Capítulo 11.

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Liam:

Aparté a Elizabeth de mí con rapidez.

-¿Se puede saber qué estás haciendo?-casi grité furioso. No me reconocía. Me miró extrañada.

-¿Es que acaso no te gusto?-me respondió con tranquilidad. Aquello me dejó de piedra.

-Eh, s-sí...-tartamudeé. Levantó una ceja, pero después sonrió.

-Entonces no veo qué problema hay que te bese.-susurró mientras toqueteaba mi camiseta.-Tú me gustas, yo te gusto... Podemos besarnos.-alzó la mirada de mi camiseta a mis ojos. Estaba algo acalorado, por la situación y por sus caricias.

-Esto no está bien y no tiene sentido.-dije, apartando sus manos de mi cuerpo.-No lo tiene porque nunca has mostrado ningún interés en mí y que ahora lo tengas me parece muy raro, más aún cuando mi hermana está con uno de los gilipollas del grupo de tu hermano y cuando la odias. También me parece raro que justamente hayas venido a mí después de todo lo que ha ocurrido, y sabiendo que mi hermana y tú sois enemigas, el único interés que podrías tener por mí, al menos a simple vista, es falso, sólo para fastidiarla.

Elizabeth se apartó lentamente de mí y se sentó sobre mi cama.

-Tú no lo entiendes,¿verdad?-una lágrima recorrió su mejilla.-No sabes por todo lo que he tenido que pasar...he sufrido mucho tiempo por culpa de Natalie y de tu hermana. Por eso mismo siempre he estado con mi hermano y su grupo, él me protegía... Es cierto que muchas veces he intentado joderlas, y joder su relación, pero era por celos,¿entiendes? Y desde siempre me has gustado Liam, es sólo que temía acercarme a ti por ellas. Aproveché a que ocurría todo esto para hablar contigo a solas y contarte todo lo que me he estado guardando todos estos años. Yo... Te quiero, Liam.

Cuando terminó de decir todo esto, yo ya estaba abrazándola, me dolía tanto no haberla escuchado antes... Ella lloraba en mi hombro.

-Lo siento, lo siento tanto...-susurré y besé su cabeza.-Yo también te quiero, y mi hermana no va a impedir que estemos juntos,¿de acuerdo?

Asintió con la cabeza y sonreí.

-Elizabeth, ¿quieres ser mi novia?-tragué saliva con fuerza de los nervios.

-Claro que sí.-sonreímos casi al mismo tiempo y la besé en los labios. Cuando me separé de ella volví a abrazarla.

Lo que yo no sabía era que Elizabeth era una de las culpables de la muerte de la mejor amiga de mi hermana, y que estaba de parte de los enemigos del grupo de su hermano, y eso quería decir, que también estaba contra mí.

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Niall:

En cuanto Ashley se separó de mi, ambos nos quedamos en completo silencio. Le miré y sonreí.

-Creo que va siendo hora de irme a mi casa.-soltó.-Mi familia debe de estar preocupada.

Salió de la habitación rápidamente y bajó las escaleras corriendo. Llegué a la puerta principal antes que ella, fui más rápido. Le impedí que saliera.

-No te puedes ir.

-Claro que sí, y de hecho, es lo que voy a hacer. No me lo vas a impedir tú.-se movió hacia un lado para salir y me moví hacia ese mismo lado, se movió hacia el otro e hice lo mismo. Resopló.-No tengo todo el día, Niall.

-No voy a dejar que te vayas, y mucho menos ahora.

-¿Por qué no?-se cruzó de brazos.

-Por dos motivos. Uno, acabo de besarte y no me dices nada. Dos, la policía nos están buscando a los dos, y si vuelves a casa tendrás que entregarme a la policía y los dos sabemos que no quieres hacer eso.

Ignoró el primer motivo.

-¿Por qué crees que no te entregaría a la policía?

-Porque me quieres.

-¿Y por qué crees que te quiero?

-Porque no has dicho nada sobre el primer motivo.-se quedó callada y sonreí. Después de unos segundos de silencio, decidí volver a hablar.-¿Y bien?

-Está bien, me quedaré.

-Así me gusta, princesa.-sonreí de nuevo y la besé por sorpresa. Cerré la puerta con llave y me guardé las llaves.

-¿Pero q-qué?-solté una risa y me dirigí al salón.-¿Por qué mierdas me encierras? ¿Te piensas que me voy a escapar?

Escuché sus pasos detrás de mí.

-Sí, por sí acaso. Aún no me fío de ti.

-¿Y debería hacerlo yo acaso?-bufó.

-La verdad es que no.

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Harry:

Aparqué mi coche delante del gimnasio. Era hora de descargarme un poco con los sacos de boxeo.

Entré y saludé a la recepcionista con una elegante sonrisa, a lo que contestó con un suave suspiro. Llegué a la zona de boxeo. Dejé mi bolsa de deporte sobre un banco, y me puse unos pantalones de deporte que me llegaban por las rodillas y me quité la camiseta, dejando a la vista mis tatuajes. Me puse enfrente del mismo saco de siempre y me coloqué los guantes de boxeo.

-¡Amanda!-grité cuando vi a una de las ayudantes. Se giró para mirarme.-¿Y Phillip?

Phillip me ayudaba. Era la única persona que podía hacerlo en aquel sitio.

-Está de baja. Se ha roto la clavícula.-bufé. Entonces tendría que hacerlo solo.

Me dispuse a golpear el saco con golpes secos y fuertes, haciendo que este se balanceara constantemente.

Le di otro golpe al saco, pero apenas se movió, alguien estaba sujetándolo. Joder, aquí son todos unos idiotas.

-¿De qué cojones vas?-escupí antes de ver a la otra persona. Una cabeza se asomó por un lado del saco. Una chica. Pelo castaño recogido en una coleta, caía por su espalda con algunas ondas. Ojos pardos, con algunos motes verdes, bastante más bajita que yo, pero por lo que pude apreciar era perfecta.

-A ver sí aprendemos a hablar.-se apartó del saco y pude verla entera, observando su cuerpo varias veces. Resopló.-¿Styles, verdad?

Asentí con la cabeza.

-Pero puedes llamarme Harry, preciosa.-le guiñé un ojo.

-Soy tu nueva monitora.-intenté reprimir una risa. Esa pequeñaja no iba a poder aguantar toda mi fuerza como lo hacía Phillip.

-¿Y cómo dices que te llamas?

-Rachel, me llamo Rachel.

Dangerous. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora