Capítulo 45: Un Escarmiento

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—Ah, que cansado es esto —suspira el juez, aun estando nosotros delante—. Bien —lee el papel que tiene delante—, denuncia de Marth Clansky a su padre por... Vaya, este está completo. Expulsión del hogar a un menor, homofobia, hackear un servidor para encontrar a su hijo, destrucción de una propiedad ajena a la suya, maltrato psicológico y físico y lesiones graves a un joven, el cual va con esta denuncia —sonríe—. Esto va a ser rápido. ¿El acusado tiene algo que decir antes de que dé mi veredicto?

—No puedo luchar contra esto cuando te has metido de lleno en este marrón —le susurra su abogado—. Estamos perdidos.

—Lo sé —agacha la cabeza—. Señor juez, quisiera pedirle disculpas a mi hijo por todo lo que he hecho, a él y a su amigo.

—¿Cree que su hijo está por perdonarle y retirar la denuncia? Por todo lo que se ha presentado, la policía podría detenerlo incluso su hijo se eche atrás.

—Ya... —me mira a los ojos—. ¿Me perdonas?

¿Perdonarle? ¿Después de lo que ha hecho en todo este tiempo? ¿Después de todo el daño que ha creado? Mi amigo está en el hospital y casi muere por sus golpes de martillo, lo cual no le he dicho por miedo a como reaccionaría.

—¿Cómo quieres que te perdone después de lo que has hecho? —murmuro, el juez, mi padre, mi madre, mis amigos y mi novio Ricky están presentes para apoyarme—. Llegados a este punto, ya no puedo perdonarte.

Menos mal que mi hermana pequeña no está aquí para escuchar y mirar todo lo que ocurre en este juzgado.

—Me sorprende que esto sea bastante rápido, así que voy a dar mi veredicto —agarra el martillo, se prepara para dar el golpe final—. Señor Clansky, es declarado culpable por todo lo nombrado anteriormente y cumplirá una cadena de veinte años de cárcel. Sus posesiones acaban en manos de su hijo cuando sea mayor de edad y tendrá que pagar todo lo que ha destruído en el domicilio. De mientras, la madre podrá tocar el dinero y todo lo que esté a su nombre —golpea con el martillo, creando un sonido atronador—. Se cierra la sesión y yo me voy a comer un sándwich.

Uno de los policías que hay en la puerta se acerca a mi padre y lo esposa mientras veo a mi madre llorar en el hombro de Ricky, siendo consolada por mis amigos.

Sé que hice lo correcto, incluso ella sabe que lo hice por su bien y el de la pequeña.

Me acerco a mi madre y, al verme, se lanza a mí para sentir mi calor de nuevo, para sentir como su hijo vuelve a casa después de todo lo que ha ocurrido.

—Cariño, ya todo ha pasado. Me siento mal por tu padre, pero a la vez estoy contenta de que estés tan bien...

—Ya viste a Farren, él fue el que se llevó la peor parte.

—Lo sé, pero así puedes volver a casa, ¿no crees?

—No —se sorprende al oírme decir aquello—, aún tengo que hacer una cosa antes de volver, que es cuidar a Farren —Ricky sonríe, sabe por qué lo hago—. Si no fuera por él, no estaría aquí casi sin un rasguño. Por eso quiero cuidarle, como agradecimiento por su bondad, su hospitalidad y su amistad.

—Apoyo tu decisión —me pasa una mano por la espalda mi novio—. Estaré ahí para ayudar cuando lo necesites.

—¿Y qué le digo a tu hermana sobre tu padre? Tendrá muchas preguntas que exigirá respuestas.

—Le diremos la verdad, creo que ya es lo suficientemente mayor como para saber la cruda realidad, sino sería peor.

—Tienes razón. Pero no quiero contárselo yo, quiero que seas tú el que le cuente todo. Después de todo eres su hermano y siempre querrá oír buenas noticias y malas de ti, sobretodo porque te echa mucho de menos.

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