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Marco notó como los ojos de Tom estaban casi tan cristalinos como los de él mismo

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Marco notó como los ojos de Tom estaban casi tan cristalinos como los de él mismo.

No entendía si ese demonio intentaba engañarlo nuevamente o en realidad si iba a ser diferente esta vez.

Ladeo la cabeza.

No, no podía seguir cayendo en esas farsas que el de ojos rojos le ponía. Le dio un escalofrío al sentir como Tom se acercaba a él.

Tal vez trataba de abrazarlo.

Tal vez trataba de golpearlo.

No era seguro lo que hiciera Tom. Marco no estaba seguro de que cosa planeaba el de ojos rojos.

—Tal vez hago mal, y te daño en el intento.—escuchó nuevamente la voz de Tom diciendo aquello.

Sonrió para sus adentros, sin mostrar ese gesto de extraña felicidad en su interior, ni siquiera estaba seguro de que era lo que estaba sonriendo pero lo habia hecho, en su interior, claro esta.

Retrocedió un poco, evitando que Tom le pusiera un misero dedo encima.

—Pero mi pasado afecta lo que en el presente siento. Es que no puedo, me duele estar así.—la voz de Tom sonaba con suavidad, algo realmente extraño en la tosca voz de ese demonio.

Marco encimo sus brazos en su propio rostro, poniéndolos por una clase de escudo contra lo que posiblemente Tom pensara hacer.

No soy ella │ TomCoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora