Revelación

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Haneul se mantuvo tumbada sobre el hormigón al menos cinco minutos. Lloraba, luego reía, luego volvía a llorar.

Taehyung, harto de presenciar aquel vergonzoso llanto teatral, se acercó a ella y le ayudó a levantarse.

—Vamos, nena.... Hora de irnos.

Ella estaba descansando la cabeza sobre el pecho de Taehyung, y su brazo estaba alrededor de su cintura, apoyando su peso. Sus piernas vacilantes se movían de allá para acá.

— ¡Oppa! — Lee Hani corrió hacia donde estaban ambos y preguntó: ¿En dónde está mi hermano?

— Peleamos. Estaba furioso y se fue.

Lee Hani expandió sus orbes marrones y abrió la boca, sorprendida.

— No... ¿Habló con ella? ¡Menudo cabezotas! — Espetó, pegando una patada al suelo.

— Lee Hani... — Taehyung guardó silencio, agarró la cintura de Haneul para que ésta no cayera y continuó —  ¿Qué es eso de que Jungkook y tú son amantes?

— Oppa, ella cree que lo somos.

— ¿Y por qué rayos no le han aclarado que no lo son? — Preguntó el pelirrojo, sus ojos eran inciertos.

— ¡Shh! — Siseó. — Deja que me encargue de eso, por favor.

— ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿No te parece que es un poco tarde para hacerlo?

— Jungkook no había querido desmentir el error de Haneul, hasta hoy.

— ¿Quieres decir que pensaba hacerlo?

Ella asintió y Taehyung rodó los ojos.

— ¡Es un imbécil! Y por esa razón no me haré a un lado, aun cuando estoy seguro de que ambos se gustan, no me alejaré hasta que Haneul me lo pida.

— Oppa...

— ¿QUÉ? ¿De nuevo tengo que hacerme a un lado como lo hice con Chaerin? Ya no soy esa clase de chico — dijo entre dientes, tocándose el lado de su cabeza con fuerza con un dedo. — Dejé que Jungkook fuera feliz con ella y ve lo que pasó, la dejó ir como lo hace con todas. Esta vez no dejaré que haga lo mismo con Haneul, ella me gusta, me gusta en serio y sé que no le soy indiferente.

— Pero... ¡Son amigos!

— Sí, lo somos y lo he demostrado hasta la saciedad, pero, — resopló con enfadó —  ¿Y él? ¿Él que ha hecho por mí además de mentirme?

— ¡Taehyung!

— Hani, te quiero. No te metas en esto.

Lee Hani suspiró.

— ¿Le contarás todo a Haneul?

— ¡Por supuesto! Ella debe saberlo.

— ¡No! ¡No lo hagas! Déjame a mí.

— Bien — murmuró Taehyung, inconforme.

Lee Hani junto sus palmas a la altura de su mandíbula y susurró en agradecimiento. Se volvió hacia Haneul y levantó su cabeza del hombro de Taehyung.
Los ojos de Haneul apenas se abrieron.

— Hane, Taehyung va a llevarte a su casa para que puedas dormir.

— De acuerdo — Murmuró Haneul antes de dejar caer la cabeza hacia atrás en su hombro.

Quince minutos más tarde Taehyung estaba aparcando frente a un complejo de apartamentos Mokdong en Seúl. Apagó el motor de su charger y miró a Haneul. Había dormido todo el corto camino hasta casa, y ahora estaba roncando suavemente en el asiento del pasajero de al lado. Su vestido negro se había desplazado con su sueño, y la mitad de uno de sus pechos se asomaba tímidamente, hinchando un material frágil de la manera más tentadora. Sus bien proporcionadas piernas, y también sus muslos, se pusieron al descubierto en el camino a casa, y allí estaban, pidiendo ser tocadas.

Esposos sin Derechos | COMPLETA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora