Antes de empezar. Esto es de siglos pasados, no conllevan ningún contenido histórico ni nada de eso, es solo otra época e intentare poner un idioma de esa época. xD
Nathan POV
Año 1842 – Nueva Orleans – 6 años
-Mason, eso no vale.- dije
Mason Walker era mi hermano mayor, tenía 2 años mas que yo, decían que eramos muy parecidos, eramos caucásicos, teníamos el pelo negro y corto, lo que teníamos de diferente eran los ojos, mientras que los suyos eran negros, los mios eran esmeraldas.
-¿Como que no?, si se puede tramposo.- replico
Estábamos jugando al escondite, siempre hacía lo mismo, cuando le tocaba contar, me miraba y veía a donde me escondía, la regla era esconderse en el mismo cuarto, en el de mi padre, tenía los mejores sitios para esconderse y si en treinta segundos no nos encontrábamos perdíamos y teníamos que contar otra vez.
-No se puede mirar mientras cuentas.- le dije
Por ser mas mayor que yo se creía que sabía mas.
-Pues si tan mal lo hago cuenta tu.-
Íbamos a empezar a discutir cuando nos sorprendió la voz de mi madre. Mi madre era rubia con ojos azules, su nombre era Kate Walker, a pesar de tener cuarenta años se conservaba muy bien.
-Nathan, Mason a venido padre.-
Ambos fuimos corriendo, mi padre siempre nos traía pasteles y galletas cuando venía de trabajar, era soldado y se encargaba de patrullar la ciudad, se llamaba John Walker, cuando bajamos mi padre nos levanto a cada uno con un brazo, siempre me sorprendía la fuerza de mi padre, no había nadie tan fuerte como el.
-¿Has traído galletas padre?.- le pregunte
-Si, ahí están.- señalo con la cabeza a la mesa que teníamos delante.Nos bajamos y corrimos a coger, cuando teníamos una en la mano mi madre intervino.
-Ee, primero a cenar.-
Dejamos las galletas y fuimos a cenar.
Mi padre contaba como se enfrentaba a los malos de la ciudad y nos contaba como salvaba a las personas de ellos, yo siempre vi a mi padre como un autentico héroe.
Terminamos de cenar y nos comimos las galletas en el salón, mi padre se sentó en una butaca y yo me senté en su regazo y mi hermano se sentó al lado con mi madre en el sofá. Mi padre se quito la camiseta y la tiro, siempre estaba muy calentito, incluso en los fríos días de invierno, de pequeño me quedaba dormido en sus brazos, me quede mirando el tatuaje que tenía en su brazo.
-¿Papa quien te hizo este tatuaje?.- pregunte
Nunca me lo había contado, lo miro y luego me miro a mi sonriendo.
-Te lo contaré cuando seas mayor.- dijo removiéndome el pelo.
-Yo ya soy mayor.- dije mirándole serio
-Cuando seas lo suficiente mayor para vencerme.- rectificó
-Puedo vencerte.- repliqué
-¿Ah si?.- me cogió y me elevo por los aires.- Venga, vénceme.-Intente llegar a su cuello, pero sus brazos eran demasiado largo, no podía hacer nada, el mientras se reía, mi madre soltó una risilla, de repente me tiró encima del sofá y empezó a hacerme cosquillas, no paraba de carcajearme y suplicarle que parara.
Después de un buen rato de juegos, me fui a dormir con mi hermano, mi padre vino a arroparnos y contarnos cuentos para coger el sueño.
-¿Venga que queréis que os cuente?.- pregunto
-La de los lobos grandes.- dijimos a la vez
-Muy bien.- carraspeó