Capítulo 13.

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Una vez hubo terminado la película, Niall me dirigió a oscuras hacia su habitación. Gracias a dios, encendió la luz de la habitación. Mis músculos se relajaron, había estado alerta todo el camino por culpa de la maldita película.

-Dormirás aquí. Yo en el sofá. Cualquier cosa que necesites, ya sabes dónde encontrarme. Como, por ejemplo, para darme un beso.-puse los ojos en blanco y soltó una pequeña risa.-Está bien, parece que has ganado la apuesta.

Sonreí triunfante.

-Te dije que no iba a tener miedo.-mentí. Elevó las comisuras de sus labios para dedicarme una de sus asombrosas sonrisas que tanto me gustaban.

-Buenas noches, Ash.-se acercó a mí y besó mi frente, a lo que yo correspondí cerrando los ojos. Salió de la habitación y cerró la puerta. Segundos después, escuché sus pies bajando las escaleras. Suspiré. Abrí su armario y cogí una camiseta para cambiarme. Me quité mi ropa, quedándome tan sólo con la ropa interior, y me puse su camiseta. Tenía su olor. Me quedaba enorme. Abrí las sábanas y me metí entre ellas.

Suspiré de nuevo varias veces. 'Vamos Ashley, es sólo una película.' Alargué mi mano y apagué la luz. La habitación se oscureció al instante. Me arropé con las sábanas, intentando tranquilizarme. Cuando parecía que me estaba quedando dormida, escuché un ruido y automáticamente, me puse en alerta. Me tapé lo máximo que pude con las sábanas, con el corazón desbocado. Y así es como me quedé dormida.

Me desperté, incorporándome en la cama, quedándome sentada. Algunas perlas de sudor salpicaban mi rostro y mi corazón latía con fuerza. 'Sólo es una pesadilla. Nada es real.' Me repetí a mí misma. Y es que, la película me había dejado secuelas, de las cuales mi subconsciente había jugando una mala pasada conmigo, dejando paso a las terribles pesadillas. Encendí la luz a tientas, y en cuanto la habitación estuvo iluminada, me tranquilicé un poco. Pero sabía que sí seguía así no iba a poder dormir tranquila en toda la noche. Me acordé de Niall. Con él me sentía a salvo. Me levanté y bajé con cuidado las escaleras, dirigiéndome al salón. Ahí estaba.

Estaba acurrucado sobre el sofá, con los ojos cerrados y la boca entreabierta, dejando escapar unos pequeños suspiros. Estaba guapísimo. Incluso dormido podría asemejarse a un dios griego. Me acerqué a él y me acuclillé a su lado.

-Niall.-susurré. No se inmutó. Resoplé.-Niall.-volví a repetir, esta vez un poco más alto.

Bufó y se removió.

-Niall.-le llamé una tercera vez, mientras le revolvía el pelo. Gruñó, pero esta vez abrió los ojos, cruzando su mirada con la mía.

-¿Qué pasa, princesa?-murmuró con una voz más ronca de lo normal. Algo que me pareció increíblemente sexy.

-He tenido una pesadilla.-susurré.

-¿La película?-me dedicó una sonrisa triunfante. No quise admitirlo, pero debía hacerlo.

-Sí.

-Lo suponía. Demasiado habías tardado.

-Vale, has ganado.-dije intentando olvidar el tema.-¿Te importaría dormir conmigo?

Volvió a sonreír.

-No hace falta que me lo digas dos veces.-se levantó del sofá con rapidez y me cogió en brazos, solté un pequeño grito.

Subimos las escaleras y entramos en su habitación, que aún seguía iluminada, ya que no había querido apagar la luz. Me tumbó en un lado de la cama, y se acostó a mi lado. Nos tapó con las sábanas.

-¿Mejor?

Asentí con la cabeza. Le di la espalda para dormirme. Esperé a que apagara la luz, pero no lo hizo.

Dangerous. (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora