Prólogo

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Ciento cincuenta años antes de que esta historia diera comienzo, el reino Hunim constituido por seres con forma humana que poseen poderes, tuvo su mayor auge en riqueza, armamento y tecnología, por lo que decidió expandir su territorio. El reino Hunim comenzó una guerra contra el reino Monstruo debido a que era su principal competidor y aquel que poseía más territorio de los tres reinos. Dicha guerra culminó cuando los hunim y los humanos se aliaron para eliminar y desacreditar a la especie gobernante de los monstruos, creando caos y conflictos entre los propios monstruos de distintas especies. Finalmente, el reino Monstruo dividió en tres partes: la primera se conoce ahora como el país de Aru, en este habitan mayormente humanos y monstruos escondidos de ellos. Fue la recompensa de los hunim para los humanos; la segunda fracción se convirtió en parte del reino Hunim, en ella habitan humanos, hunim, bestias y monstruos; La última parte aún es conocida como el reino Monstruo, pero esta vive en anarquía debido a que cuando la especie gobernante al perder credibilidad durante la guerra todos desearon obtener el poder, pero ninguno quería la responsabilidad.

Muchos años después aún se seguía respirando odio entre los monstruos y los hunim. Pero un joven hunim del tipo Haramu, caracterizados por erudición y sus grandes habilidades de control mental propio y ajeno, decidió ir al reino Monstruo para estudiarlo y buscar una solución al conflicto que llevaba perjudicando a ambos casi un siglo. Luego de meses de estudio pacífico y mantener un perfil bajo fingiendo ser un humano su suerte se terminó. Fue descubierto por un grupo de monstruos extremistas y violentos que no dudaron en intentar matarlo. Gracias a sus poderes e inteligencia logró escapar de perder la cabeza. Para evitar más problemas decidió alejarse de los caminos, pueblos o cualquier señal de civilización. El joven vago varios días entre montañas y llanuras, sufrió frío y hambre, pero su necesidad de reconocimiento le daba fuerzas para seguir avanzado, creía fielmente que recibiría un premio de la academia hunim por su investigación.

Luego de tres semanas el joven finalmente llegó a la frontera con el reino Hunim, para su mala suerte, la frontera se encontraba cerrada y custodiada por una especie temible de monstruos. Ese día le perdonaron la vida aquellos temibles guardias y lo enviaron en un pequeño camión qué se dirigía a Aru, le dijeron que se quedara allí hasta que las cosas se calmaran en el Reino Hunim. El joven, siendo tan prudente como siempre, decidió escuchar el consejo de aquellos monstruos y dirigirse a Aru.

Luego de dos días de viaje el joven llegó a Aru, sabiendo que el conflicto en el reino Hunim había empeorado, decidió que se asentaría en el país un tiempo. Consiguió un trabajo en la biblioteca y un pequeño departamento en una pequeña ciudad. Quien diría que esta sería la mejor y la peor decisión de la vida de este joven, pues gracias a ello pudo encontrarse con Ana, quien sería el gran amor de su vida. Para el joven fue amor a primera vista, los ojos grises, la piel morena y el cabello largo de Ana, habían provocado que la lógica en su cuerpo se apagará por primera vez en la vida. Por su parte Ana no sintió el flechazo en ese momento, pero cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando ya era demasiado tarde, ahora la chica sonreía tímidamente cada vez que pensaba en él.

Un año después de su primer encuentro el joven Hunim y Ana decidieron comprometerse, para seis meses más tarde contraer matrimonio. Y un año después nacería Hitsu, el fruto de ese dulce romance. Sus padres estaban encantados, el pequeño Hitsu era una copia de su padre excepto por sus bellos ojos grises idénticos a los de su madre. La vida transcurrió tranquila los primeros años de vida de Hitsu. Su padre trabajaba tranquilo ocho horas en la biblioteca y siempre llegaba con alguna historia nueva y fantástica de su libro diario para contar a Hitsu. Por lo que Hitsu creció creyendo en magia, aventura y tesoros, algo que no era muy común en los humanos de Aru y mucho menos en aquella pequeña y tranquila ciudad que nunca ha visto un monstruo, un hunim o una bestia. Por su parte su madre cuidaba amorosamente a Hitsu durante el día y trabajaba unas pocas horas en la noche en una pequeña tienda de conveniencia mientras Hitsu dormía protegido por su padre. Por lo que para Hitsu él era el centro del universo de su madre. Pero la felicidad no dura para siempre y mucho menos para alguien que tenía como padre a un presunto fugitivo del reino Hunim.

Cuando Hitsu tenía cinco años llegó la primera advertencia de la tormenta que se avecinaba. Un grupo de monstruos enviados por el nuevo rey de Hunim, rastreó al padre de Hitsu para llevarlo de vuelta a su lugar de origen. Ese día hubo un gran desastre en la pequeña ciudad, no había existido un revuelo así en cien años y no habría uno igual en los siguientes cien. Para buena suerte de Ana y Hitsu los monstruos fueron repelidos y fallaron su misión. Sin embargo, la mente del padre de Hitsu se perdió ese día. El hombre no dormía y apenas comía, abandonó su trabajo y dejó de contarle historias a Hitsu. Una noche sin previo aviso el hombre se acercó a Hitsu y le contó una última historia.

Cuando los tres reinos se formaron, los erabretas principales de cada reino dieron sus cristales de vida para crear mapas que guiarán a sus pueblos. A estos los llamaron hitsuyos. Los hitsuyos guiaban a los gobernantes de cada reino a lo que más deseaban. Al enterarse, muchos de sus súbditos decidieron que querían dicho poder. Así que algunos de los hitsuyos fueron robados, y los gobernantes en venganza comenzaron a cazar los Hitsuyos hasta que solo quedaron tres de ellos. El primero se quedó con los Pinukusai, el segundo con una erebreta del reino Bestia y el último en las catacumbas del castillo de la familia real Hunim.

Aprendí está historia cuando aún era un aprendiz y te la cuento, Hitsu, porque tu nombre viene de esa historia. Desde que supe que ibas a nacer te convertiste en aquello que yo más deseé y pude obtener. Así que no importa lo que pase ahora o en el futuro, tú siempre serás lo que esté al otro lado del hitsuyo.

Quizá el cerebro de cinco años de Hitsu y el hecho de que estaba medio dormido provocó que este mal interpretara el último mensaje de cariño de su padre. O quizá fue el hecho de que su padre ese día se fue y jamás volvió. Pero desde ese momento el chico se obsesionó con buscar aventuras, encontrar todo tipo de tesoros, pero especialmente el Hitsuyo. Esa obsesión secretamente no era más que un deseo de reencontrarse con su mayor compañero de aventuras.

Cuando Hitsu tenía diez años su madre tenía que trabajar dobles turnos y apenas lo veía. Su obsesión cada día era más grande, a tal punto de intentar huir, buscar pistas donde no las había y destrucción de propiedad pública. Ana estaba a punto de estallar a cada minuto y Hitsu a cada minuto sentía más repulsión por su madre que lo frenaba y sus ojos lo había abandonado hace ya un largo tiempo. Fue en ese punto de quiebre cuando Ana decidió presentar a Nee y a su hijo. De inmediato congeniaron y a partir de ese momento pasaron la mayor parte del tiempo juntos, convirtiéndose en mejores amigos. Nee fue un freno y un cinturón de seguridad para Hitsu. Si Hitsu quería lanzarse del techo, Nee decía que mejor fueran por un helado. Si Hitsu se atoraba en un agujero cuando perseguía un conejo, Nee estaba ahí para rescatarlo. Si Hitsu no hubiera hecho la tarea de matemáticas, Nee llevaría dos tareas hechas.

Un año después del inicio de la extraña amistad de Nee y Hitsu. En el pueblo apareció una niña de su edad, su nombre era Izu y había sido enviada allí para ocultarse y al Hitsuyo qué debía custodiar. La niña era extraña, todo en la ciudad le parecía nuevo e interesante, algo que a Hitsu le pareció bastante tonto. La niña comenzó a vivir sola luego que el monje que la trajo se fuera después de comprar el pequeño departamento. algo que para todos era extraño y preocupante al principio. Pero luego de un tiempo y al ver que la niña no moría o enfermaba, la gente dejó de darle importancia. Cuando Izu entró a la escuela inició la competición con Hitsu, algo de lo que ella no estaba consciente, pero Hitsu se lo tomaba muy en serio. Y es que los maestros y los vecinos empezaron a compararlos, pues en teoría ambos vivían solos y debían hacerse cargo de una casa por su cuenta, iban a la misma escuela y tenían la misma edad. Pero eran muy distintos, mientras Izu era alguien centrado y amaba el orden, Hitsu adoraba divagar y no podía ni lavar un plato. Así que para todos Izu era mejor, lo que provocó que Hitsu la odiará, la molestará e intentará evitarla a toda costa. Si en ese entonces Hitsu se hubiera enterado que la chica que tanto odiaba poseía el objeto que tanto deseaba, las cosas hubieran sido mucho peores.

La competición, su deseo de aventura y la pubertad sacaron a relucir las peores cualidades heredadas de Hitsu. Ahora Hitsu al pensar en el futuro era ambicioso como su padre y soñador como su madre. Ese deseo de aventura, se transformó en deseo de poder y riqueza, todo fuera por ser respetado, por no volver a ser inferior, porque madre lo viera con orgullo y le prestará toda la atención, y muy en el fondo por traer de vuelta a su padre. Hitsu haría todo, sin duda alguna, por satisfacer ese deseo que en el fondo lo estaba enfermando.

Hitsuyo [Se Va A Reescribir Por Completo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora