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"No pido felicidad, solo un poco menos de dolor"


Definitivamente esa pregunta me había tomado por sorpresa. Y una mala, debo decir.

La verdad es que Bruno me daba un mal presentimiento, no sé por qué. Y aparte de eso, yo no quería tener nada que ver con él, ni con nadie. Ya mucho era tener a Cori y Matilda, no quería a nadie más en mi vida.

Siendo sincera, tengo miedo. Miedo a los sentimientos, miedo a perder de nuevo a alguien importante. Por eso en este tiempo no me he permitido amar a nadie más y al fin me ha pasado la cuenta. Con decirles que camino con la cabeza gacha sólo para no ver demostraciones de afecto porque me desagradan.

Quedé mirando a Bruno con sorpresa y creo que él lo notó de inmediato.

-¿Qué pasó? ¿La gran Adela se quedó sin nada que decir?- dijo en tono burlesco.

-Me tomaste por sorpresa- dije sincera.

-¿Una buena o una mala?-

-Mala- dije sin titubear.

-Puedes pensarlo, ten mi número. Pero no me hagas esperar mucho. La lista de chicas que quieren salir conmigo es larga- dijo con una sonrisa triunfante sin tomar en cuenta mi respuesta anterior.

-Entonces no hay nada que pensar. Ve con una de ellas- dije dando media vuelta para irme.

-No, Adela. Quiero salir contigo, por favor di que sí. Prometo que pasaremos un buen rato- dijo agarrándome la mano y haciendo que lo mire. Su cara estaba demasiado seria, casi parecía que de mi respuesta dependía su vida.

-Te avisaré- dije soltándome de su agarre ya que estaba demasiado incómoda y así poder irme al fin.

Pude ver que en su rostro se formaba una sonrisa, pero la ignoré y me fui. ¿Qué clase de broma era esa? Bruno era un chico atractivo, había que decirlo. Con su cabello medio rubio y sus ojos azules. Y muy alto debo decir. La altura en los chicos siempre fue mi debilidad. Pero eso era antes, ahora no sirvo para estas cosas. Lo haría esperar, así inevitablemente se aburriría y me dejaría tranquila. El plan está listo.

De camino a la terapia pensé en todo lo que había pasado estos días, mi vida era tranquila antes de comenzarla. No había drama, ni peleas, ni fiestas, ni chicos. Y la prefería así. Ahora todo es demasiado estresante.

Llegué, me senté con Lea y empezó la hora más aburrida de la historia.

-Gracias por defenderme, Adela. Nunca lo voy a olvidar- me dijo Lea bajito ya que estábamos en plena terapia.

-No te preocupes, no fue nada-

-Pero mira tu cara, ¿te duele?-

-He soportado dolores peores- dije mirando hacia el frente.

La terapia era aburridísima. Nunca ponía atención y Carlos respetaba mis tiempos así que no me hacía preguntas que sabía que no iba a responder.

-Carlos, ¿por qué "ésta" no participa como los demás? Y... ¿qué le pasó a su cara? Aunque creo que se ve mucho mejor que antes, así casi ni se ve lo horrenda que es- dijo Cruela riéndose, refiriéndose a mí.

¿¡Por qué no me dejan tranquila!? Yo no quiero más drama pero es que me buscan.

-Aquí respetamos los tiempos de cada persona, si ella no quiere hablar, no lo hará. Y por favor deja esos comentarios para ti. Aquí estamos en asuntos serios- dijo Carlos con poca paciencia.

-Hey, no me afecta, al contrario me encanta lo que dices. Éste- dije apuntando a mi cara- será tu recordatorio de lo que puede pasar si mi paciencia se agota, Cruela, y falta poco para eso- dije cerrándole mi ojo bueno.

Su cara cambio de triunfadora a enojada y después a horrorizada en un mili-segundo. Había conseguido mi propósito. 

Después permanecí callada. Ya me estaba aburriendo del drama. Había tenido demasiado estos días y no tenía ni las fuerzas ni las ganas para responderle algo más. Además ella era demasiado tonta como para darle algo más de mi tiempo.

Y así fue. Yo sólo la miraba divertida. Con una sonrisa burlona en mi cara y ella más roja de rabia se ponía. Asa sólo miraba el espectáculo sentado al lado de Cruela. Ese chico era tan raro y yo no quería ni verlo, mucho menos estar en la misma habitación que él después de lo que me dijo. Pero como ahora tenía que tener la otra terapia con él, estaba arruinada.

La hora terminó sin ningún otro acontecimiento y me disponía a irme cuando Asa me llama.

-Entonces quedamos mañana. Esta es la dirección de mi departamento. Por favor no llegues tarde- dijo llevándome lejos de todos los demás y dándome un papel con la dirección.

-¡Claro que no! llegaré una hora más temprano. Es que estoy tan entusiasmada de verte la cara otro día más y además tener que contarte mis problemas, no tienes idea- 

-Tu sarcasmo no me afecta, nos vemos- dijo dándome media vuelta para irse.

En todo este intercambio Cruela estaba pendiente de nosotros, quizás hasta escuchó lo que hablamos. Podría molestarla un poco usando a Asa. Sería una muy buena idea.

¿Por qué digo que odio el drama y después lo busco? ¿Quién me entiende? Pues ni yo.

Asa P.D.V.

-¿Qué estabas hablando con ella?- preguntaba Brunella enojada.

-No es de tu incumbencia- dije pasando por su lado.

No me gustaban los dramas, menos estar en el medio de ellos. Me estaba arrepintiendo de cualquier sea la relación que tenía con Brunella, era de estas chicas que te tratan como de su propiedad y en este momento no necesito eso ni a ella. 

-Sabes que yo no soy la más necesitada aquí, o tengo que recordarte lo que me has dicho...-

-Nos vemos más tarde, Bru- dije sin saber que más responder.

Creo que había cometido un gran error en confiar en esa chica. 

Ice Cold Donde viven las historias. Descúbrelo ahora