Después del regreso de Boruto, no se habían notado demasiados cambios a lo largo de su partida, aún no se había estipulado un Hokage en la aldea porque estaban esperando el regreso de una persona en especial.
La gente lo miraba con respeto y dedicación por lo que se empezaba a generar un creciente ego en su personalidad. No era para nada parecido a su padre a su edad, se había convertido en una persona narcisista, egocentrica y egolatra.
Naruto nunca fue así, él era una persona carismática, hiperactiva, un poco estupida pero siempre intentaba ayudar a los demás, él tenia un gran corazón. En cambio Boruto era egoísta e insensible con otras personas.
La aldea no parecía ni un poco dolida por la pérdida de su tan afamado héroe, sino que se mantuvo indiferente como siempre lo ha sido con los problemas de los demás.
Ya pasada la semana del regreso de Boruto y Sasuke, todas las personas de la aldea habian sido citadas a las afueras de la torre de los Hokages para hacerles llegar un importante aviso y "Buena" noticia.
Boruto no había visto a Sasuke Uchiha en ningún momento, por lo que el y su familia se dirigieron solos a encuentro con los demás. Estaba todo atascado de gente, se había comentado en los últimos días que probablemente ya se había encontrado a un nuevo suplente del anterior Hokage, pero el no creía en ellos simplemente eran eso, rumores.
De pronto reino un profundo silencio, nadie se atrevió a romperlo y esperaron pacientemente a ver cual era la también aliada noticia que debían de saber todos los ciudadanos, realmente parecía que todos tuvieran una extraña curiosidad por el tema.
Cuando estaban a punto de perder la paciencia, desde lo alto de la torre, un viejo consejero avanzó directamente hacia el centro de esta y contra todo el túmulo de gente comenzó a hablar.
- ¡Queridos y estimados Ciudadanos!, Me honran ustedes con su presencia y espero no haber molestado con este inesperado aviso. Ya que no quiero alargar las cosas, el consejo a logrado tomar una decisión sobre quien gobernará la aldea.
El decir lo último, fue el detonante para que muchos aldeanos comenzarán a hablar entre ellos a través de diversos murmullos, la noticia no les caía bien del todo a algunos, pero muchos estaban contentos solo que se estaban cuestionando quien podiese ser, esperaban que no volviese a gobernarlos el contenedor de un bestia con colas nuevamente.
Al ver que las personas no tenían pensado detener su platica, nuevamente el anciano comenzó a hablar.
- Entiendo sus cuestionamientos amigos, pero realmente es necesario que alguien gobierne este lugar, así que tomamos medidas drásticas y encontramos a un buen sustituto. Así que sin mas preámbulos en estos momentos conocerán a su nuevo Hokage.
El nombrado nuevo Hokage comenzó a avanzar directamente a el público y alzó la vista observando a los ancianos, estos no cabían en su impresión al ver a la persona que se encontraba frente a ellos.
Ahí, parado enfrente del túmulo de gente se encontraba con el traje de Hokage.
Sasuke Uchiha...
Sin perder el tiempo comenzó a hablar con una voz segura, fuerte y grave.
- Sí, escucharon bien aldeanos, yo soy el nuevo Hokage y prometo proteger a esta aldea de cualquier amenaza que contraiga. Y empezaré por deshacerme de los traidores de esta Aldea.
- Prometo que Naruto Uzumaki morirá ante mis manos, por el bien de la aldea, no permitiré que haya más peligro allá afuera, así que será mejor quitar del camino a las personas que puedan poner en riesgo nuestra seguridad. Naruto, el zorro de nueve colas caerá ante nuestros pies.
Y sin esperar más tiempo los ciudadanos comenzaron a aplaudir y felicitar a su nuevo Hokage, creían ciegamente en sus palabras, por lo que no les fue difícil aceptarlo.
En medio del concentrado de gente se encontraba un rubio adolescente, con una opresión en el pecho tratando de ignorarla. Haría lo que fuera que le pidiera la Aldea de la hoja y sus gobernantes.
Inclusive si eso lo llevaba a el matar a su propio padre...
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The Revenge
FanfictionEl fuego es el elemento de poder, consiste en la fuerza irresistible atemperada por la voluntad inquebrantable para realizar las tareas y deseos. Símbolo de carácter, vida, y deseo, el fuego permite ir más allá de las barreras, y dar ese empujón ext...