Capítulo 43: ¡Me Has Perdido!

4.9K 410 62
                                    

Desde que todo ocurrió en aquella cita, en esa cama que notó nuestra pasión, han pasado pocas cosas. Ricky viene a casa para estar conmigo, escuchando música y también jugando a unos cuantos juegos en el móvil que, a día de hoy, le voy ganando.

También caminamos por el centro comercial para ver todo lo que nos interesa y lo que querremos comprarnos en un futuro.

El invierno ha estado con nosotros un buen tiempo y el frío es algo que abunda, por lo que necesito calor en todo momento y mi novio, me encanta decir esa palabra, me abraza para no sufrir esos dientes helados que se cuelan en mi chaqueta para clavarse en mi piel.

Farren sigue siendo un gran instructor de cocina, ya sé cocinar platos un tanto complejos, por lo que ahora me toca aún más allá de lo básico, que es el lado profesional.

Hansel ha estado tan tranquilo últimamente... Hemos estado viendo la televisión juntos unas cuantas veces por aburrimiento, lo bueno es que no fuma. Pocas veces me he apoyado en él porque me sentía muy cansado, se sentía bien, pero no lo suficiente. Al menos sonríe de nuevo.

De los demás poco sé, ya que se han estado centrando en los estudios al ser los últimos exámenes del trimestre, pero en mi caso yo estoy aprobado y supongo que Ricky también está aprobando, porque tiene mucho tiempo libre.

Ahora mismo estoy en la cocina, intentando preparar un bizcocho de chocolate por el cumpleaños de Farren, que es hoy y le he pedido a unos cuantos contactos suyos que lo mantuvieran retenido un par de horas, supongo que será suficiente.

Ya el bizcocho en el horno, pienso en lo que hacer ahora mientras el tiempo se consume en el horno.

Parece que los hechos vienen a mí por si solos, ya que el móvil recibe una llamada de mi madre. Bueno, una charla con la que me dio la vida puede ser siempre una alegría.

Contesto y saludo para que sepa que estoy aquí.

—Buenas, mamá. ¿Qué se te ofrece? —pregunto con tono burlón, pero alegre.

¡Cariño, tienes que salir de ahí!

—¿Y eso? ¿Qué ocurre?

¡Tu padre te ha encontrado! O eso creo, porque ha sacado el martillo.

—¿Cuál martillo? ¿El grande o el pequeño? —que no sea el grande, por favor.

El grande.

—No...

Mi padre tiene una pequeña manía con uno de los martillos que suele esconder en el desván. Tiene el martillo pequeño para tareas que lo requieran o para dejárselo a algún vecino por si tiene que clavar algo.

Pero en caso del martillo grande, lo usa para desahogarse, destrozando cosas en el jardín trasero de casa. Rompe platos, vasos, incluso figuras que él mismo hace para después hacerlas estallar en pedazos.

No hacíamos caso a ello, tampoco le dirigíamos la palabra por miedo a que lo pagase con nosotros.

Ahora el miedo es real, ya que va dirigido hacia mí todo su odio.

—¿Cuándo salió de casa?

Hace como diez minutos. No pude llamarte antes porque me ocultó el móvil porque sabía que te iba a avisar.

Popular NO Busca Pareja (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora