La historia de las mariposas

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Hace un tiempo hubo un ser que descubrió que su corazón no era rojo,

descubrió que su corazón podía transformarse en otros colores,

y ese corazón un día se volvió azul,

azul como el mar que golpea fuerte a las rocas,

azul como el cielo que se ve en aquellas madrugadas luminosas,

azul como los ojos de lluvia,

azul como el horizonte cuando amanece y se mezclan los colores.

Ese ser conoció a otro, pero antes de eso,

no buscaba muchas cosas,

antes de eso, nadie más le llenaba el corazón,

antes de eso su corazón era rojo, pero vacío.

Ese ser, conocía a muchas aves en su cielo,

y esas aves sólo querían encerrarle en el suyo,

algunas otras aves sólo sabían lastimar cuando volaban,

se dedicaban a romper corazones por gusto,

eran aves mentirosas; sus ojos eran falsos y llenos de nada.

Y a ese ser le gustaba volar,

a ese ser le gustaba la verdad,

y aunque también había lastimado a otros,

ese ser no era como esas aves y lo podía sentir en su alma.

Y una vez, no supo cómo, (porque a veces las mejores cosas pasan sin saber),

llegó a un cielo diferente,

y conoció a una mariposa,

ya no había aves mentirosas, ni egoístas, ni tormentosas,

sólo había una mariposa, una mariposa de ojos azules,

había amor, había verdad, había seguridad, había libertad.

Y ahí pudo por fin volar y sentirse libre,

y ahí descubrió que también era una mariposa,

y ahí, por primera vez, amó y se encontró.

Hoy, ha pasado el tiempo

y aquel cielo de las mariposas, no siempre fue azul,

hubo muchas lluvias, tormentas y tempestades

que a veces las hacían dejar de volar,

hubo aves malas queriéndolas separar,

porque ellas no soportan el amor,

ellas no soportan la libertad de las mariposas,

hubo también miedo, caos y cobardía,

hubo dolor, llanto y furia.

Hubieron muchas cosas que hicieron que las mariposas se separaran,

pero ellas, en su interior se aman y saben que siempre lo harán,

tal vez de lejos, tal vez en otros cielos, tal vez de otra forma,

pero el amor, su amor, nunca acabará.

Las mariposas se separaron, no porque ellas quisieran,

se separaron porque a veces así es la vida,

porque a veces así debe pasar,

porque tal vez a veces,

sólo debes encontrar a tu mariposa y aprender a amar, y sobre todo,

dejarla ir.

Pero cuando aquella mariposa,

una última vez le preguntó porque las cosas tenían que ser así,

porque si su corazón se había vuelto azul tenían que separarse,

la otra mariposa viéndola fijamente con sus ojos azules respondió:

"tu corazón puede transformarse del color que sea, únicamente tienes que dejar entrar,

tú ya has aprendido a amar, y sabes que si tú corazón se vacía, puede llenarse de nuevo,

puede ser azul, verde, morado o rosa, puede llenarse de amor de nuevo sólo si tú lo quieres,

y tienes que saber también que el azul siempre lo llevarás en ti, ahí en un rincón de tu alma."

Y con estas palabras y otras más llenas de amor,

la mariposa azul se esfumó en el cielo dejando su huella por siempre.

Y así fue que la otra mariposa entendió que una vez que se aprende a amar,

se puede hacerlo siempre, se puede volver a intentar,

sólo tiene que dejar que el amor pase a su corazón

y lo transforme en cualquier color.

Fin...

Ella es como una mariposa. PoemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora