We Should Have an Orgy

775 141 48
                                    

Lucas me arrastra detrás de él como si fuera una carreta descompuesta, sin importarle mi seguridad o mi comodidad.

La manera urgente y apurada en la que está caminando me obliga a empujar a cada persona que se me acerca para no terminar tumbándolos al piso y no me da oportunidad de disculparme con ellos. Me tropiezo con mis propios pies varias veces pero por suerte no me caigo en ninguna ocasión.

Luc entra conmigo a los baños sin soltar mi mano, importándole una mierda que nos vean o qué puedan pensar de nosotros, pero yo me pongo nervioso porque hay un tipo orinando y él podría hacer un gran drama, causando un tipo de pelea entre nosotros, la cual yo obviamente perdería. Por suerte, el tipo está demasiado borracho como para notarnos y pasamos desapercibidos por detrás de él.

Hacemos nuestro camino hacia el ultimo cubículo, que afortunadamente está completamente limpio y es lo suficientemente amplio para los dos. No tengo mucho tiempo de estudiar mis alrededores porque Luc se acerca a mí tan pronto asegura la puerta, pone un dedo debajo de mi barbilla para levantar mi cara lo más que puede y lame un camino de mi clavícula a mi mandíbula. Luego empieza a besar mi cuello desesperadamente, provocando sensaciones que nunca he sentido antes.

Mis ojos se ponen en blanco y me paro en las puntas de mis pies para que Luc tenga todo el acceso que necesite. Sus manos me tocan por todos lados como si no supiera qué tocar primero y cuando aprieta mi trasero, todo se detiene para mí.

Por un segundo dejo de estar perdido en lo que está pasando porque me preocupa que esto se convierta en un rapidín. Y tal vez sonaré como un completo perdedor, pero no quiero que mi primera vez sea así.

No necesito una habitación de hotel y pétalos de rosa, pero tampoco quiero que sea un momento despreocupado y rápido.

—Um... —empiezo, pero Luc decide ese momento exacto para morder mi cuello en el lugar adecuado y soltar mi trasero para tomar mis manos y apretarlas con fuerza en la pared detrás de mí, dejándome inmóvil y vulnerable.

Luc es más fuerte que yo, podría hacerme cualquier cosa que se le de la gana en este momento. Esto debería de preocuparme, pero nunca he estado tan duro antes en toda mi vida.

—Deja tus manos ahí —ordena con voz pesada, sin dar lugar a alguna negativa.

Me suelta para empezar a desabrochar mi pantalón y el pánico empieza a crecer dentro de mí una vez más, pero no me atrevo a bajar mis manos o a moverme.

Cuando Luc baja mis pantalones, la fricción me hace mover mis caderas involuntariamente, como un animal en celo. Y eso hace que Luc se ría de mí.

No es una risa burlona ni nada parecido, pero me enoja de igual manera.

—No te rías —me quejo, frunciendo el ceño hacia él. Luc se ríe otra vez cuando le digo eso y pasa un dedo muy delicadamente por mi erección, sin quitar esa estúpida cara de engreído— suéltame, quiero salir de aquí.

Luc levanta una ceja hacia mí porque a pesar de mis palabras y mi tono, sigo con las manos donde mismo, sin hacer ningún intento de detener lo que está pasando.

Baja mis bóxers con más fuerza de la necesaria, dejándome expuesto ante él y me toma en su mano sin ninguna clase de duda, con la seguridad de un hombre experimentado.

Dear XavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora