber sido vos y no tu madre la que me llamara- Lucas se mantenía callado a un costado, era una discusión padre e hija, no tenía que meterse- ¿Por qué te echaron lucia?- volvió a decir un poco más fuerte.

-cuando pueda superarlo te lo cuento papa, si no te llame es porque todavía no estoy lista como para contarte, por favor entendeme, me da vergüenza- dije disminuyendo el volumen hacia la ultima parte.

-te da vergüenza contarle a tu padre lo que hiciste pero a que no te dio vergüenza hacerlo- se quejó.

-no quiero papa, no me obligues, me da vergüenza ahora sí, lo que hice estuvo mal pero lo hecho, hecho esta.

-¿Qué hiciste?- volvió a preguntar.

-nada papa, no importa.

-¡Lucia!- me grito. Y con solo ese grito, solo eso hizo que recuerde todas las peleas entre papa y mama, todas las noches en vela que había pasado escuchando esos gritos, todas las veces que había pasado todo el día en brazos de Lucas, todas esas noches acostada con Marina y todas las veces que dormí junto a Lucas por culpa de esas peleas.

-¿Qué querés?- respondí con lágrimas en los ojos.

-respondeme- ordeno jalándome del brazo. Me sacudió bruscamente y empecé a llorar.

-soltame, papa me lastimas- le grite para que escuchara. Pero de todas formas no lo hizo, si no que tiro más fuerte de mí.

-no te suelto nada- recordé a mama, cuantos años había aguantado eso. Nunca más iría a visitar a papa.

-mateo- se metió Lucas intentando calmar a papa.

-vos no te metas- le grito.

-solo voy a pedirte que la sueltes, te va a terminar contando de todas formas- volvió a decir pasificamente.

-¿y vos quien sos para decirme algo?

-solo intento que no lastimes a tu hija, te vas a arrepentir si le pasa algo- yo llore más fuerte cuando papa me volvió a sacudir, sabía que él no era así, que estaba consumido en su propio enojo pero no quería que me pase nada, tenía miedo- soltala- dijo Lucas mientras me escuchaba llorar, yo sabía que a él no le gustaba que yo este mal, pero no podía dejar de llorar, era incapaz de luchar contra eso.

-vos no sos quien para decirme lo que tengo y lo que no tengo que hacer con mi hija.

-y vos tampoco como para lastimarla- Lucas y papa se conocían desde hacía mucho; papa lo quería y Lucas también. Papa siempre confiaba en Lucas y si yo estaba con él, nada podía estar mal- mateo pensá bien en lo que estás haciendo.

-papa, por favor soltame- le pedí. Y entonces me soltó y miro al suelo avergonzado, él no quería hacerme daño pero no media su fuerza cuando estaba enojado.

Mi brazo estaba completamente rojo y me dolía, abrace a Lucas y el me abrazo a mí. Papa nos miraba de tanto en tanto sin decir nada.

-¿estás bien no?- pregunto Lucas a mi oído. Seco las lágrimas de nuevo, por tercera o cuarta vez en el mismo día y me miro a los ojos.

-sí, creo que si- le respondí evitando su mirada y acercándome más a él.

-lo siento- dijo papa sin mirarme ni a mí ni a Lucas.

-estoy bien no te hagas problema.

-ahora, si querés contame, soy tu papa y me gustaría saber lo que te pasa; por favor- pidió.

Debo admitir que me tomo un poco por sorpresa que lo haya pedido así, que haya dicho por favor. Parecía indefenso, inocente, tranquilo y se sentía realmente mal. Sonreí poco a poco.

-mira pa- dije mirándolo- en realidad esto no te va a gustar para nada pero…- comencé a moverme hacia él, separándome de Lucas, y un dolor agudo y fuerte me atravesó. Sentía que me clavaban una y otra vez un cuchillo en la panza. Intente llevar mis manos hacia el peor lugar pero comencé a perder el equilibrio. Un pequeño grito salió de mi garganta y sentí que me caía hacia atrás, pero no podía hacer nada, no podía moverme.

Al borde de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora