《Something Different》C.G

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-¿Vas a decirme qué demonios le pasa a mí hijo o tendré que seguir mirandolo mientras está inconsciente?- pregunto Rick casi gruñendo, con unas oscuras sombras bajos sus ojos.

Michonne le dedicó una mirada significadora desde su lugar a un lado de Carl, cruzada de brazos.

-Al principio...al principio había llegado a la conclusión de que tenía problemas para controlar su propia irá, pero ante lo que pasó anoche, ya no estoy tan segura.

-Al punto, Denise. Al punto.- dijo exasperado.

-Carl está sufriendo un tipo de estres post-traumatico. Toda esa ansiedad contenida se convierte en furia, y de alguna manera debe sacársela de encima. Shane, el nombre que gritaba anoche...debió haberle hecho daño de alguna manera que lo dejo marcado. Y todos esos recuerdos están atormentandolo.

-Pero...al principio el parecía estar bien.- murmuró el hombre, sin entender la situación.

-Hay una probabilidad de que todos estos años el haya estado solo con Shane. Ahora al estar rodeado de gente, su cabeza está confundiendo los recuerdos de Shane con los de ahora. Sus recuerdos están jugando con el, lo confunden y no le permiten diferenciar a las personas cuando su ansiedad está muy alta.

-Oh dios mío...- suspiro Rick llevándose las manos al cabello, tironeandolo un poco.

-Rick...yo-yo creo que deberías hablar con el. Talvez le haga bien sentir que alguien le escucha, debes hacerle entender que ahora tú estás con el, no Shane. Que está rodeado de gente que lo ama y que lo cuidan. El es un niño, y tienes tiempo para reparar el daño.

Denise le dedicó una triste sonrisa y salió de la habitación, dejando un silencio que era opacado por los balbuceos de Judith.

La mano de Michonne le acarició la mejilla dulcemente, delineando con su pulgar debajo de su ojo, tranquilizandole y con una sonrisa dulce. Esa hermosa mirada que sin decir nada le hacía sentir que todo iba a estar bien.

-Nose que hacer, Michonne.- admitió, pasándole una mano por la cintura.- tengo la cabeza hecha un lío.

-El está en casa, Rick. Y no está solo, ya no más.- le sonrió, juntando sus frentes.- sabes lo que tienes que hacer, ahora solo debes hacerlo.

-Es más fácil decirlo que hacerlo.

-Es por eso que estoy contigo. Siempre voy a estarlo.

Rick sonrió ante sus palabras, besándola.

(...) Richonne es mí vicio.

-Papa.- murmuró una voz somnolienta, un poco pastosa.

Todos los presentes en la habitación se pararon de golpe, siendo mal vistos por Michonne quien con la mirada les decia que no hablen.

-Hola campeón.- saludo sonriendo levemente, acariciándole el cabello y sacándoselo de la frente suavemente.-¿Cómo te sientes?

-Mmm, como si estuviese muy drogado.- admitió, tragando saliva con la boca seca.- ¿Tu también ves un árbol de navidad en el techo?

Glenn miro hacia arriba, y luego volvió a verlo a el confundido. Maggie solo rodó los ojos.

Rick río bajo, tapándole un poco más.

-Pronto se ira, hijo.- dijo tratando de no reír.

Glenn solo frunció más el seño. El no veía ningún árbol de navidad.

-¿Que es lo último que recuerdas?- le pregunto Denise acomodandolo en la cama, para que sea mas cómodo. Le tomo el pulso y luego la temperatura para estar segura de que no se habia excedido con la anestesia, ya que ante rapidez y violencia del asunto, no había podido calcular la dosis y no sabía si el cuerpo del adolescente lo tomaría mal.

-A Gala. Ella estaba conmigo y luego-luego apareció...- su voz se cortó de golpe, y el miro directo a las sábanas, sin decir absolutamente nada.

Rick les dedico a todos una sola mirada y todos salieron de la habitación.

-¿Quién apareció, Carl?- pregunto poniendo su mano sobre la de el, demostrándole apoyo.

-Nadie.- dijo rápidamente, negando con la cabeza.

-Carl.- le llamó la atención, mirándolo.- estoy contigo, ¿de acuerdo? Puedes decirme todo, no voy a juzgarte. Estoy aquí contigo y no pienso irme a ningún lado.

Carl asintió suavemente, y suspiro.

-Shane.- pronunció lentamente mente.- Quién apareció fue Shane.

-¿Que fue lo que te hizo, Carl? ¿Te hizo daño?- pregunto preocupado, pero el adolecente no podía mirarlo a los ojos.

-Si.- fue lo único que respondió.

-Carl, si no me lo cuentas todo, no sé si podré ayudarte.

-Talvez no necesite tu ayuda.

-Pero eso no significa que yo no quiera dartela.

Volvió a mirar a las sábanas, no queriendo afrontar la mirada de su padre ante las lágrimas que sentía en sus ojos.

-El era muy agresivo, y...me golpeaba.