¿Alguna vez te reencontraste con tu primer amor después de estar tanto tiempo lejos el uno del otro? ¿Qué sentiste? ¿Pensaste que podría volver, pero como tu hermanastro está vez?
Choi HaRi tampoco lo pensó. Para ella, Jeon Jungkook era su primer am...
«La esperanza es lo único más fuerte que el miedo.» —Los juegos del hambre.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tal vez fue el sol quemando mi cara o los insoportables pájaros cantando en mi ventana, pero lograron despertarme antes de lo que me hubiese gustado. A regañadientes me senté en mi cama y me vi vestida con el vestido que utilice ayer en la boda de mis padres, de eso tenía conocimiento, pero luego cuando fue la fiesta solo recuerdo haber perdido la cuenta de todos los tragos que había tomado. Me tomaron desprevenida, estaba completamente molesta, estresada y asustada de lo que vendría siendo mi día a día y es por eso que me deje llevar en los males del alcohol.
Luego de mi quinto trago no recuerdo nada; en ese momento seguramente no recordaba ni mi nombre y eso era preocupante, pero confiaba en que mi parte borracha no era tan boba como la sobria.
Necesitaba un vaso de agua urgente.
—Buenos días, borracha —escuché que me dijeron en cuanto puse un pie en la cocina y me estremecí de la sorpresa al admirar una firme espalda desnuda.
—¿Qué demonios? —mi sorpresa fue aún mayor cuando me di cuenta que se trataba de Jungkook y, lastimosamente, no estaba solo.
Todos estaban aquí.
—¿Tuviste una buena noche? —me preguntó divertido Taehyung con una sonrisa demasiado coqueta para mi imaginación, la suficiente como para darme una idea de que la noche anterior había sido una completa y delirante locura.
Por los santos de los santos.
—¿Qué demonios hice? —le pregunté al chico y me trato de responder Jungkook, pero lo frené porque escuchar su voz ya me era insoportable estos días— No te estoy preguntando a ti.
Taehyung se rio un poco antes de responder un simple: —No mucho —sentí que el alma volvió a mi cuerpo en cuanto lo escuché.
—Me alegra oír eso —dije al cabo de unos segundos y me volví a dar la vuelta para volver a mi habitación.
—¿No vas a desayunar? —preguntó NamJoon— SeokJin hizo...
—No quiero, pero gracias —respondí bruscamente ante el maldito dolor de mi cabeza.
Mataba por un vaso de agua, pero ahora me mataba de quedarme un segundo más aquí con estos chicos que no hacen más que traerme malos recuerdos del pasado y atormentar mi orgullo tras lo que hice en la boda para presentarlos. ¿Por qué no mate su dignidad? ¿Por qué no manche sus sueños? La respuesta era fácil: yo no era ellos y por sobre todo jamás dañaría algo de lo que me han confesado y en lo cual han trabajado toda su adolescencia. No soy así. No necesito acabar con los sueños de los demás solo porque estos hayan acabado con los míos.
Si fuera por destruir los sueños de las personas que nos hacen daño, el mundo entero estaría carente de ellos.
Para cuando me encontraba subiendo las escaleras sentí el jalón de mi muñeca y como perdía el equilibrio entre los escalones, para mi suerte, no ocurrió un accidente y el tipo que me había hecho perder el equilibrio me había agarrado antes de haber caído escaleras abajo. Eso no le daba ningún tipo de punto a favor después de la estupidez que había hecho, así que, al quedar estable con los pies en el suelo empuje a Jungkook suavemente y admire su molesta sonrisa con enojo.