Capitulo 9

67 7 0
                                    

Y dejamos de pelearnos, como por arte de magia, sí. Y nos hicimos amigos, le confiaba todo, y él siempre me escuchó, desde que éramos chicos, me daba concejos respecto a todo, como si el supiera todo de la vida, y así lo creía yo, la mayoría de las veces el tenia las respuestas que tanto me faltaban a mí.

Mama y papa se acercaron a la escalera y nosotros dos corrimos a mi cuarto en cuclillas sin hacer ningún ruido. Desde allí, ambos nos pegamos a la puerta y escuchamos atentos a lo que pasaba del otro lado.

No entendimos mucho porque los dos se fueron a la habitación de mama y cerraron la puerta detrás de ellos. Nos sentamos en mi cama, un poco decepcionados por no saber cómo siguió; seguíamos teniendo muchas cosas de las que hablar, pero esta vez si estábamos cansados y nos dormimos más rápido de lo que hubiese querido; o al menos yo. El me abrazo, y yo estaba más que feliz de poder dormir entre sus brazos.

Desperté a la mañana siguiente; el aun dormía, se veía tan lindo así, tranquilo, como si todo estuviera bien y solo hubiese sido un extraño sueño. Intenté moverme, darme vuelta para poder verlo mejor pero sus brazos me sostenían fuertemente contra su pecho; sentía que me estaba aplastando un poco, pero no me importo, amaba sentir su peso, amaba sentirlo cerca, lo amaba y punto. 

Me moví un poco en mi lugar para acurrucarme más cerca, y el apretó sus brazos alrededor mío. No creí que pudiese estar más cerca porque sentía como que estaba fundiéndome en él y terminaríamos siendo solo una persona pero con dos cabezas.

Esa imagen llego a mi cabeza y no pude evitar reírme; eso lo despertó; nunca entendí como hacía para despertarse tan rápido; cuando yo dormía, un tren podría estar irrumpiendo en mi cuarto, pero yo seguiría felizmente dormida, y probablemente me tendrían que sacar alzándome porque no despertaría nada fácil.

Él se fue de casa luego de un rato hablando con migo; yo todavía quería hablar con mama, tenía un par de cosas para aclararme respecto a ella.

¿Cómo era eso de “la primera vez que quede embarazada”? yo era su única hija, ¿Cómo que “era chica”? ella misma me había dicho que nunca había hecho algo como yo. Algo estaba mal; una mentira había detrás de todo eso y necesitaba saberlo.

-¡MA!- grite.

-¿Qué pasa Lu?- respondió aun dormida.

-necesito hablar con vos.

-¿sobre qué?

-sobre mí, sobre vos, sobre algo que escuche y que creo no debería haber escuchado, sobre papa, sobre mi hijo, sobre mucho.

-¿y tiene que ser ahora?- dijo con la voz cansada.

-si ma, porfa- le pedí.

-ahí voy- dijo. Al llegar a mi cuarto la hice sentarse a mi lado, en la cama; y nos tape a las dos con la frazada más calentita de la historia- ¿Qué paso ahora Lu?

-mira ma, yo ayer escuche cierta parte de tu conversación con papa- dije y se tensó. Pude notarlo solamente porque estaba cerca de ella.

-¿Qué escuchaste hija?- dijo preocupada.

-¿Qué fue eso de que eras muy chica con tu primer embarazo? Hasta donde se soy hija única.

-Lu, es difícil. Cuando tu papa y yo nos conocimos teníamos entre diecisiete o dieciocho; y nos pusimos de novios el mismo año. Fuimos a una fiesta, éramos adolescentes y no pensamos en las consecuencias.

-¿y que con eso? ¿Dónde está?- pregunte pensando que tenía un hermanito mayor, por algún lugar en el mundo.

-¿sabes por qué no conoces a tus abuelos Lucia?- pregunto con la voz quebrada.

Al borde de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora