Capítulo 4: Petición

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Tiempo después...

Narrador Omnisciente: Cueva de Snow

Snow, la temida criatura apodada "El Monstruo de las Montañas del Norte", se encontraba en el interior de su oscura caverna, descansando después de un largo día de recolección de frutas silvestres. La luz del sol apenas se filtraba a través de la entrada de la cueva, proyectando sombras profundas sobre las paredes irregulares. Snow, en cuclillas junto a una pared, mantenía su mirada fija en un punto invisible mientras mordía una fruta. De repente, una presencia familiar irrumpió en su tranquila soledad.

—¡Señor Snow! —una voz aguda resonó desde la entrada.

Snow frunció el ceño y suspiró.

"¿Qué quiere este mocoso ahora?" —pensó, mientras se ponía de pie con desgano. Pegado a las sombras, avanzó sigilosamente hacia la entrada de la cueva.

Allí, de pie bajo la tenue luz del atardecer, estaba Gokú, con su cabello desordenado y su expresión entusiasta. La energía juvenil del saiyajin contrastaba con el ambiente sombrío de la caverna. Snow salió de entre las sombras, cruzado de brazos, su mirada seria clavada en el joven.

—¡Hola, Sr. Snow! —dijo Gokú, agitando su mano enérgicamente.

—¿Qué haces aquí? —respondió Snow con frialdad, su tono cargado de irritación. Las visitas no eran bienvenidas, y mucho menos por un chico que, lejos de temerle, lo trataba con una familiaridad desconcertante.

Narra Gokú:

Dentro de unos meses será el Torneo de las Artes Marciales. Mi entrenamiento con el Maestro Roshi y mi amigo Krillin ha sido intenso, pero sé que no es suficiente. Raditz, mi hermano, se negó a entrenar con nosotros, diciendo que los humanos no tienen nada que enseñarle. Es muy fuerte, y quiero estar seguro de que he mejorado lo suficiente para enfrentar cualquier desafío. ¿Y quién mejor para ponerme a prueba que el Sr. Snow?

Ahora él está frente a mí, cruzado de brazos y con su mirada gélida, como si mi presencia fuera una molestia.

—Quiero pelear con usted, Sr. Snow —dije con firmeza, inclinándome en una reverencia, juntando mis manos como en una oración.

—¿Y por qué debería hacerlo? —replicó, arqueando una ceja inexistente.

—Quiero probar mi fuerza. Sé que es mucho más fuerte que mi hermano, y necesito saber si soy lo suficientemente fuerte para el torneo —le expliqué, con la esperanza de que entendiera.

Hubo un silencio incómodo. Snow me miraba, impasible, como si estuviera midiendo mi determinación.

—Por favor —repetí, inclinándome nuevamente.

Narra Omnisciente:

Snow observó al joven, sin mostrar en su rostro la intriga que empezaba a sentir. El pequeño saiyajin estaba lleno de energía y una confianza que rozaba la insensatez. Pero algo en su petición le llamó la atención.

—Aunque hayas aumentado tu fuerza, no tienes ninguna posibilidad contra mí —dijo Snow, su voz resonando en la cueva. Acto seguido, liberó una pequeña fracción de su ki, tan poderoso que las rocas a su alrededor vibraron. —¿Lo sientes? —preguntó, con una ligera sonrisa.

—¡Sí! ¡Es increíble! —exclamé emocionado. —¡Por eso quiero pelear con usted!

—Dime, ¿puedes ocultar tu presencia? —le preguntó Snow. Gokú negó con la cabeza. —¿Puedes volar sin usar esa nube? —Otro no. —¿Sabes lanzar ráfagas de energía?

—¡Sí! ¡Mire! —Gokú extendió su mano hacia una de las paredes de la cueva y disparó una pequeña bola de ki, que explotó contra la roca con un sonido sordo.

—Eso no te será suficiente —sentenció Snow, con tono tajante. —Aún te falta mucho para siquiera compararte a tu hermano.

Gokú bajó la mirada, pero su espíritu no se quebró. Con determinación, levantó la cabeza y, mirándolo directamente a los ojos, pidió con firmeza:

—¡Entréname, por favor!

Snow, sorprendido pero sin mostrarlo, lo contempló por un momento. No estaba acostumbrado a que alguien lo buscara por algo más que miedo o respeto. La idea de entrenar a alguien le resultaba extraña, pero este chico... era diferente.

—Muy bien —dijo Snow con frialdad. —Veamos de qué estás hecho.

El Combate

Gokú adoptó su postura de combate, con una sonrisa emocionada en el rostro. Snow, en cambio, permanecía inmóvil, de perfil, con una mano detrás de la espalda y la otra al frente, lista para desviar cualquier ataque.

Gokú se lanzó al ataque con toda su fuerza. Su primer golpe fue directo al rostro de Snow, pero la criatura lo desvió sin esfuerzo. Cada ataque, ya fuera un puñetazo o una patada, era esquivado o bloqueado con una facilidad que sorprendía al joven saiyajin. La precisión y velocidad de Snow eran abrumadoras.

"Es rápido... pero le falta fuerza." —pensaba Snow mientras desviaba un golpe con la palma abierta. "Para un humano normal, ya sería invencible, pero para mí..."

Gokú, sin rendirse, saltó hacia atrás y lanzó una ráfaga de ki. Snow la desvió con un simple movimiento de su mano, haciendo que el ataque explotara en el aire.

—¡Tienes que hacerlo mejor! —gruñó Snow, lanzándose hacia Gokú con una velocidad que el joven apenas pudo seguir.

Antes de que Gokú pudiera reaccionar, Snow lo golpeó con un puño directo en el estómago. El aire abandonó sus pulmones de inmediato, y Gokú cayó al suelo, retorciéndose y jadeando por recuperar el aliento.

Snow, imperturbable, se dio media vuelta y regresó a su lugar en la cueva, retomando su almuerzo. La fruta que había recolectado era uno de los pocos placeres que le ofrecía este mundo. Mientras comía, observaba de reojo a Gokú, quien aún intentaba recuperarse.

Narra Gokú:

¡Es increíble! Lo di todo, y ni siquiera lo toqué. ¡Es tan fuerte! Un solo golpe suyo me dejó sin aliento. Me duele el estómago y siento que me falta el aire. Veo cómo sigue comiendo, como si nada hubiera pasado. ¡Y yo estoy aquí retorciéndome en el suelo!

—No es para tanto, fue un golpe leve —me dice Snow, sin dejar de masticar su fruta.

—¡Pero me dolió! —protesto, mientras me agarro el estómago. ¡Ay, qué dolor!

Snow me mira de reojo.

—No estás listo para el torneo si quieres superar a tu hermano —sentenció, pero luego añadió: —Sin embargo, has mejorado mucho desde la última vez.

Sonreí, a pesar del dolor. El estómago me gruñó.

—Vete a casa —dijo Snow, secamente. —Mañana empezaremos el entrenamiento de verdad. Necesito que estés bien alimentado y descansado.

Antes de que pudiera responder, Snow desapareció en la oscuridad de la cueva. ¡Estoy tan emocionado! ¡Voy a entrenar con Snow! Subí a la nube voladora y me fui a casa, con la vista puesta en el horizonte y mi estómago rugiendo de hambre.

Voten y comenten... no sean tímidos.

Bye, Sayonara, Adieu, Aufwiedersehen, Chau!

Actualizado el 3/11/2024

Yo, el Demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora