Confesión

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Haneul se revolvía en la cama sin conseguir dormir por más que lo intentaba. Ocurrieron situaciones confusas en un sólo día.

En realidad estaba dubitativa después de aquello.

En su acostumbrado sumario mental, todo finiquitó en dos coyunturas:
1. Beso con Taehyung.
2. Beso con Jungkook.

¿Cómo pudo aceptar ser besada por su esposo después de haber probado los labios de Taehyung? Haneul se sentía como una ramera luego de lo que hizo, y además, sin restarle importancia a sus razones, la verdad era que aún no las conocía. Sabía que le gustaba Taehyung, pero Jungkook conseguía alterarle las hormonas.

Ella cerró los ojos, quería dormir, no obstante cuando lograba entrar en la etapa de adormecimiento, en donde el electroencefalograma muestra una cierta actividad en onda theta, las alucinaciones que se daban tanto en la entrada como en la salida de cierta fase, eran única y específicamente instantes con Jungkook. Cuando él la besó, cuando acarició sus caderas, cuando recorrió su cuello y chupó, cuando sus respiraciones se cortaban por falta de aire, y sobre todo, cuando estuvieron apunto de hacerlo sobre aquel sofá frente a la cristalera. Haneul abrió los ojos de nuevo. Iba a ser una noche muy larga. Se incorporó y optó por bajar por un vaso de agua. Pululó con trancadas trémulas, podría decirse que a hurtadillas. Temía encontrarse con Jungkook.

Por fin cuando llegó a la cocina, abrió el frigorífico y vertió agua helada en un vaso muy grande y bebió como una desesperada, como si hubiese estado atrapada en un desierto fronterizo y lo que más añoraba era encontrarse un riachuelo y beber sin control. Cuando terminó por fin, jadeó y limpió la comisura de sus labios que había sido empapada luego de tomar tanta agua.

— ¿Tampoco puedes dormir?

Haneul peló los ojos y se sobresaltó, debido al susto soltó el vaso que sostenía y éste cayó al suelo y se rompió, consiguiendo incrustar vidrios sobre el pie de ella.

— ¡Demonios! No era mi intención asustarte... ¿Estás bien? — Dijo él, inclinándose a la altura de la cintura de Haneul y observando su pie con detalle.

Ella se apartó violentamente y renqueó un poco, perdiendo el equilibrio y estampándose contra el refrigerador.

— Vamos, Haneul. No pienso morderte.

— Hace un rato sí lo hiciste.

—.¿De qué hablas? ¿En serio te mordí? ¡Oops! Lo siento — Comentó avergonzado.

— Olvídalo. Quedamos en que mañana fingiríamos que nada ocurrió.

— Disculpa por ponerte en esta situación, y por besarte y excederme... no culparé al alcohol. Lo cierto es que lo deseaba y lo hice.

— Me doy cuenta que todo lo que le apetece al señor Jeon, lo consigue ¿No?

— No todo.

Hubo un silencio mortecino que solo duró algunos segundos.

— A veces..., me gustaría saber lo que piensas. Todo lo que hay en tu mente es un enigma y me enoja por sobre manera no tener ni pizca de idea.

— ¿Tanto quieres saber?

Ella asintió.

— Te curaré esa herida.

Jungkook se alejó para traer un botiquín, cuando regresó a la cocina, Haneul ya no estaba.

***

Al otro día, y con sus acostumbradas aureolas negras rodeando sus ojos, Haneul asistió a la universidad. Tomó sus clases atenta y al final cuando salieron, JiSoo se atrevió a comentar luego de haberse percatado de sus ojeras de panda:

Esposos sin Derechos | COMPLETA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora