Capítulo 5

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“No puedes esconder tu pasado, porque siempre hay algo o alguien que forma parte de él

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“No puedes esconder tu pasado, porque siempre hay algo o alguien que forma parte de él. Y Jamás estarás seguro(a)."
                        -Anónimo

Subí la capucha de mi chaqueta cubriendo mi rostro por completo, la mirada acusadora de Taylor me ponía nerviosa y corría mi mirada por todo el autobús para no cruzar miradas. Por primera vez me sentía bajo peligro desde lo de Halloween, ¿Tenía miedo a que lo descubrieran? ¿Estaba segura de no necesitar ayuda? ¿Por qué sigo  creyendome fuerte?, Centré mi atención en la ventana donde podía admirar los árboles y sus hojas naranjas y otras cafés, estábamos a mediados de otoño, pegué mi cabeza a la ventanilla y suspiré. Me dolía todo cuerpo y no había dormido en 2 días, me sentía un poco enferme y aún seguía sin probar bocado. Movía mi pierna  de arriba abajo, estaba un poco paranoica y no lo decía a broma o por querer llamar la atención, estaba siendo manipulado por alguien el cual jamás le ví el rostro.

Bajé la vista a mis brazos que estaban un poco lastimados, mis cicatrices querían esconderse con el maquillaje pero los rastros de sangre trataban de salir y el maquillaje se corría. Sentí la mirada de alguien y de forma brusca ladeé mi cabeza para ver a Taylor, levantó las cejas y negó. Entrecerró los ojos buscando algo en mi mirada que le hiciera descifrar lo que estaba sucediendo en mi vida, le dí una mirada fastidiada y bajé la vista con los cachetes inflados. Layra estaba durmiendo en una de las camas del fondo, yo no había pegado ojo en toda la noche y me reñirían si alguien se enteraba; no estaba descansada para el concierto de esta noche, no estaba en óptimas condiciones.

Le hice una señal a Taylor para que se acercara y cuando llegó a mi. Se sentó me miró pero en seguida oculté mi rostro tras la capucha de la chaqueta, extendí una mano en la mesa y una lágrima cayó manchando mi pelo, hice mi rostro al lado contrario de la mirada de Taylor, y me enderecé; para que no notara mi incomodidad, ví mis manos donde mis dedos ya no tenían las uñas postizas, las misma con las que abrí las heridas de mi brazo; al amanecer me las arranqué con la boca y las boté antes de que Layra se diera cuenta. ¿Me sigo perdiendo en el abismo?

—Necesito que investigues quien es la persona que envió las flores—las palabras fueron dejando un vacío.

—¿Para qué lo necesitas saber?—Su pregunta hizo que mordiera mi lengua en un instinto de no explotar.

—No tienes porqué saber, no debes meterte en esto, Taylor. No sabes lo que mi mente puede planear después que obtenga esa información—entre dientes dije lo último, dejando a Taylor algo confundido.

—¿Es algo que te pueda llevar a la cárcel? Soy responsable de los delitos que cometas en esta gira—Me giré y lo enfrenté.

—Descuida, sólo quiero saber quien es mi admirador secreto—Mentí y sonreí para tranquilizarlo.

—¿Quieres que llame a la floristería? —Asentí.

Al parecer había logrado mi cometido, obtendría lo que había anhelado por años, dirán que lo podría haber conseguido hace mucho pero era imposible sin una prueba de que ellos me hicieron mierda mi vida. Al día siguiente de mi fiesta de cumpleaños desperté ensangrentada, mareada y atada a una cama. Sola sin que nadie decidiera venir a buscarme, Layra estaba en Suiza arreglando mis papeles para el comienzo de la gira de ese año. Si ella hubiese estado jamás me habría pasado algo, hubiera dormido mientras ella me cuidaba. Taylor tampoco estaba, mi madre le había dado el día libre y los otros guardaespaldas fueron despedidos por mi cuando no me cuidaron.

Ellos te juzgarán de cualquier ManeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora