A la mañana siguiente, Saga fue el primero en despertar. Sentía una sensación muy agradable, y se preguntaba porque sería. Abrió sus ojos y se encontró medio cuerpo de Camus encima de su pecho. El francés dormía plácidamente con su cabeza y sus manos en él.
Era el momento más feliz de su vida y deseaba que no acabara nunca. Al estar Camus dormido, se tomó la libertad de acariciar su cabello delicadamente para no despertarle. Era increíblemente suave y liso, le gustaba su tacto. En ese momento, sitió como Camus se movía un poquito y suspiraba de placer inconscientemente, seguramente por sus caricias.
Saga quiso saber más del tacto de Camus y acarició de manera muy suave sus mejillas y sus labios. La tentanción de probarlos era irresistible, pero ésa vez si que Camus se movió más y finalmente despertó.
Se restregó un poco los ojos, ya que acababa de despertarse y su vista todavía no era muy nítida y entonces se dio cuenta de donde estaba.
- Yo... Lo s-siento, no sé cómo he llegado hasta aquí – dijo con la cara roja y apartándose.
- No pasa nada, supongo que eso significaba que estabas cómodo.
- Sí, supongo es que... suelo moverme mucho mientras duermo.
- Bueno tranquilo, no pasa nada, son cosas que pasan.
Los dos se levantaron de la cama y fueron a desayunar.
- Café, ¿no? - le preguntó Saga mientras ponía en marcha la cafetera.
- Por supuesto, paso la mayor parte de mi día rodeado de café – comentó Camus riendo.
- Ya, aunque seguro que este no está tan bueno como el de la cafetería.
- ¿Por qué no? Un amante del café tiene que preparar un buen café.
- Bueno, entonces comprueba tú mismo como está – dijo Saga, que cogió el café recién hecho, llenó una taza, le añadió leche, azúcar, un poco de nata por encima, chocolate espolvoreado encima de la nata y como toque final, una pizca de canela, y se lo entregó a Camus.
- Vaya, un café completito – dijo Camus realmente impresionado, y probó un sorbo para después poner plena cara de satisfacción – Está más bueno que el del Starbucks.
- Vamos, es un halago pero no seas tan modesto conmigo.
- Que no, va en serio, pruébalo.
Camus se dirigió a Saga y le dio a probar el café.
- Bueno, quizá sea verdad que está muy bueno.
Camus en ese momento no pudo evitar soltar una risita.
- ¿Por qué ries? - preguntó Saga curioso.
- Es que... se te ha formado un bigote con la espuma del café.
- ¿Qué? ¡No, qué vergüenza!
- No pasa nada, espera – dijo Camus riéndose, mientras pasó un dedo por la zona del bigote para quitarle la espuma, aunque sin querer rozó un poco los labios de Saga y eso le produjo escalofríos - Ya está.
- Gracias - respondió Saga algo sonrojado, se había dado cuenta.
Los dos tuvieron un desayuno muy agradable después de eso. Sentían que poco a poco iban cogiendo confianza.
Poco después, Camus se marchó a su casa ya que allí tenía las cosas de la universidad y mientras, Saga se dirigía a la suya. Ese día, no se encontró con sus amigos por el camino, pero sí a Kanon.
- ¡Saga! - exclamó su hermano abrazándole - Por fin te has decidido a volver. ¿Tu enamorado Camus ha tenido algo que ver? Anda que me lo cuentas, me tuve que enterar por Milo.
ESTÁS LEYENDO
Esta es la historia sobre cómo conocí a un francés.
FanficSaga, un chico apuesto, bueno en los estudios, amable, educado... Prácticamente con una vida perfecta, se ve de repente agobiado por todo lo que le rodea. Pero inesperadamente conocerá a un chico que le ayudará y apoyará, y del que es muy probable q...