13 - Pintor del Jardín de Rosas.

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la ciudad academia era dividida por un pequeño monte, este rodeado de jardines, era un sitio ideal para fiestas en las que ambos extremos de la sociedad confluían.

como forma de vida muchos artistas emigraron a vivir cerca de los grandes jardines de este pequeño monte. poetas, músicos, pintores, cocineros, costureros y artesanos venidos de todos los rincones del reino ahora habitan en esta zona como comerciantes, dejando al arte como una moneda de cambio.

el inandante era muy común a visitar los jardines por guardar amistad con uno de los pintores que tenia su taller junto a un gran jardín de rosas, este era muy buen amigo para él, casi su confidente en algunas ocasiones.

pintor de la alta sociedad, de las pomposas fiestas de mascaras, de los retratos de las nobles familias, de las mansiones, de las grandes cocinerías, también gustaba, ir a los barrios bajos a pintar los arrabales, las fiestas de plebeyos y las artes de los magos.

su taller a los pies del jardín de rosas era famoso por esa armonía de recuerdos, por sus incontables invitaciones a eventos sociales de todas las clases sociales y por sus siempre impredecibles visitantes.

en el interior del taller había eso si algo aun más interesante, algo que muy pocos habían podido ver, algo que el pintor del jardín de rosas dijo era su obra maestra, una pintura que aún estaba inconclusa, una de una muchacha, aun carente de muchos detalles, también algo carente de color, de forma y fuerza...

amigos de largas conversaciones, dentro de eventos sociales, dentro del taller, conocedores de secretos el uno del otro, ambos cómplices a su modo.

el pintor del jardín de rosas obsesionado con su trabajo retrató a muchas personas, a muchas doncellas y a muchos señores, de feudos y campesinos, pero, un retrato dejo incompleto, el de una dama de caderas algo anchas, con una mirada color miel y una sonrisa perfecta, carente de mucho detalle, esto aludido según el pintor a lo deslumbrante de su mirada, una que te resta voluntad, enamora, que hace creer en aquellas pequeñas cosas, en esas oportunidades y posibilidades que rayan en los imposibles...

aquella mirada de la que hablaba el pintor del jardín de rosas era conocida para el inandante, era una que el veía muy seguido al ir a la mansión de las doncellas, alguien a quien él se sentía cómodo de frecuentar, alguien con quien él podía hablar con tranquilidad.

-¿qué sientes hacia la persona que te inspiro a esa imagen?- dijo en tono seco el inandante al pintor del jardín de rosas, el pintor guardo silencio y bajo la mirada, luego se dirigió hacia el ala que daba al jardín y respondió dándole la espalda al inandante, -¿qué sientes de esas flores que tienes enfrente?-, con un tono frío a su vez contesto el inandante -yo he vivido lo suficiente para ver ese campo repoblarse de flores de distintas especies, desde cardos a rosas, tu solo has vivido para ver como estas se han deshojado en flor- pausa un momento el inandante mientras el pintor del jardín de rosas se voltea con los ojos humedecidos en lágrimas, -pero, se como te sientes- concluye el inandante...

la ultima fiesta de mascaras de la temporada para el inandante esta por venir y el pintor le ha pedido un favor muy especial, para esto él ha viajado más allá de los limites del área alta, ahí el se encontró con la princesa de cabellos dorados y sonrió...

hay veces que los humanos dicen cumplir un objetivo, pero, hay veces que solo lo hacen como escusa para realizar sus propios deseos...

el retrato aún se encuentra en el taller incompleto y esperando su atención, porque el pintor del jardín de rosas aun no logra ver lo que hay más allá... eso que tal vez sea algo que el no pueda manejar o algo que le repela en vez de llamarle a amar...

InmigranteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora