Capítulo Dos.

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"Otro lado de ti"

Te recuerdo así
Dejándote admirar
Intocable, inaccesible
Irreal, irreal.

Simón

El fin de semana se me pasó volando entre los trabajos que teníamos que entregar sobre unos cálculos a unas construcciones, y mi proyecto del automóvil que mi padre le menciono al señor Rey.

Estaba muy nervioso de que no le agradara el diseño, sería mi primera presentación y si le gustaba, no cabría de satisfacción.

Pero lo más importante era que me faltaba ponerle un nombre, mi padre decía que los automóviles son como las mujeres, elegantes y novedosos, pero que muchas veces no podemos llegar a ellas.

Y la verdad no se me ocurría un buen nombre para el coche; el de una novia pensé, pero ninguna chica se me había hecho bonita, si tuve unas dos hasta ahora, pero nada serio.

Los significados de los nombres de mi madre y mi hermana no los puedo usar porque mi padre ya los propuso en otros proyectos. Delfi incluso modeló con el automóvil que portaba su nombre. Y hasta mi nombre tiene carro.

Un BMW SA 13 fue la sensación de hace 4 años; se vendieron todos los modelos, pues la compañía acostumbra a numerar los coches y sólo ese número salía a la venta, pero valía la pena aunque era exorbitante la suma de su precio.

Aún conservo mi coche, y fue por él que me inspiré para hacer mi propio diseño. Pensándolo bien, creo que nunca he visto el nombre de Ámbar en ninguno de los automóviles. Sí salió el "Encanto" que es el significado de Sharon, el nombre de la madre de Ámbar y fue un modelo creación de Pedro, pero de la Ice Queen, nunca.

Y hablando del diablo, esa pobre chica debe estar pasándola mal, pues las matemáticas nunca han sido su fuerte. Siempre, los maestros, me pedían que la ayudara, pero siempre se negaba, prefería reprobar a que alguien se acercará a explicarle. Y digo esto porque la arquitectura y los diseños requieren mucho de esa materia. No sé por qué escogió esta carrera.

Quizás para complacer a su padre.

¿Para qué más lo haría?

Me separé de mi trabajo sobre la mesa inclinada y estiré todo mi cuerpo; en verdad estaba cansado, y no había podido dormir mucho. Miré mi reloj sobre la mesa de noche al lado a mi cama, marcaba las 2:45 de la mañana si iba a dormir serían como mínimo tres horas antes de que sonara la alarma para levantarme e ir a la universidad.

Tomé mi trabajo y lo enrollé con cuidado, metiéndolo en su estuche circular portador de los diseños y lo dejé sobre la mesa de trabajo.

Me tiré en mi cama como estaba vestido, ya no tenía fuerzas para quitarme la ropa; y así me dormí.

Comencé a escuchar un ruido fastidioso y tuve que abrir mis ojos, aún cuando éstos pedían que los dejará descansar, pero mis oídos pedían que callara ese ruido infernal; obedecí a mis oídos y apague el escandaloso despertador; las 6:10 de la mañana parece que sólo cerré los ojos por unos minutos porque aún seguía cansado. Sentía que los ojos me pesaban toneladas.

Sabía que si me volvía a dormir llegaría tarde a la clase de las 8 así que me levanté sin mucho ánimo; entré a la regadera para bañarme y poder despabilarme un poco. Salí de la ducha con la toalla en mi cadera y con otra, secándome el cabello; fui a mi closet y miré toda mi ropa. Saqué una camisa verde bandera, unos pantalones de vestir negros y unos zapatos mocasines. Me los puse pero dejé sin abrochar los primeros dos botones de arriba de la camisa. Peiné con esfuerzo mi rebelde cabello, pero me di cuenta que era una misión imposible.

FRÍA COMO EL VIENTO                                          |SIMBAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora