No muy lejos del callejón, Aioria corría tanto como podía para llegar a la cafetería a tiempo, aunque no sabía si encontraría ya a Camus dado que su reloj le marcaba las nueve y media de la noche. Se lamentaba por no haber podido salir antes del gimnasio, pero tenía que hacer su rutina de entrenamiento de siempre y después pasar por la ducha así que no había podido ir más rápido.
Cuando llegó a la cafetería, miró hacia dentro pero solo vio a Shaka atendiendo, Camus ya no estaba.
- Mierda... Bueno, supongo que ya estará en casa y no le habrá pasado nada.
Pero en ese momento escuchó una música cerca suyo y vio un móvil tirado en el suelo. Era el móvil de Camus. Lo recogió y vio en la pantalla el nombre de Saga, estaba llamando. Pero la llamada terminó y se quitó esa pantalla. Entonces salió el mensaje que Camus había escrito pero que no pudo enviar.
- Ostras...
Abrió la bandeja de mensajes, ya que le advertían de que tenía tres mensajes en el buzón de voz. Llamó a éste y los escuchó uno a uno.
- Tiene tres mensajes nuevos – escuchó en el buzón y a continuación un pitido – Hola cariño, soy yo, ¿cómo es que no me coges el móvil? Antes me habías dicho que te llamara y ahora no me lo coges, ¿eh? Bueno, cuando puedas llámame, te quiero. Recibido a las nueve y cinco.
Escuchó un nuevo pitido y el siguiente mensaje le siguió.
- Cariño... Vamos no te hagas de rogar y cógemelo – se escuchó decir a Saga entre risas – Tengo ganas de escuchar tu voz, te echo de menos... Esto del estudio me está matando. Llámame pronto por favor, te quiero. Recibido a las nueve y veinte.
Repetidamente un pitido y después el último mensaje.
- Amor, me estás comenzando a preocupar. ¿Por qué no coges el teléfono? Llámame pronto por favor, me tienes preocupado, te amo. Recibido a las nueve y media.
Es decir, que ese mensaje lo acababa de mandar en ese preciso momento Saga. Aioria comenzó a asustarse. ¿Qué había pasado? Había encontrado el móvil de Camus tirado en el suelo, no había cogido las llamadas de Saga. ¿Dónde estaba Camus? No podía estar en casa teniendo su móvil ahí tirado. Y ahí es cuando se temió lo peor, definitivamente algo le había ocurrido a Camus.
Comenzó a dar vueltas alrededor de la cafetería reflexionando. ¿Dónde podía estar? Había encontrado su móvil en la entrada del callejón.
- Ahora que lo pienso bien, si el móvil de Camus estaba en la entrada del callejón...
Se dirigió hacia él. Estaba algo oscuro y no se veía con claridad pero avanzó por él y fue entonces cuando reconoció algo tirado en el suelo.
- ¡Dios mío, Camus!
Se agachó corriendo y lo cogió entre sus brazos, zarandeándole.
- ¡Camus reacciona! ¡Por favor, despierta! Oh dios...
En ese momento, cerca de la cafetería, Milo corría para llegar a ésta.
- Mierda... Maldito Shura y maldito Angelo... Como le haya ocurrido algo a Camus... Seguro que todo era una trampa.
Cuando llegó al Starbucks, escuchó los lamentos desesperados de Aioria y se le aceleró el corazón. Entró en el callejón, y lo vio con Camus entre sus brazos.
- ¡Camus! - gritó desesperado - ¿Qué le ha pasado?
- No lo sé... Cariño... Está muy herido...
Milo sacó rápidamente su móvil para llamar a una ambulancia, y cuando colgó, el móvil de Camus volvió a sonar con una llamada de Saga.
- Ya es la cuarta vez que llama. Estará preocupado porque Camus no le responde – dijo Aioria - ¿Lo cogemos?
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Esta es la historia sobre cómo conocí a un francés.
FanfictionSaga, un chico apuesto, bueno en los estudios, amable, educado... Prácticamente con una vida perfecta, se ve de repente agobiado por todo lo que le rodea. Pero inesperadamente conocerá a un chico que le ayudará y apoyará, y del que es muy probable q...