«No...
No soy ella.
No soy quien despertó en ti cosas tan bellas.»
Todo estaría bien, si es que esas marcas en el cuello de Tom las hubiera hecho él.
_____________________
𝐧𝐨𝐭𝐚𝐬:
-𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞𝐬 𝐦𝐚𝐲𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐝𝐚𝐝.
-𝐬𝐨𝐧𝐠𝐟𝐢...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Marco se acercó a Tom por la espalda después de haber oído una orden que dictaba que fuera hacia allá.
Tom por fin había regresado después de dos días sin haber estado en casa. Se había ido en cuanto terminaron una discusión, con la excusa de que necesitaba aire fresco y un tiempo para pensar las cosas estando solo. Marco no pensó y solo abrazó con amor su espalda; sus brazos eran nerviosos y temblaban por temor a desatar otra pelea.
Pero no pudo evitar ponerse triste.
—Hay alguien mas que te roba el sueño... —susurró con ligereza, mientras pegaba sus labios a la suave piel del cuello del demonio. Amaba hacer aquello, le agradaba mucho rozar, besar, lamer, morder el cuello de Tom.
—Y no sirve de nada que ponga todo mi empeño.
Tom pareció no prestarle atención a lo que Marco estaba diciendo en voz baja, pues solo se dedico a suspirar y voltear ligeramente hacia su pareja para besarlo.
Marco se sintió feliz.
Quizá si Tom lo quería sexualmente era suficiente.
