Capítulo 17: Eres un tonto! Pero a partir de ahora serás mi tonto.

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Izu se encuentra sentada en el inicio de las escaleras, a unos metros de la puerta. Después de meditar en las palabras que Izu por algunos minutos, Hitsu, se acerca a ella decidido a preguntar.

-Izu! Como que una guerra?

-Sólo hablaba en sentido figurado, porque aunque tú y yo pelearnos juntos, no podríamos enfrentar los ejércitos del rey Kigreen. Pero podemos ser mas listos que el y cortar la cabeza de la serpiente.

-Entonces?...

-...?

-Sólo lo dijiste por estar de Dramática como siempre?! -Hitsu le da tremendo coscorrón a Izu-

-No, no, no, no, no, bueno, puede que si un poco. No podemos hacer una guerra solos, así que sólo propiciaremos una.... EN EL NOMBRE DE SALEJ.

-Sajejujuwa? Con que se come eso?

-Es mi antiguo nombre tarado! -Izu le devuelve el coscorrón- Pero primero necesitamos entrenar, y para eso necesitaré ayuda.... supongo que alguno de mis muchos tíos debe estar vivo...

-Aunque estuviese vivo, como lo encontraríamos, el mundo es muy grande!

-Pues no están difícil, los Pinkusai no abandonariamos la región monstruo por nada del mundo, se nos a encargado protegerla y eso haremos hasta el fin de nuestras vidas.

-Deja de estar de dramática por favor, aun así la región Monstruo debe ser gigantesca.

-Ven acompañame!!!

Hitsu se sintió extrañado de que Izu no le respondiera con un "que tonto" o algo parecido. Entraron de nuevo a ese gran salón, Hitsu se distrajo mirando la belleza de las pinturas del techo, ahora que no habia un montruo que se lo impidiera, eran tan detalladas que se podían ver perfectamente a los tres seres muy extraños, pero a la vez tan hermosos que se encontraban en aquella obra. El chico volvió en si y miró a todos lados, pero Izu ya no estaba ahí. Izu no tardó tanto en aparecer de entre una cortina detrás del trono, diciendo a Hitsu que no se distrayera, él la miro dulcemente y a la vez apenado por lo ocurrido. Izu lo miro sería y no le quedó más que decir que no se distrayera por segunda vez , tomó la mano de Hitsu con fuerza y lo llevó por la cortina.

Al otro lado había un pequeño corredor, de piedra lisa blanca con ventanales llenos de detalles de flores, rodeado del bello paisaje de campos de sai. Y al final de este una habitación de madera oscura con 5 puertas de metal, cuatro pequeñas y una grande.

Primero Izu arrastró al joven por la puerta grande, esta llevaba a un enorme comedor blanco y brillante; copas, vasos, platos, jarras, charolas y servilletas cubrían aquel lugar. Parecía que los años no hubiesen pasado por aquel sitio, por detrás unas enormes ventanas que daban al vacío del acantilado, y las veinte sillas parecían estar justo como aquella mañana en la que Izu desayuno con toda su familia por última vez. Del lado derecho se encontraba una cocina también muy grande, todos los utensilios estaban en su sitio, y todo brillaba cual fuera nuevo. Izu soltó a la mano de su acompañante para tomar unos utensilios.Y mientras los miraba dijo a Hitsu más tarde te cocinare algo rico para cenar, lo que provocó que Hitsu sintiera mariposas en su estómago y su cara se volviera roja cual tomate.

Izu volvió a tomar su mano y salieron de ahí para dirigirse a la segunda puerta, de esta había una entrada a un viejo baño con unas ventanas con vidrio azul; y unas escaleras que subían a un segundo piso. En la segunda planta, estaban cuatro puertas mas y un traga luz en el techo, por lo que estaba todo bien iluminado. La primera habitación parecía de un niño pequeño como de ocho años, claro que algo mediaval, y muy polvosa. La segunda parecía de alguien más maduro, con libros y un escritorio, estaba mucho menos sucia que la otra. En la tercera habitación, al llegar a la puerta Izu abrió esta lentamente y con un rechinido, era una habitación con iluminación por todos lados, muchos tapices, hojas, y cosas llenas de color por doquier, y en medio de la habitación una cama con muchas almohadas. Sin pensarlo ni más, Izu se lanzó a la cama y abrazo a cada una de esas almohadas, y al final solo se recostó boca arriba sobre todas ellas. Hitsu se sentó en la orilla de la cama mirando al techo, y con una mano tocando el pie de Izu.

Hitsuyo [Se Va A Reescribir Por Completo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora