"Ella soñaba con escapar. Eso era lo único en lo que podía pensar, escapar."
-Bruno....- dije en el suelo. Él ya estaba de pie mirándome divertido.
Esto era lo que menos necesitaba en este momento.
-Déjame ayudarte- dijo tomando mi mano pero enseguida la aparte y me puse de pie solita- Siempre tan pesada- continuó riendo.
-No puedo contigo ahora- dije apartándome de él y emprendiendo mi camino.
-Espera, acompáñame. La última vez no te defraudé- dice tomando mi mano y haciendo que lo mire.
No quería. No quería ir con él a ningún lado, ni con nadie. Sólo quería llegar a mi santuario a emborracharme. Pero esta no era yo. ¿Por qué tenía que sentirme de esta manera? ¿Por qué tenía que afectarme que Asa estuviera con Cruela? Él podía hacer lo que quisiera y yo también. Y eso era exactamente lo que haría.
-¿Sabes qué? Llévame donde quieras- dije tomando su mano.
-Así me gusta-
-
Han pasado dos semanas desde que pasó toda esa situación. No he ido a la terapia desde ese día. A la universidad apenas voy. Asa y Carlos no han parado de llamarme pero no contesto, la verdad es que ya me da exactamente lo mismo si me echan o no. No quiero ver a nadie, tampoco quiero ese tipo de "ayuda". A Matilda y Cori tampoco las he visto mucho, más por mí que por ellas. Ellas siguen llamándome pero estoy tan metida en lo que estoy haciendo que no quiero que la realidad me golpee todavía. Me he alejado de todos. Es mejor así.
Se preguntarán que he hecho estos días... les cuento. Mi salida con Bruno fue un respiro de aire fresco. Ni yo creo que esté diciendo esto pero es la verdad. Hemos pasado estas dos semanas haciendo diferentes estupideces y cuando digo estupideces quiero decir "cagadas" o cosas no permitidas, malas. La he pasado tan bien con él, me ha hecho olvidar todos mis problemas, las terapias, me ha librado de mis pensamientos, me ha hecho salir de mi zona de confort, me ha sacado del hoyo en el que estaba y no sabía.
En esa primera salida me llevó a una feria. Me pareció aburridísimo cuando llegamos pero poco a poco me fui soltando y bueno él es demasiado divertido como para no seguirle el juego. Todo era muy tierno y me estaba empezando a asustar pero cuando me dijo que necesitábamos hacer algo realmente divertido mi curiosidad se despertó.
Me llevó hacia una casa (que pensé que era de él) en la que había una piscina. Nos dirigimos de inmediato a ella y Bruno comenzó a quitarse la ropa.
-¿Qué esperas?- dijo riendo.
-¿Qué haces? Aún hace frío-
-¡Vamos! No creí que fueras una gallina- y cada vez reía más.
Terminó de sacarse la ropa y se tiró a la piscina. Mis alarmas internas me decían que saliera de ahí en ese momento pero necesitaba sentir la adrenalina, necesitaba sentirme viva aunque sea por unos segundos.
Hice caso omiso a todo lo que pasaba por mi mente y me tragué todo mi orgullo y me tiré a la piscina con ropa (no quería a Bruno preguntando por mis tatuajes), sin pensarlo más y debo decir, fue maravilloso.
El agua helada en mi cuerpo y la adrenalina que sentía era una combinación que me tenía extasiada.
-Esto si es divertido- dije tiritando.
-¿Tienes mucho frío?- dijo acercándose a mí.
-Cómo no si estamos en invierno aún y es de noche, el agua está helada- Mis palabras ya salían entrecortadas.
Él me miraba directamente a los ojos, cada vez acercándose más.
-No sabes cuánto he esperado para hacer esto- dijo tomándome la cara con sus manos y acercándose a mí.
De repente escuchamos sirenas de policía acercándose cada vez más. A mí no me importó pero miré a Bruno y estaba demasiado serio.
-Tenemos que irnos- dijo arrastrándome hacia la salida de la piscina.
Cuando estábamos por irnos pude ver que se acercaba un hombre con algo en sus manos.
-¿¡Qué hacen aquí!?-
-¡Corre!- gritó Bruno como si su vida dependiera de ello.
No tuvo que decirme dos veces. Agarró mi mano y corrimos lo más rápido que pudimos con nuestra ropa mojada ya que ni siquiera pudimos tomar el resto del suelo de la piscina. Cuando vimos que ya estábamos bastante lejos nos detuvimos a respirar ya que habíamos corrido bastante.
-¿Me puedes explicar que fue eso?- dije lo más seria que pude.
-¿De verdad quieres que te explique?-
-No- dije y sin pensarlo una carcajada enorme salió de mi boca.
No pudimos contenernos más, nos largamos a reír como dos niños pequeños. Hacía tanto tiempo que no me reía de esa manera, que no me sentía tan bien.
-Vamos- dijo agarrando mi mano nuevamente para seguir caminando.
-¿Adónde me llevas ahora?-
-Es una sorpresa, pero creo que te gustará. Primero pasaremos a mi casa a buscar ropa- dijo riendo- Pero antes este momento necesita una foto-
-Yo la tomo- dije para no arriesgarme a que esa foto apareciera en cualquier sitio y así solo tenerla yo. Mi desconfianza aún es una cualidad muy fuerte.
Al llegar a su casa me di cuenta que era bastante grande y hermosa. Era la típica casa de una familia rica, que lo tienen todo.
-¿Y tus padres?-
-No están nunca aquí-
No quise preguntar más porque no me interesaba y además porque no quería meterme en su vida. La familia siempre es un tema delicado y no estoy para ser psicóloga de nadie.
Me pasó un pantalón y una sudadera ya que mis zapatillas las alcancé a tomar antes de salir corriendo. Cuando ya estábamos listos emprendimos nuestro camino a no sé dónde.
Íbamos en su auto cuando me percaté de mis alrededores y me di cuenta que estábamos en uno de los peores barrios de la ciudad. Nunca me ha dado miedo estar en lugares así, pero en este momento estoy con Bruno y no lo conozco, por lo que mis alarmas internas comenzaron a sonar de nuevo.
Mundo, cuídame.
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Ice Cold
Teen FictionMi nombre es Adela O'Connor y estoy vacía. Completa y maravillosamente vacía. Que hermosa forma de empezar ¿no? ¿Quieren saber de mí? ¿Qué me pasó? ¿Por qué soy así? ¿Que hizo ese chico para alejarme de todo lo que conozco y cambiar mi vida por co...