18 - luciérnagas del trébol mágico

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luego de establecidos los gremios dentro del mercado de los sueños, un par de gremios decidieron agruparse para mantener el orden del mundo, así fue como los gremios herreros, los gremios artesanos, los gremios invocadores de bestias mágicas y los gremios cocineros se agruparon en un gran consejo, este dirigía los designios del mercado, esta nueva ciudad subterránea fundada dentro del reino.

dentro de los gremios cocineros había uno que muy particularmente invitaba al inandante a sus tertulias, el gremio de las luciérnagas del trébol mágico, dirigido por un inmigrante de tierras lejanas, uno que entendió el viaje del inandante, que sin saberlo comparte mucho de su dolor, de sus aventuras, de sus sueños, esos que sin quererlo les significa riesgo, les significa crear cosas nuevas.

meses desde su ultimo viaje a la mansión paso el inandante sin saber certera noticia de ese sitio, solo por mensajes de la sirvienta en jefa, quien envío mensajeros para mantenerle siempre al tanto de todo, al tanto de los abusos del noble regente, de sus malos negocios, de como preparaba todo para prostituir a sus propias compañeras. un buen día, de la nada vio bajar del sector alto a la princesa de cabellos dorados, vestida de cortesana, con una capa negra cubierta de sueños, una que trajo a él recuerdos de sus fugaces encuentros con la reina, de viajes interminables.

la princesa de cabellos dorados había decidido conocer este el mundo que estaba bajo sus limites, para esto, pacto nuevamente con el inandante, entregando a cambio de este viaje una parte de su corazón, a cambio de esto, el inandante le entrego igual parte de su alma, a cambio de este contrato, este que les permitiera recorrer juntos, como maestro y aprendiz.

el primer paso fue llevar a la doncella al gremio de las luciérnagas del trébol mágico, el inandante deposito su total confianza en ese gremio para iniciar el viaje de la doncella a través del reino mágico que estaba más allá de las puertas ocultas al humano común, donde muchas personas perdieron su camino antes que ella y donde ahora se albergan las esperanzas de muchos otros que desean vivir sin aquellos sin sabores que ofrecían las ordenes cortesanas que obedecía la mansión.

el duende, líder del gremio, maestro de ceremonias de tertulias, fiestas de mascaras y cocinero de banquetes imperiales, decidió como el inandante en un tiempo lejano dejarlo todo atrás, conocer, aprende, crecer, abrirse paso entre los hombres por sus propios actos, no por lo que le entregara su nombre, su familia, abandono su noble posición en tierras lejanas para tal cometido, aprendiendo de los maestros y viviendo como los abandonados por la corte, ganando conocimientos secretos y místicos de los reinos perdidos, únicos e inimaginables para los humanos comunes.

el inandante encontró en el duende alguien a quien entregar su confianza, alguien que podría ayudar a su nueva aprendiz en este su gran camino, alguien que podría ayudar a mostrarle a la doncella de cabellos dorados este mundo tras el mundo oficial, este que solo pocos conocen, este que el decidió heredarle aun antes de nacer, en memoria de un hada a la que entrego su humanidad para permitirle vivir...

¿que traería la felicidad a las personas?, pregunta complicada, pregunta que el inandante se hacia a diario durante su camino, durante ese viaje diario entre el reino subterráneo y el reino superficial, esos viajes que le enfrentaban a los dilemas políticos de ambos mundos, los ires y venires de las ideas de los nobles, de los trabajadores de las fabricas, de los artistas callejeros, de aquellos que nada tenían y nada podían decir...

eh ahí que el inandante encontraba cada semana a la doncella de cabellos dorados, cada semana con una misión diferente, cada semana con un capricho más complicado que el anterior, de esos caprichos que podrían destruir el mundo sin perder pasos, esos caprichos que le costarían la vida a un simple mortal, esos que poco a poco comenzó a ayudar a cumplir el duende de las luciérnagas del trébol mágico, ellos crearon una hermandad, una con una misión, la de contestar esa pregunta que aqueja al inandante cada mañana al salir del castillo de las artes hacia alguno de los reinos, esa que la reina le pregunta cuando visita su lecho, esa que le aqueja cuando el mundo parece no tener fin...

la hermandad del las luciérnagas del trébol mágico se conforma por varios inmigrantes de tierras lejanas, artistas del mundo perseguido, de las tierras perdidas en los campos que se alejaron del edén, con su propio pintor entre ellos, pintor rezagado de la corte más noble, que como su líder el duende, decidió viajar más allá del arco iris para poder aprender y enseñarle a otros aquel conocimiento adquirido, con bailarinas y actrices, con cocineros de alto nivel, de esos que en algún momento tuvieron el placer de servir la mesa de los más poderosos emperadores y que en el hoy solo se dedican al gremio, a entregar esa magia a los simples mortales que visitan su sitial.

erase que el duende, de gran corazón y cálido ser se enamoro de una plebeya, una simple y bella chica, por un momento la felicidad le lleno, pero, en un parpadeo, esa felicidad se volvió tristeza. esa mujer, receptora del amor del duende, un amor sin un limite, jugo con el sin piedad, rompiendo su corazón, usándolo para su beneficio, para cubrir su codicia, para cubrir su ego, para cubrir su lujuria.

el inandante conoció al duende en esa situación, esa tristeza que le embargaba su alma lo hacia incapaz de levantarse, esa que había hecho marchitarse los tréboles mágicos que hacían tan feliz su vida, esa que le estaba llevando al fondo del abismo...

entonces el inandante, llevo ante el a su aprendiz, a la princesa de cabellos dorados, a la sirvienta de orejas de conejo, a esa hija de nobles que gustaba huir a los arrabales, a ver como vivían aquellos que desde pequeña sus padres le habían enseñado serian sus sirvientes, ahora eran ellos quienes le enseñaban una nueva cara de la vida, esa que el inandante quiso mostrarle, esa que el duende tuvo la misión de hacer evidente a sus ojos, esa que tal vez algún día el inandante le muestre a la reina, esa que todos deberían de conocer...

¿será esto lo que nos enseñará a ser felices de verdad?

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