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Este capítulo fue un gigante que me consumió y tuve que dejar varias partes para después.
Disfruten.

...

—Tu puedes Sanji, tú puedes. No seas un cobarde, es sólo una llamada, una que ya hemos hechos cientos de veces y que siempre ha salido bien  —se dijo exhalando por la nariz y viendo el reflejo de su rostro: sus ojos, nariz y pómulos en el espejo largo y rectangular—, eres grande, eres un Dios. Una llamada no va a vencerte.

Sacó su teléfono de su bolsillo lo desbloqueó y a penas marcó llamar colgó inmediatamente.

Cobarde susurró una voz en su cabeza.

—¿No es mejor un mensaje? —le preguntó angustiado y mordiendo su labio—, llamarlo sonará tal vez, probablemente, muy posiblemente desesperado.

Cambió la aplicación abriendo su correo y tipeó unas cuantas palabras rápidas, Sanji estaba en su descanso de cinco minutos en el Baratie, encerrado en el baño de empleados y tratando de comunicarse con Monster. El baño era pequeño y sin ventanas (lo cual era apropósito y que Zeff había hecho con la intención de evitar que Sanji y todos sus empleados adictos se metieran al baño cada hora a fumar, ese astuto bastardo). Se cerraba desde adentro y las baldosas eran color blanco, tenía una poceta al fondo y un lavamanos bajo un largo espejo.

Tipeando redactó: "Hola Monster! Amigo tiempo sin escribirte como te..."

No no no no no —negó mientras borraba toda la línea de nuevo—, ¿qué soy? ¿una adolescente enamorada? ¿Le estoy pidiendo ir al baile de graduación o acaso a una cogida rápida en el cuarto de mis padres?

La imagen del momento,   (porque a cada hora cambiaba el físico, rostro y cuerpo del hombre) apareció en su mente desnudo y jadeando con la voz que ya conocía de memoria.

—"Sanji" —se lo imaginó jadeando su nombre. Su nombre real.

—Ahhhh mierda —suspiró chocando su frente contra el espejo—, amaría una cogida, sería hermosa perfecta y la tacharía de las cosas que hacer antes de morir de mi lista, pero ahora no. Tengo que pedirte conocerte en persona antes, o por lo menos hacer un vídeo chat.

Su primera idea había sido sólo enviar en un paquete una cámara de vídeo y las fotos de los mejores ángulos de Sanji con un papel diciendo: 'tu turno' en él.

Desistió cuando supo que tardaría por los menos 3 días en llegar y que no iba a ser capaz de estar a la incógnita por tanto tiempo.

Así que investigando eso  desde su teléfono esa misma mañana aprovechó  y revisó los precios y horarios de vuelos a Japón.

—El recontra coñisimo de su madre —inspiró—, ¿eso no es lo que cuesta un riñón?

Podría pagarse un pasaje,  decidió viendo su cuenta bancaria y calculando los cambios monetarios. Pero sólo uno, pagar más estaría más allá de su capacidad más ahora que buscaba crearse un capital en secreto de su padre para poder comprar un pequeño local donde comenzar su propio restaurante.

Lo cual no era barato.

Comida, empleados, los permisos, el papeleo. El local nunca habría sabido Sanji dos años antes sería lo más fácil de pagar y conseguir.

—Por eso necesito avisarle para que así pueda ver a dónde llegar después en Japón —se dijo viendo sus ojos azules en el reflejo. También sabía que le diría porque su corazón guardaba la falsa esperanza que le ofreciera quedarse con él.

—Ey, Sanji tu turno está punto de comenzar apúrate —la voz de Patty vino del otro lado de la puerta seguida de un tock.

—Es ahora o nunca entonces —murmuró y desbloqueó la pantalla deslizando el pulgar.

¿Te conozco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora