Capítulo 5

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POV Sarada

Nos encontrábamos Naruto-Sensei y yo hospedados en una vieja hacienda, últimamente hemos visto que hablan mucho sobre nosotros y han creado bastantes búsquedas con recompensas bastante favorables por capturarnos y enviarnos a la aldea de la hoja, esta de más decir que no sería una visita agraciada. No entiendo el porque será, que en estos pocos días nos han querido buscar más que en los años pasados. Ya me esta cansando esta situación, siempre es lo mismo andar escondiendonos cada vez que pasamos a una nueva aldea siempre quieren nuestra cabeza.

¿Es que acaso no existían más criminales que fuesen buscados por todo el mundo ninja?

Cuando regrese a la hacienda, encontré a Naruto-Sensei sentado mirando a la nada. Por lo regular el siempre me saluda y me pregunta sobre mi día, no es algo relevante, solo fui a entrenar y a perder el tiempo un rato. Pero aún asín siento que esto es algo raro.

Al caminar en su dirección veo tirado en el suelo un papel, tenía el retrato de mi profesor. Y escrito en unas letras rojas estaba lo siguiente:

Se Busca: Naruto Uzumaki

Se le considera traidor y desertor de la aldea de la hoja, si usted ha llegado a verlo es necesario que se comunique cuanto antes a Konoha, se necesita hacer justicia ha este traidor.
Se hace el anuncio que se le pagara la suma monetaria que usted quiera como su recompensa

Atte: Sasuke Uchiha, Nuevo Hokage de la Aldea de la Hoja.

Quien lo diría, el bastardo de mi padre por fin consiguió lo que quería, le quitó el puesto a mí profesor y ahora todos lo ven como un héroe, apesar de que él también fue un traidor. Hace muchos años trato de acabar con Konoha y ahora lo hacen Hokage, que estúpida ironía. Tal vez y ese sea el camino correcto para hacerme Hokage.

Note como Naruto-Sensei tenia la mirada perdida, hay que admitir que debe ser duro el hecho de que tu mejor amigo y casi hermano te haya quitado todo lo que quisiste y a ti te traten como una basura o la peor escoria. Interrumpiendo mis pensamientos el comenzó a hablar.

- No has pensado que la gente es una malagradecida...- Dijo con voz queda.

- Muchas veces.- Conteste de inmediato.- Pero ya no me queda nada más que resignarme.

- No es justo Sarada...Yo hice todo por ellos, y ahora no soy más que una basura para la sociedad.- Continúa murmurando en voz baja.

- Lo se sensei, pero no podemos hacer nada para cambiar las cosas.- Le respondo suspirando un poco.

- Sabes... siento unos deseos terribles de vengarme y hacerlos pagar por todo lo que me están haciendo y no solo a mí, sino también a ti.- Se levantó del suelo y camino a la ventana, mirando a través de ella la oscura y tosca noche.- Quiero ver sus caras llenas de temor al verme nuevamente, pero ya no como un amigo ni como compañero, sino como un ser al que deban de mostrar respeto y miedo, por el que supliquen clemencia.

No interrumpo nada de lo que dice, se que se siente en estos momentos demasiafo mal y esta diciendo demasiadas barbaridades en contra suya, pero no negaré que la idea de vengarme de esta estúpida aldea resulta bastante atractiva a mi parecer, así que me tomo el atrevimiento de preguntar.

- ¿Y que piensa usted al respecto?, digo, que hará para cumplir con su cometido si eso es lo que finalmente usted desea...- Espero impacientemente su respuesta, aunque de cierta forma me aterra lo que pueda contestarme.

Observo como se voltea y me mira nuevamente, pero ahora ya no causa ningún sentimiento en mi su mirada. Esta mirada azul cielo, ha pasado a ser de un color rojo escarlata brillante, llena de un odio, tristeza y dolor jamás antes vistos ante mi presencia. Lagrimas surgen de sus ojos, pero de inmediato las limpia von sus manos.

- Sarada yo...- Veo como siente un poco de indecisión y bacila por sus palabras.- Yo, quiero destruir a la aldea de la hoja. Quiero desaparecer a cada ser que vive ahí y asesinar a los que quebraron a mi persona, quiero hacerlos pagar por sus humillaciones y groserías ante mí.

- En pocas palabras... usted quiere venganza.- Me facinaba esa idea en absoluto.

- Exacto, y solo tú y yo somos lo suficientemente fuertes para destruirla, Acabaremos con todos, con cada uno de ellos. Soy capaz de asesinar a cada hombre, mujer y niño de esa bastarda aldea.- Comenzó a hablar con odio y desprecio en sus palabras.

- Y cada uno de ellos será eliminado ante su precencia.- Culmine con su oración.

- La Aldea de la Hoja caerá y nosotros lo haremos con nuestras propias manos.- Fue lo último que dijo.

Después de eso nos sumimos en un profundo silencio en el que ninguno de los dos quería interrumpir, cada uno perdido en sus pensamientos, pero a con uno en común.

La muerte de esa maldita y sucia aldea.


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