rechazo

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Omniciente

buscando algún indicio donde se ocultaba en la espesura del bosque, algunas veces había que admitir que lo hacía pésimo y fácil de encontrar. Pero esta vez debía tener a la mano las croquetas para felicitarlo. Se notaba que ha estado escuchando sus concejos de usar el bosque a su favor. De alguna manera lo hacía sentir orgulloso, como maestro que ha sido superado por su alumno. Tal vez consideraría devolverle el almuerzo que le robo hoy, o un favor de reunirse con su amor platónico "accidentalmente".

Pero tratándose de Scott, algún momento debe arruinarse. estúpidamente observa su cola sobresalir del arbusto, resaltando su pelaje gris oscuro del verde amarillento.

Corre rápidamente y de un salto grande, se transformó para asaltar el arbusto.

-¡Dios mío!-grita sorprendido cuando le brinca encima sorprendiéndolo.

-¿es enserio? Llevamos practicando meses Scott, pero tal parece que aún no captas la idea de que jugamos al escondite-

-tomas esto muy apecho Stiles, solo es jugar al escondite...- dice mientras se restriega bocabajo en las hojas del otoño.

-lo sé Scotty, pero es que no tenemos más nada que hacer...además que te escondes tan mal que me da tanta lastima...considéralo un entrenamiento adelantado-le digo.

-pues perdona por no ser tan perfecto-dice enojado gruñéndole, sentándose en 4 patas dándole la espalda.

ya se había olvidado lo dramático y sensible que puede ser el latino.

-ya Scotty perdóname- muerde amistosa mente una de sus orejas.

Pero solo gruñe al lobo peli-crema.

-Scotty perdóname-dice cantarín, lamiendo su hocico oscuro.

Avergonzado, mueve la cola levemente de felicidad.

-está bien...-susurra divertido.

El pelaje claro se pone en cuatro patas, moviendo la cola juguetona, acompañados de ladridos en invitación al juego, como cachorros de 5 años.

Scott McCall era su mejor amigo desde cachorros recién nacidos, inevitable su unión por la amistad de los Stilinsky con los McCall en sus inicios en la manada. Hace parte la familia de los apellidos desde hace más de 78 años de la manda Hale. Desde que tienen memoria, han sido cómplices de múltiples fechorías inocentes.

Se acercaba el invierno, la estación favorita del amor lobuno, para el rodamiento de ojos de Stiles. las típicas fiesta navideñas, e inevitablemente el amor respirando en el oxígeno con el dióxido de carbono. Una costumbre adoptada desde que son vecinos del Clan Argent; Stiles no sabía si agradecerles; porque en navidad le sirven un pavo completo, o de muy malas; porque esa maldita cursilería del muérdago se ve en todas partes.

A veces la promiscuidad de los jóvenes le sorprendía, con 10 años ya pensaban en novios, que color le gustara, que chocolate regalarle. Tenía 12 y apenas comienza a martirizarse por esas cosas. Bueno, eso es porque en cada san Valentín, su buzón de cartas siempre esta vacío, y eso de verdad es triste. Con Scott la historia es diferente, no le importa su buzón, solo recibir una carta de Allison. No veía porque tanta palabra y pocas nueces, se gustaban esos dos estúpidos, que se besaran y tomaran de las manos a la de ya, porque le daba de una migraña.

Suponía que todo ese pavoneo es por la mierda rara alfa, como pavo real mostrando primero sus plumas. Definitivamente Scott ha extendido mucha esa fase. no es que se vea mal una pareja lobo-cazador, hay algunas en la manada; pero claro que Scott se fija en la preciada hija de Chris.

por un raro eclipse (Steter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora