No metas la nariz

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Fuera de la gran sala, con mesas largas y chicos platicando a viva voz, hacia un frío tremendo, todos se abrigaban y resguardaban entre las parrillas calientes, todos dentro de la cafetería.

—¿Qué vas a pedir?— decía Beny en voz alta —Yo no me decido entre un sándwich de jamón o una torta de milanesa.

—Creo que solo pediré un café esta mañana— Ismael se abrazaba a si mismo del frío que tenía.

La fila avanzaba rápido por lo que no esperaron mucho en ordenar, pero como nadie quería salir de la comodidad y calor del interior de la escuela, con este último par de días que estuvieron lloviendo hicieron que la temperatura bajara, todas las mesas se encontraba abarrotadas de gente, ya ni en época de exámenes estaba tan llena de alumnos.

Por suerte tenían esa hora libre y podían darse el lujo de esperar y todavía buscar un lugar para sentarse a comer.

—Oye ¿haz visto a Kittie?— pregunto Ismael al ver pasar a un chica con el cabello tan chino como el de su amiga.

—No desde ayer— Beny estaba concentrado en su torta por lo que por el momento dejo de lado aquella idea —Me dijiste que era mejor darle su espacio así que eso hice— le dio una mordida más y saco una botella de su mochila.

—Si, lo se— buscaba a lo mejor encontrarla entre los chicos de la fila o en alguna mesita del fondo —Pero creí que al vivir relativamente cerca pudiste verla en algún momento—  esta vez Beny si que presto atención, recordaba que pasó por su casa el día anterior pero no que estuviera ella en la ventana o llegando a la misma.

Pasaron el resto del tiempo pensando donde debía estar su desequilibrada amiga, no era usual que se perdiera tanto tiempo, o que un coraje le durará más de unas dos horas.

—Quizá se la llevaron los ovnis— decía Beny en el pasillo.

—Bernardo cuantas veces debo decirte que los ovnis no existen— Ismael puso los ojos en blanco.

—Si Bernardo ¿no te dijeron tus papis que los ovnis no existen?— Gael estaba pasando por el mismo pasillo y por pura casualidad escucho su conversación, y quería molestar a alguien, lastima que tuvieran que ser ellos quieres fueron los únicos valientes o más bien despistados que se cruzaron en el camino —Bueno supongo que a ti, los reyes magos siguen pidiéndote carta y certificado de buena conducta ¿no?

—Vayámonos— susurro Ismael —Solo es un estúpido que busca cualquier cosa para molestarnos—estaban por dar la media vuelta cuando...

—Oh y mira que tenemos aquí— detuvo la mochila de ambos en cuando se voltearon —Son pines de mejores amigos ¡aww! — soltó una carcajada tan falsa que te podía lastimar los oídos de lo sobreactuada que estaba —¿Se los pusieron sus mamis para que no se perdieran?

—Eso ni siquiera tiene sentido— a Beny se le estaba acabando la paciencia —Eres tan malo insultando como el profesor Tejeda para contar chistes.

¡Trak! Un puñetazo limpio y directo llego de lleno a la cara de Beny, retrocedió unos cuantos pasos antes de caer de espaldas contra las losetas azules y blancas del piso, un pequeño hilo rojo asomaba por su nariz.

—¡Beny!— su amigo rápidamente corrió a socorrerlo pero en cuanto vio el hilo de sangre casi se desmaya.

Gael reía forzado pero si había un destello de maldad en sus ojos al ver a un par de chicos casi besando el suelo; pudo seguir así unos minutos más pero le tocaron el hombro y tuvo que voltearse casi rezando porque no fuese un maestro o prefecto.

Un estruendoso sonido hueco se abrió paso en el resto del pasillo; había deseado que mejor se hubiese tratado de un maestro, ese golpe le había sacado unas cuantas neuronas y acomodado las pocas que le quedaban.

Rock and RollerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora