Desde la ventana principal de The Lair & The Dog se podían observar una cabellera rojiza cayendo en delicadas ondas y el cabello castaño alborotado de dos chicos a su lado. El otoño en Lasswade Moor empezaba a irse, para darle paso al tan presagiado invierno. Algunos de los abetos habían sido ya escarchadas, el río Witterhouse había sido cubierto por una fina capa de hielo. La voz de Nimue era todo lo que se escuchaba en aquella mesa donde estaba reunida con sus mejores amigos, y como ya era una costumbre una mesa atrás se podía ver los dorados cabellos de Dave Melville, siguiendo los pasos de Bonnie Campbell para escuchar conversaciones ajenas sin ser descubierto. Pero esa tarde el menor de los Melville no estaba prestando tanta atención a Nimue, sus ojos más bien estaban centrados en el caminar de Elisie MacRuaridh, que iba y venía por el restaurante con ese mandil negro ceñido a su cintura y una amigable sonrisa adornado su rostro. Elisie se acercó a Dave para entregarle una taza de café con malvaviscos azules dentro, tal cual el menor lo había ordenado, y Dave no pudo hacer más que sonreír avergonzado por tener a la pelirroja tan cerca de él. Era un niño teniendo su primer flechazo por ese travieso alado.
—Agnes siempre quiere quedar bien con todo el mundo, es fastidiante. —en el fondo la pelirroja sabía que Agnes no sonreía para agradarle a todos, eso era algo natural en ella, pero aún aso le desagradaba, su prima debía entender que en Prince Charles al igual que en toda escuela había una jerarquía —. ¿Cómo arruinar su fachada de niñita buena?
—Un vídeo sexual conmigo. —respondió Cameron de manera apresurada, con una tonta sonrisa en su rostro que provocó que Nimue rodara los ojos con cansancio.
—Eso es patético, C. A nadie le importa su virginidad ahora, no vivimos en el siglo XVI.La pelirroja y el castaño siguieron conversando sobre qué sería mejor hacer para arruinar ese reputación que Agnes Mackenzie se había creado tan rápido, la castaña necesitaba hacerse de amigos porque todos en esa ciudad parecían haberla olvidado. Agnes tenía que detenerse a contarles la historia sobre su madre y el último día que pasó en Lasswade, para que el resto de chicos tuvieran una vaga noción sobre quién era ella. Y algunos otros, como Cameron y Douglas, simplemente no podían recordar ningún momento en su infancia junto a ella. Cuando a Nimue por fin se le ocurrió la idea de transmitir por los altavoces de Prince Charles un audio de Agnes burlándose de Edine Crane, se giró un poco para chasquear sus dedos frente al rostro de Douglas, que tenía la mirada perdida en uno de los cuadros que había en las paredes del restaurante. Douglas parpadeó un par de veces antes de alejar los dedos de la pelirroja de su rostro.
—¿Qué dijeron?
—¿Es una broma, Doug? —bufó Nimue cansada por la actitud del gemelo—, la broma. ¿Vas ayudar o no?
—Oh...no. No me agrada mucho esa idea ¿por qué molestamos a Agnes básicamente? No le veo nada de malo y es tu prima.Nimue podía levantarse de su silla en ese momento, usar el hombro de Cameron como ayuda y subir a la mesa para empezar a recitar todas las razones que ella tenía para hacer sufrir a Agnes Mackenzie. El argumento de Douglas sobre su parentesco era algo absurdo, pues la reina de Prince Charles jamás había sentido un lazo sanguíneo con ella, ni siquiera compartían apellido, Carlton jamás se había limitado a felicitarla en su cumpleaños o siquiera saludarla cuando la veía pasar por el starbucks local. Pero no lo hizo, Nimue prefirió relajar su rostro y expresar esa sonrisa falsa que le caracterizaba cuando estaba por atacar de manera sutil a alguien. Y Douglas lo sabía, porque cuando vio su sonrisa solamente bajó la mirada y esperó su verdugo. Cameron veía con emoción aquella escena, disfrutando de como Nimue estaba por destrozar a su gemelo a base de un tardado monólogo. Pero en su lugar Nimue solo tomó la mano de Douglas e hizo que el mismo se levantara de la silla, para que la siguiera hasta la barra del restaurante.
—¡Oigan no! Yo quiero escuchar.—No sé si el golpe que te dio Calder con su taco haya afectado mucho tu cabeza, Doug. Pero no me importa, tú vas a ayudarnos y punto.
—¿Pero por qué...? —intentó cuestionar Douglas una vez más, pero Nimue puso un dedo sobre sus labios y continuó hablando.
—Agnes quiere arrebatar nuestra popularidad en Prince Charles, ella es una novata aquí, ni siquiera sabe las reglas del lugar. No me sorprendería que vuelva a ser amiga de Henry Duff a pesar de que le advertí que no lo hiciera, o que intente hacer que Bonnie no publique algo en su blog. Agnes no pertenece a Lasswade y debe irse, y lo hará porque no tiene nada aquí.»¿Quieres una razón más fuerte para atacarla? Bueno, porque sino me ayudas le diré a todos que es mentira que yo fui tu primer beso y todos sabrán la verdad.
La voz de Nimue no encajaba con sus diálogos, pero su falsa sonrisa sí, estaba usando un tono de voz amigable y cuidadoso que podía engañar a cualquiera. Cuando terminó de hablar se limitó a hacer un guiño y a pasar su mano sobre la mejilla de Douglas, para luego tomar su mano y llevarlo de vuelta a la mesa.
Elisie volvió por décima vez a la mesa de Dave Melville, porque el menor pedía un solo pastelillo de chocolate. La pelirroja estaba cansada y de no ser por sus buenos modales, y por tener a su madre del otro lado de la barra, le hubiera dicho a Dave que se detuviera y pidiera todos los pastelillos de una sola vez. Pero el rubio solo estaba buscando una manera para ver más de cerca a la pelirroja.
Las clases en el instituto ya estaban reguladas y se volvían tan rutinarias como todo en Lasswade Moor ante los ojos de los jóvenes, empezaban a quejarse de las tareas que les imponían, se emocionaban por los partidos de polo y por las obras de teatro que Ray Alpin organizaba. La monotonía de sus clases se debía a que todos se conocían, habían pasado años juntos y era algo tan tedioso el escuchar sobre como otra vez Maureen había sido hospitalizada, los malos rumores de Edine siendo secuestrada por hadas, las desapariciones sospechosas de Evander, la gloria de Calder, la peculiar manera en la que Bonnie descubría todo para ponerlo en su blog sin llegar a ser una acosadora. Por eso la llegada de Agnes Mackenzie rompió el orden natural de las cosas en esa ciudad, porque ser la chica nueva significaba que sus 24 compañeros restantes tendrían la oportunidad de un nuevo tema de conversación.
Calder estaba sentado en una mesa en la cafetería, con una charola roja frente a él. Sus ojos estaban centrados sobre una lata de refresco y un par de uvas verdes. Agnes no había terminado de conocer las reglas de Prince Charles, y cuando vio a Calder se sentó delante suyo, observando también a la lata de refresco y a las uvas. Calder notó su presencia, pero no dijo absolutamente nada, ni siquiera le saludó.
—¿Qué hacemos? —preguntó Agnes con una genuina sonrisa, antes de levantar un poco el rostro y ver los ojos de Calder.
—Tratando de abrir una lata con la mente. —respondió el chico en un tono gracioso, regalándole una sonrisa.Las carcajadas se hicieron presentes ante aquel pequeño chiste y continuaron viendo la lata un par de segundos más. Las puertas de la cafetería se abrieron de par en par, para que Nimue MacRuaridh entrara acompañada por los gemelos Ramsay a cada lado, los ojos de la pelirroja pudieron haber matado a Agnes si la hubiese visto un poco más, estaba molesta. ¿Qué creía Agnes que hacía al acercarse a Calder? Nimue podía perdonar si así quisiera la traición de Agnes cuando eran niñas, pero si Agnes se acercaba a Calder, era algo que no podría perdonar jamás, las cosas habían cambiado y a pesar de su ruptura Calder seguía pertenviendole. Era una ley más de Prince Charles, la reina y el rey siempre estarán juntos aún cuando no lo estén.
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Lasswade Tale
Novela JuvenilEn Lasswade Moor lo único interesante que pasa son las fiestas del clan, y poco mas. Es una de esas pequeñas ciudades, donde todo es tan exclusivo que parece que nada pasa, o al menos esa es la opinión de todos lo jóvenes que pasan su dia a dia añor...