《Something Different》C.G

35

-Puta mierda.- maldijo Glenn con los ojos abiertos de par en par. Tomó el cuchillo de cocina más grande que encontró y cuando estaba por buscar su arma escuchó un ruido en el pasillo.

Gruñó viendo a uno de esos hombres parado justo en frente de la escalera. La tos de Carl rompió el silencio y abrió los ojos con rabia al ver una sonrisa perturbada antes de que salga corriendo en su dirección.

-¡CIERRA LA PUERTA CARL! ¡NO SALGAS!- gritó corriendo detrás de él.

Le tomó de la camisa y tiró de el, tratando de evitar que fuese hacia la habitación del castaño.
Apenas tocaron el segundo piso todo se transformó en una pelea de puños y patadas. Logró clavarle el cuchillo en el estómago y escucho su cuello crujir cuando se estrelló en el primer piso.

Carl le miró con los ojos abiertos de par en par y cuando intento dar un paso en su dirección, retrocedió con una chispa de terror en sus ojos.

-Shane.- murmuró en un pequeño hilo de voz.

-¿Carl?- preguntó jadeando.

Dejó caer el cuchillo llenó de sangre y caminó en su dirección, pero Carl retrocedió tropezando con sus pies y cayendo sobre su espalda.

-No no no no.- susurró comenzando a respirar con dificultad. Glenn de quedó inmóvil viendo como tapaba su propias orejas con sus manos comenzando a temblar.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

Oh joder. Joder joder joder.

Vamos, Maggie te ha explicado que hacer.

No lo toques si no te autoriza, habla en voz baja, no te acerques tanto, dile que respire.

-Carl, Carl vamos, escúchame. Soy Glenn, Glenchu. No soy Shane, vamos.- tuvo que romper la primera regla tomándole muy suave de las muñecas y jalandolas hacia a bajo para que pueda escucharle.- estás a salvo, estoy aquí contigo y no voy a irme a ningún lado, ¿de acuerdo?

Carl le miró sosteniéndose el pecho, en la zona de su corazón. Estaba comenzando a ponerse colorado y los ojos se le llenaron de lágrimas.

-No voy a volver a dejarte nunca más, nunca. Y Shane jamás te tocará un solo pelo, no voy a permitirselo.- comenzó a jadear con más fuerza y con su mano libre tomó la suya.- piensa en tu papá, que en un rato llegará y podremos conectar el DVD para ver Mulán con Judith. Alanna va a hacer palomitas de maíz con chocolate encima, justo como a ti y a tú mamá le gustaban, ¿recuerdas?

Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras su respiración se tranquilizaba. Carl se tiró a sus brazos abrazándole con fuerza mientras lloraba en su cuello.

-Ya está, peque. No pasa nada, no pasa nada.- murmuró acariciándole el cabello.

(...)

-¡RICK! ¡CUIDADO!- le gritó Michonne.

A su espalda venía un caminante preparado para morderlo y le clavó el machete justo en medio de la frente.

-¡Tenemos que irnos! ¡Hay demasiados y están dirigiéndose a Alexandria!

-¡Tenemos que desviarlos!

-¡¿CÓMO?! ¡No tenemos tiempo, Rick!

-¡No podemos dejar que vayan hacia casa! ¡Derribarán el muro, son miles!

Michonne se le acercó con las manos ensangrentadas y le tomo de las mejillas con la punta de los dedos.

-Encontraremos la solución, pero si no nos vamos ahora, moriremos aquí.

Rick le miró unos segundos y asintió.

-Tienes razón.- le dijo apretando su mano antes de que ambos subieran al coche.

Miró la gran ola de caminantes mientras Michonne encendia el auto.

-¡Rick! Tengo una forma de cambiarles la ruta. Aaron se ha encontrado con una base militar.

-¿Base militar?- le preguntó mirándo a Michonne con esperanza mientras apretaba el wookie tokie en su mano.

-Si, ha encontrado bombas y granadas. Estamos distrayendolos a la dirección contraria lo más lejos de Alexandria que podamos y comenzaremos a tirarles. Las bombas tienen temporizador así que no corremos peligro, pero debemos tirarlas cuando encontremos un camino que tenga dos rutas, sino no podremos salir. Les hemos dado la mitad de granadas a Eric y Florie, ellos se las están lanzando a los caminantes que están todavía en el cerro.

Rick le sonrió a Michonne aliviado pero una voz femenina y aterrorizada interrumpió la conversación de ambos hombres.

-¡Están atacando Alexandria! ¡Los están matando a todos!- sollozó antes de que se escuche un grito y la línea se cortara.