Empezar

Cena

Al momento me sonrojo y sonrío porque sé que hay cosas que nunca cambiarán del antiguo Peeta.

- No digas tonterías Mellark tan solo estaba distraída - Me sonríe y creo que no se queda muy convencido.

Vamos al patio trasero donde se encuentra una mesa con velas y dos plato de comida.

- Oh Peeta esto es precioso, muchas gracias por hacer esto por mi - Pienso que nunca le mereceré, que él se merece algo mejor que yo.

- Katniss, no me lo agradezcas tu te mereces esto y mucho mas.

Ese tipo de comentarios me hacen darme cuenta que el aún me quiere y eso me hace sonreír como una tonta.

-Bueno será mejor que empecemos a cenar ¿no?

Peeta a preparado estofado de ardilla, me extraña que recuerde que es mi plato favorito.

La cena pasa entre risas y comentarios que hacen que me sonroje.

-Peeta, es muy tarde será mejor que me vaya, mañana quiero salir pronto a cazar.

-Katniss, sabes que me cuesta dejarte ir pero sino hay más remedio...- Y se me queda mirando con un puchero de niño pequeño.

Nos empezamos a reír como críos. Peeta me coge de la mano y me acompaña a mi casa. Voy lo más lento posible (espero que no lo haya notado) porque no quiero que se vaya de mi lado. 

Cuando llegamos a la entrada de mi casa sé que le tengo que dejar ir.

- Katniss Everdeen gracias por hacer de esta una de las mejores cenas de mi vida.

- Peeta Mellark soy yo la que se tiene que sentir agradecida, además me has dado comida gratis - Los dos nos empezamos a reír como tontos y yo misma me sorprendo de que este bromeando.

- Bueno creo que me tengo que ir, mi bella dama debe descansar - Y sin previo aviso me besa.

Primero me sorprendo pero al  segundo yo le correspondo. De pronto su mano coge la mía mientras que mi otra mano se pasea por su pelo. La verdad es que no me importaría acostumbrarme a esta sensación. Antés de que el beso se profundice Peeta se separa y apoya su frente con la mía.

- Buenas noches Katniss.

Mientras él se va a su casa yo me quedo de pie sin poder hablar. Cuando reacciono entro en mi casa, me cambio y me meto directamente en la cama.

Tumbada en la cama analizo el beso, no puedo evitar sonreír sus besos son tan dulces y me hacen desear un segundo. Esa sensación de necesitarlo me hace preguntarme que es lo que siento realmente por él.

Al rato me quedo dormida y extrañamente no tengo pesadillas.