Al día siguiente, Milo despertó tirado en la calle. Le costó recordar que hacía allí tirado a causa de la paliza que había recibido pero lo recordó todo cuando le vino a la mente la imagen del español.
- Cerdo, cobarde, desgraciado... - masculló entre dientes.
Se sentó en el suelo y escuchó cerca la vibración de un móvil. Era el suyo, se le debió de caer la noche anterior cuando Shura le pegaba. En la pantalla aparecía el nombre de Aioria, y lo cogió.
Milo: Hola cariño.
Aioria: ¿Dónde estás? Llevo llamándote toda la mañana, ya creía que te habría ocurrido algo como a Camus, me tenías muy preocupado.
Milo rió al escuchar aquello, ya que era mejor reír que llorar ante una situación como esa.
Aioria: ¿De qué te ríes? No es para tomárselo a broma cariño.
Milo: Creo que eres adivino gatito, estoy debajo de tu casa.
Aioria: ¿Cómo?
Escuchó como Aioria corría y entonces le vio asomarse a la ventana de su piso y asombrarse.
Aioria: Oh por dios... Bajo enseguida.
La llamada se cortó y esperó un poco hasta que Aioria bajó y corrió hacia él.
- ¡¿Qué te ha hecho el desgraciado ese?! No me dirás que...
- No, no me ha violado, tan solo me pegó. Aunque si lo hizo fue porque me pilló desprevenido, que sino... - dijo algo cabreado.
- ¡Le voy a matar! - gritó Aioria dispuesto a irse corriendo, pero Milo le detuvo cogiéndole de la camiseta.
- Eh gatito, ¿a dónde vas? - preguntó con una sonrisa – No puedes irte así como así a pegarle, ni siquiera sabes dónde está.
- Me da igual, en alguna parte tendrá que estar ese cabrón.
- Cálmate, todo a su tiempo, créeme que ya no se saldrá más con la suya. Camus va a denunciarle.
- Me da igual, no quiero que se libre de una buena paliza.
- No vas a pegar a nadie, porque entonces podrías salir mal parado tú también. Déjalo como está. Ahora lo importante es ir a ver a Saga y a Camus. Por cierto, voy a llamar a Saga.
El peliazul cogió su móvil de nuevo y marcó el número del griego.
En otra parte de la ciudad, en su apartamento, Saga estaba extendido sobre la cama. Entre un mar de lágrimas había conseguido dormirse pero aun así, en sueños todavía habían resbalado algunas por sus mejillas.
Cuando escuchó sonar su móvil se despertó de golpe. Observó todo a su alrededor, confundido. Pero cuando comenzó a recordarlo todo entonces se vio obligado a volver a su realidad, esa tan desoladora, horrible, cruel, odiaba todo eso, ¿qué sentido tenía seguir con su vida si Camus ya no estaba en ella? Cogió el móvil, sin ganas, pero no quería ser maleducado.
Saga: ¿Diga?
Milo: ¿Saga? Soy Milo. Te llamaba para saber cómo está Camus. ¿Estás con él en el hospital?
Saga no pudo evitar comenzar a reírse, pero todo a causa del congojo, la desesperación, el no saber si reír o llorar, pero después de esas risas terminó por llorar desoladamente.
Milo: Saga, ¿qué te pasa?
Saga: Camus me ha dejado...
Milo: ¡¿Qué?!
Saga: Sí... Ayer me dijo que no quería seguir con lo nuestro, que no era tan importante como para seguir luchando. Ya todo se ha acabado para mí...
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Esta es la historia sobre cómo conocí a un francés.
FanfictionSaga, un chico apuesto, bueno en los estudios, amable, educado... Prácticamente con una vida perfecta, se ve de repente agobiado por todo lo que le rodea. Pero inesperadamente conocerá a un chico que le ayudará y apoyará, y del que es muy probable q...