Dear Xavier

Not PDA Frendly

Por el resto de la semana Luc encuentra varios lugares solitarios y escondidos alrededor del campamento, con la ayuda de Justin, para que pasemos momentos románticos en tiempos de desgracia (la desgracia es existir en este lugar).

Todavía no me atrevo a que algo penetre mi cuerpo, pero al menos ya no me pongo totalmente en alerta roja cada vez que Luc me toca. He logrado estar más relajado a su alrededor y cada vez disfruto más de lo que hacemos. Ya incluso me atrevo a ser el primero que lo toca y el que inicia las cosas.

Tristemente, el fin de semana llega y con él se acerca mi peor pesadilla en estos momentos: mi padre.

Y limpiar.

—Me siento tan mal, Xav —llora Crystal, abrazada a mí. No sé como consolarla o qué hacer, solo sigo abrazándola mientras se queja de sus dolores. Sé que es por ese montón de pastillas que se tomó estúpidamente sin mi permiso, así que realmente no tengo nada qué decirle, excepto que es una tonta.

No dejo de abrazarla mientras todos nuestros compañeros se preparan para irse a ayudar a los pobres, no dejo de acariciar su cabello y decirle que sus dolores van a pasar, porque tal vez Crystie es una de las personas más tontas que he conocido en mi vida, pero la amo de todos modos. Solo la suelto cuando veo que Justin se acerca a nuestra cabaña.

Dado a que toda la semana ha sido un ángel para mí, decido ayudarle un poquito con Crystal.

—Odio dejarte sola en este estado, Crys, pero debo ir con mi padre —miento, empezando a alejarme lentamente. Crystal se queja y aprieta mi brazo una ultima vez con sus largas uñas, pero asiente de todos modos y cuando me desaparezco de su vista, empieza a caminar hasta que se topa a Justin inevitablemente y se ponen a hablar.

A pesar de lo que le dije a mi amiga, no tengo que ir con mi padre. De hecho, lo estoy evadiendo a toda costa, así que me quedo escondido detrás de mi cabaña mientras evacuan todo el campamento. Solo salgo de mi escondite cuando veo a todos reunidos enfrente de sus respectivos padres.

No estoy listo para esto, pero tristemente no puedo esconderme para siempre.

Me acerco a ellos con mis hombros caídos y sintiéndome de nuevo como todos los días: observado y miserable. Mi padre tiene sus ojos en mí durante todo el camino y tengo que empezar a recordarme que no puedo hacer nada siquiera relativamente femenino. Tal vez parece algo tonto, pero es muy cansado. Y necesario si mi padre me está viendo, lo último que necesito es otra de sus platicas acerca de mi "enfermedad".

Me detengo junto a los demás, pero me quedo lo más lejos posible de Luc para no arruinar todo de alguna manera. Me niego a voltear hacia él mientras nos explican lo que tenemos que hacer y nos presentan nuestras herramientas para limpiar.

No es que yo sea totalmente inútil o incapaz de mover un dedo, pero puedo decir con toda seguridad que nunca he limpiado nada en mi vida. Nada además de lo necesario.

Creo que se debe a una mezcla de ser afortunadamente rico y ser hijo de un hombre como mi padre, que piensa que los hombres no deberían de hacer cosas como limpiar. Personalmente, creo que es una tremenda estupidez y todos los seres humanos tenemos la misma responsabilidad de limpiar cosas, pero nunca me he quejado de eso en voz alta y nunca lo haré, porque odio hacer cosas.

Nos terminan de explicar y me apresuro para no tener que verme forzado a tener una de esas platicas, pero antes de que pueda ir a perderme por horas en algún lugar del campamento que intentaré limpiar, mi padre se acerca a mí y por casi un minuto completo, solo se me queda viendo.

Me niego a encontrar su mirada pero tampoco me permito ponerme nervioso.

—Nunca pensé ni por un momento que tú estarías en una situación así. Casi no lo creo cuando recibí la llamada —empieza, cruzándose de brazos— nunca has sido un muchacho rebelde, hijo ¿qué pasó?