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"Ella era tormenta. No del tipo que huyes, sino del tipo que persigues"



Más mojada no podía estar. Apenas llegué me metí al baño, necesitaba una ducha caliente.

La ducha era mi momento para pensar más de la cuenta, ya que mi mente no paraba en todo el día. No podía encontrar una explicación del por qué le dije esas cosas a Asa. No tenía sentido. Así no era yo. Aunque lo que dije era verdad, así me siento, pero él no tenía por qué saber eso. Ahora me esperaban las miradas con lástima, con pena, como diciendo "¿por qué te sientes así, si tienes toda una vida por delante?". Pues yo no pensaba así. 

Algo me dice que no me queda mucho tiempo.

Al día siguiente esperaba ese tipo de mirada, pero para mí sorpresa no fue así. Fue todo lo contrario, se comportó como siempre, lejano. Como si nunca hubiera existido nuestra conversación y se lo agradecía. No cruzamos miradas en ningún momento, eramos dos extraños que nunca habían compartido ninguna situación que pudiera acercarlos indebidamente.  

Por fin venía el fin de semana y podría estar tranquila.

Era sábado y estaba en pijamas. Planeaba tener una tarde de películas y la esperaba con ansias. Pero no... tenía que sonar mi teléfono.

-Adela soy Bruno-

¿Qué mierda?

-¿Por qué tienes mi número?- dije enojada.

-Alguien me lo dio, no te enojes-

-Que quieres- Creo que sé quién podría haberle dado mi número.

-Salgamos hoy-

-No-

-Por favor Adela. No te arrepentirás-

A la mierda. Necesitaba cualquier distracción de lo que mi bocota dijo el día anterior. No quiero pensar, no quiero sentir, sólo quiero liberarme.

-Si me aburro, me voy-

-No te aburrirás lo prometo. En una hora te pasaré a buscar, nos vemos- y cortó.

Me iba a arrepentir de esto, pero ya estaba hecho.

Me vestí bien, debo decirlo, aunque nunca olvidándome de quién soy y de lo que me identifica, que es mi ropa negra. Bruno pasó a buscarme a la hora que dijo en su coche y emprendimos un viaje a un destino desconocido.

-¿Dónde vamos?- La curiosidad ya me mataba.

-Es una sorpresa- dijo mirándome divertido.

-Odio las sorpresas-

-Bueno, entonces te diré. Vamos a un concierto, específicamente al de Linkin Park-

-¿Es enserio?- dije demasiado feliz para mi gusto. Linkin park era una de mis bandas favoritas.

-Sip- dijo con una sonrisa notando mi cara de felicidad.

-¡No lo puedo creer! ¡siempre he querido ir a uno de sus conciertos, Bruno! ¿Cómo conseguiste las entradas? Estaban agotadas- 

Adela, calma. Muéstrate indiferente.

-Tengo mis métodos, sabía que te gustaría-

-¿Cómo lo sabías?- Nunca habíamos hablado de música, ni nada por el estilo.

-Eh... alguien me lo dijo- dijo nervioso- Entonces, cuéntame algo de ti ¿vives sola?- 

-Si- Respondí, aunque la curiosidad de saber con quién había hablado de mi me seguía molestando.

-¿Y tus padres?-

-No están- Dije con la incomodidad a flor de piel.

-¿Qué les pasó?- dijo con una expresión que no pude comprender.

-No quiero hablar de eso-

-Vamos, dime. ¿Dónde están?-

-No quiero hablar de eso-

-Vamos Adela, son preguntas normales. Respóndeme- Dijo exigente. 

-Dije que no quiero hablar de eso- Ahora casi gritando.

-Está bien, lo siento-

Después de eso el camino fue silencioso. Él no siguió preguntando nada más y yo estuve todo el camino mirando por la ventanilla. Me parecía raro que a pesar que dije que no, él seguía insistiendo en saber qué le pasó a mis padres. Nunca nadie me había preguntado por ellos, nadie sabía nada de mí ni de mi pasado y el hecho de que haya sacado enseguida el tema es ¿raro? para mi. Traté de no seguir pensando en eso y me concentré en la idea de que iría a un concierto gratis y ni él ni nadie podría amargarme el buen rato que esperaba pasar escuchando a Linkin park.

El concierto fue uno de los mejores de toda mi vida, canté todas las canciones y hasta me salieron algunas lágrimas en algunas que sentía que hablaban de mí. La voz de Chester me llegaba tanto, la pasión con la que cantaba y sus letras tan profundas. Lo disfruté demasiado. En ningún momento me acordé que Bruno estaba al lado mío, y él tampoco me molestó más.

El viaje de vuelta a mi santuario fue demasiado incómodo, no hablamos nada. No quería seguir pensando en sus preguntas, pero mi desconfianza me decía que no debía olvidarlo.

-Gracias- dije abriendo la puerta y saliendo del auto rápidamente para no verle más la cara.

-Adela, espera- dijo también bajándose del auto y siguiéndome hasta la puerta- Por favor perdóname, no quise ser tan insistente-

-Ok- dije dándome la vuelta para poder entrar cuando él me agarra del brazo e intenta besarme.

-¿¡Qué haces!?-

-¿Cómo que qué hago? Te beso- dijo de lo más normal.

-Pues yo no quiero, ¡Aléjate de mí!- dije dándole un empujón.

-Está bien, cálmate, ¡que pesada!-

-Vete-

-Me iré pero espero verte de nuevo- dijo haciendo como que nada hubiese pasado.

-Espero que no- dije y entré.

¿Qué mierda se creía? Primero me hace preguntas sobre mis padres exigiendo respuestas, después intenta besarme y además al final hace como que nada ha pasado. No lo quiero ver más, sabía que salir con el sería una mala idea. El mundo sigue conspirando en mi contra... gracias por eso mundito.

Esto es lo que pasa cuando no le hago caso a mi cerebro.

Podría crear un incendio con toda la rabia que tengo dentro.

Asa P.D.V.

No quise siquiera mirarla en la terapia, sabía que lo que me había dicho era algo personal, quizás nunca antes dicho, guardado bajo mil candados, y aunque fuera muy poco lo que compartió conmigo sé que fue sincero por lo que no quiero que se sienta más incómoda, pensando que la miraré de otra forma. Quiero que llegue a confiar en mi, no solo por mi trabajo si no por razones que hasta el momento son inexplicables hasta para mi. Creía que no la soportaba, aún lo creo, pero algo me dice que no seguiré haciéndolo, que lo que siento por ella cambiará completamente y en muy poco tiempo.

Ice Cold Donde viven las historias. Descúbrelo ahora