12.

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Los brazos de Tom eran suaves, muy suaves

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Los brazos de Tom eran suaves, muy suaves. Marco amaba que aquel demonio lo tomara de la cintura. Se sentía ligero de esa manera y le gustaba esa sensación, le encantaba. Sus piernas parecían flaquear cada vez que Tom acariciaba su cadera y empezaba a besar su cuello.

Sabía que Tom lo hacia para calmar las cosas y terminar "bien". Sus mejillas estaban ruborizadas y daban paso a las lagrimas cristalinas. Tenia los ojos entrecerrados en una expresión afable para el demonio pero... lo estaba odiando por eso.

—Entiende.—oyó la voz suave de Tom en su oído, causando un pequeño escalofrió en su espina dorsal. Recordó las veces en las que ese demonio le susurraba cosas al oído, normalmente cuando estaba triste o mientras estaban manteniendo relaciones.

—No juego, y no quisiera lastimarte. Te quiero pero es difícil acostumbrarme. A otros labios a otro aroma.

"Si te es difícil, ¿porqué estas haciendo esto ahora?" pensó el castaño.

Los brazos de Marco se ponían en el pecho de Tom, tratando de que dejara de agarrar su cadera y que dejara de regalarle besos en el cuello.

Marco daba leves quejidos por que la fuerza que tenia aquel demonio. Trataba despojarse del abrazo de Tom, mientras Tom trataba de despojarlo de su dignidad.

No soy ella │ TomCoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora