Capitulo 3

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En medio de la noche, dos chicos se encontraban en una guarida obscura solamente iluminada por algunas antorchas que daban al lugar un cierto aspecto tétrico y aterrador, al igual que los aterradores sonidos y gritos que albergaban ahí dentro. Corrían desesperados por todo el pasillo, abriendo puerta tras puerta y buscando a alguien en particular. Esa guarida era simplemente aterradora.

—No está aquí —susurro quedamente uno de ellos, echando un vistazo a un pasillo tras él.

—Tampoco aquí —hablo una voz llena de impotencia, cerrando agresivamente la puerta que sostenía hace unos momentos.

—Tenemos que encontrarla cuanto antes o será muy tarde —comento el primer chico.

— ¿Crees acaso que no lo se?, Mejor sigue buscando y deja de hablar —contesto el otro comenzando a correr a en una nueva dirección.

Y así nuevamente los dos chicos continuaban buscando otra vez a lo largo de esa espantosa guarida, parecía tener el aspecto de un laboratorio inmenso, ya habían encontrado demasiadas cosas desagradables detrás de todos los cuerpos que usurparon sin querer y parecía que tendría pesadillas por los horrores que acababan de descubrir.

Habían pasado demasiados sucesos que los obligaron a madurar de forma drástica; la muerte y la sumisión de en su aldea los obligó a tomar decisiones rápidamente, algunas eran buenas y otras no tanto, algunas de las cuales se arrepientian profundamente por mantenerse callados y obligados a mantener un rotundo silencio en sus vidas, porque sino se acataban las ordenes. Ellos morirían de una espantosa manera.

Era por esa razón que se encontraban dentro de ese lugar.

La única persona que podía ayudarlos y poner un alto ante tal situación, se encontraba en algún lugar de este asqueroso recinto. Sus ideales anteriormente eran nobles y humildes, pero la realidad la golpeó con tanta fuerza que la obligó a cambiar de dirección. Solo esperaban que la persona que conocieron alguna vez, siguiera ahí, dispuesta a ayudar a su pueblo como lo añoraba con anterioridad.

El problema era el bando en el que quería estar.

No estaban seguros si estaría de su lado, le habían hecho mucho daño a esa persona y estaba más que claro que de alguna forma los despreciaba o mejor dicho los odiaba, sin embargo había una simple razón por la cual podría ayudarlos, aunque eso aún estaba bajo el beneficio de la duda.

Con eso en mente continuaron con su labor sin detenerse en ningún momento, había circunstancias muy alarmantes que los hacían tener en cuenta que no debían de parar, sin esta persona estaban condenados prácticamente morir. Tal y como la habían condenado a ella años atrás.

Los tiempos prosperos se acabaron y por culpa de los actos de uno de ellos, ahora les tocaba pagar a todo el mundo, por lo que los ponía nerviosos por tan ansiada respuesta, porque ella era lo único que les quedaba, era la única esperanza. Era la única que podría ayudarlos a sobrevivir ante el caos.

Debían de esperar una respuesta afirmativa, sabían que no debían de esperar nada de ella, pero era lo único que les quedaba.

Inesperadamente se escuchó una fuerte explosión no muy lejos de donde se encontraban, así que se dirigieron hasta allá corriendo sin parar para llegar a su destino.

Encontrándose ahí, y disipandose todo el polvo que había generado la pequeña explosión, alcanzaron a percibir una figura sentada en lo que parecía un gran trono de piedra talla con el símbolo Uchiha, ella lucia elegante y dominante ante sus inesperados huéspedes. A su alrededor se encontraban tres figuras amenazantes, dos hombres y una mujer que los miraban con indiferencia, pero estaban atentos a cualquier mínimo movimiento de los dos chicos estupefactos.

La chica frente a ellos los miraba con desprecio y frialdad, sus ojos sangrientos en su máximo esplendor transmitían odio en su mayor apogeo y que decir de su indiferencia al verlos llegar. Tenia entre sus manos una afilada espada que apuntaba discretamente al único chico rubio en el salón.

Ahí, en ese mismo instante la volvieron a ver, transmitiendoles un miedo que calaba hasta los huesos, pero ellos se permitieron no demostrarlo por el momento. Posando una mirada decisiva y algo nostálgica. Un pelinegro la miraba con anhelo y añoranza, era uno de los únicos que aún esperaban que vuela a casa, junto a su familia y amigos.

Ese fue el momento en el que se reencontraron nuevamente con:

Uchiha Sarada...

The Revenge Donde viven las historias. Descúbrelo ahora