Capítulo 28: Llanto

6.9K 657 121
                                    

Las clases han pasado más rápido de lo que esperaba, aunque tan solo han sido las dos primeras horas en las que había matemáticas e inglés. Me siguen siendo muy fáciles.

Ahora mismo camino por el recreo para ir al punto de encuentro de mis dos mejores amigos, que parece que no nos hemos juntado en el instituto desde hace siglos. ¿Cuándo fue la última vez? Ya ni lo recuerdo, pero no me debo fijar en el pasado, sino en el hoy. Mientras nos sigamos juntando no me importa si pasa una semana, esperar siempre da sus frutos.

Ahí los veo, apoyados en el árbol susurrante que tanto canta, en el que hemos compartido muchas cosas de nuestra vida. El árbol sigue siendo uno de nuestros símbolos de nuestra amistad, una vez nos pintamos el árbol en la mano, pero la tinta se iba. Normal, no era un tatuaje.

Al verme de lejos, me saludan con la mano y esperan a que llegue para hablar. Ya en medio, como siempre, comenzamos con nuestra rutina olvidada de charla intensiva.

—Bueno, pequeño Marth —comienza Dana—. ¿Qué tal estás desde...? Ya sabes...

—Estoy bien, muy tranquilo.

—¿Y cómo es vivir con el chico malo de Farren?

—Está bien, es muy bueno conmigo. En realidad no es malo, es bueno por dentro, aunque cueste creerlo.

—Mientras no te toque ni un pelo, me quedo más que satisfecha.

—Jorge, no hablas nada —me mira—. ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien. Solo estaba pensando.

—¿Tú pensando? Me sorprendes aún más —dice Dana para hacer la gracia.

—Pienso más en otras cosas que tú en ese momento que tuviste con Rodrigo.

—Eh, te me relajas o aquí van a haber pezones retorcidos.

—Interesante escuchar eso —de repente, una voz aparece detrás suya, lo he escuchado muy poquito, pero igual es suficiente para saber quién es.

Nos damos la vuelta y, al otro lado del árbol, se ve al recién nombrado de Rodrigo, que lo ha escuchado todo.

—Esto... Yo... —se pone más roja que un tomate, es como si fuera a explotarle el cerebro intentando pensar en una excusa.

—Tranquila, me parece normal que digas eso, dado a entender que se ha metido un poquito contigo.

—Ahora tengo a dos en mi contra —suelta Jorge, suspirando—. ¿Cuándo acabará esta tortura?

—Nunca va a acabar, querido —le pone Dana la mano en el hombro, intentando apoyarlo.

—Es raro que un chico tan popular entre las chicas esté aquí —empiezo a hablar—. ¿Acaso se le ha caído algo por aquí? —digo en plan broma, y se lo toma a bien.

—Las llaves, pero no las encuentro. Oh —saca del bolsillo las llaves—, las tenía encima, que tonto estoy.

—Me caes muy bien.

—Y tú a mí. Por cierto, ¿te encuentras bien? Por lo que pasó...

—Sí, estoy bien. Gracias por preguntar.

—¡Marth! —hoy voy a estar muy solicitado—. ¿Podemos hablar? —me vuelvo a dar la vuelta y ahí está, un Jacob totalmente cambiado.

—Eh... Claro. ¿En privado?

—Por favor... —nos alejamos de mis amigos a la suficiente distancia como para poder hablar sin que nadie nos escuche—. Quería darte las gracias por lo que has hecho por mí.

Popular NO Busca Pareja (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora