Capítulo 35: General Mayor Imperial

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Años después... Año 771

Narra Iceberg

_ Y bien... ¿Cuál es la situación del Borde Limítrofe Imperial? _ interrogo a mis generales, ya que fuí convocado para una Asamblea de Guerra. Tomo asiento en mi trono, en el extremo de la mesa/monitor de conferencias.

Desde que comencé a reinar, hace más de siete años, he traido el orden y la paz en mi Imperio... pero, como todo lado bueno, siempre aparece la oposcición.

Durante mucho tiempo, los Bandidos Estelares, del cuadrante Gtkia, han estado hostigando desde tiempos inmemoriables a los dominios del extinto emperador Cooler... conmigo no es la excepción.

Así mismo, desde la caída de Freezer, uno de sus subordinados, el Comandante Sorbet, ha tomado el control de su armada tratando de mantener y recuperar los territorios de su extinto emperador... eso me hace entrar en la misma ecuación, ya que sus ambiciones tambien abarcan los territorios de Cooler.

Y por último, la Confederación Espacial Harunia, con la cual he tratado de mantener la paz durante mucho tiempo, pero por un malentendido, y uno de gran peso, nos encontramos en conflicto, desde hace un par de años. La diplomacia con esa Federación, ha ido de mal en peor... pienso que sus líderes me confunden con Freezer o Cooler.

_ Muchos planetas siguen desprotegidos de los Bandidos Gtkia. Los colonos, estan abandonando masivamente los planetas, dejándolos a merced de los bandidos. Efectivos de la Fuerzas de Protección Imperial, se dirigen a reestablecer el control. Existe un riesgo de sobrepoblación, en los Planetas Centrales, quienes reciben a los refugiados. _ informa uno de mis generales. Estos bandidos son un tremendo dolor de cabeza desde que soy Rey/ Emperador. Me froto la cabeza, apesadumbrado y molesto.

_ Los remanentes de la Armada de Freezer, todavía siguen presentes en el cuadrante G2-B3. _

Se escuchan las puertas automáticas del salón abrirse.

_ Eso ya no es problema. _ se escucha una voz ingresando a la habitación. _ Los restos de la Armada fueron expulsados. La región está bajo control. _ informa el general que acababa de ingresar.

_ General Snow. _ dice el General Kiyua, que se encuentra a mi izquierda. Se incorpora de su asiento, seguido de los demás generales de menor rango. _ Es un honor que se encuentre con nosotros. _

Mi mano derecha... mi primo Snow. Lo observo con su armadura de tonos negros y marrones, con la insignia imperial en el pecho, con hombreras y protectores en los laterales a la altura de las caderas; el "scouter", con el lente de color verde claro reglamentario, aunque no lo necesite para detectar a un enemigo, sino para la comunicación; su capa negra que cubre toda su espalda y la parte trasera de las piernas; y su típico pantalón negro y faja amarilla, que no se nota mucho por la armadura.

Desde que se recuperó de sus heridas, ofreció servirme, en cualquier puesto que decida, por un plazo de cuatro años. Y sabiendo que es un poderoso guerrero, más poderoso que yo debo confesar, decidí asignarle del rango de Comandante al principio, para que entrenara mi ejército, ya que era relativamente nuevo.

Su desempeño en batallas, y en formar a mi ejército con nuevos entrenamiento y reestructuración, que lo convirtió en uno aceptablemente poderoso, hizo que en poco tiempo ganara el puesto de General Mayor. Es un ser respetado y querido, no solo en las Fuerzas, sino también entre los ciudadanos... a pesar de no tener las mismas actitudes que las mías.

_ Siempre tan efectivo, General. _ lo elogio con formalidad. Esto de lo formal es protocolar.

_ Siempre estoy a su disposición, su Majestad. _ responde de la misma manera. _ Caballeros, aquí... _ muestra unos planos virtuales de un planeta con una linea de edificios fortificados que la cubren, rodeada de dos anillos artificiales, sobre la mesa/monitor de conferencias. _ ... está la Bastión harunia Ikisios, en el planeta Jutiera. Es la entrada a Asgo, capital de la Federación. A pesar de tener la fama de ser inexpugnable por más de 2300 años, eso se acabará en dos días, si no se llega a dialogar con ellos. _ expone con su seriedad habitual. Por más que intenten las negociaciones, nunca se llega a un acuerdo mutuo. Y temo por la inminente batalla que se avecina. _ Si tomamos esa base, Harunia no va tener otra opción que pedir la paz. _ concluye.

Yo, el Demonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora