Kairos by Mink [NamJin/Omegaverse]

2. El "Gran Jefe"

SeokJin aún no se había atrevido a abrir los ojos y no quería voltearse. Había visto suficiente Investigation  Discovery como para saber que era tonto darle la espalda al enemigo, era como rendirse sin haber peleado antes, pero no le importó.

Los primeros dos días había estado maldiciendo y haciendo preguntas de su situación a cualquiera que viniera a dejarle "comida" o a chequear que no se había escapado. Nadie le había dirigido directamente la palabra, no parecían reaccionar ante sus insultos y eso le daba más cólera. Los siguientes días, decidió no hablar, no tenía sentido.

SeokJin nunca había tenido que levantar la voz para ser escuchado pero en ese poco tiempo, se había rebajado tanto que estaba incluso herido. Su orgullo estaba herido y aunque estuviera muerto del miedo y aun dudando de que no estuviera loco, lo primero que haría sería vengarse del idiota que lo había secuestrado.

SeokJin oyó movimiento en el cuarto. Seguramente estaban dejándole su "desayuno", así que no abrió los ojos, simplemente  se quedó acostado y esperó, más que impaciente, a que la puerta de madera se  escuchara de nuevo.

- Levántese, tiene que estar presentable.

Alguien habló, claramente dirigiéndose a él.  Odiaba tener esas reacciones tan vergonzosas, sabía que cualquiera podría notar lo mucho que temblaba su cuerpo. Detestaba sentir miedo y aun más detestaba el hecho de que cualquier que le pusiera dos segundos de atención, podría darse cuenta.

No movió ni un músculo y esperó, estaba harto de preguntar sin obtener  respuestas y aunque estaba muerto del miedo, daría su pequeña pelea. Si esa persona quería que se levantara, tendría que levantarlo él mismo.

- Levántese.

La voz se endureció pero él no se movió, su corazón latía rápidamente, esperando que ese alguien lo hiciera levantarse de un golpe.

Eso no pasó, la persona salió del cuarto luego de un par de minutos en los que quizás pensó que Jin terminaría por acceder y se levantaría. Sobra decir que suspiró aliviado, había observado muy bien a las personas de esa pequeña aldea o comunidad o manada o como putas fuera que  se llamara.  La mayoría eran muy altos y parecían estar en forma, incluso las mujeres eran bastante altas y parecían ser lo bastante fuertes como para patearle el trasero a Jin al menos unas dos veces.

En la pequeña fase de stalker  que se había visto obligado a  emplear para averiguar qué rayos pasaba, había notado que el lugar era algo pequeño. Haciendo cálculos sencillos, quizás vivían ahí unas 60 o 70 personas, incluyendo ese montón de niños que deambulaban alegremente a los alrededores,  como si no hubiese un secuestrado en ese cuarto inmundo.

Jin se levantó, sentándose en la cama. Estiró sus brazos y aunque su mente le gritaba que era un tonto por comer lo que el enemigo le daba, tenía tanta hambre que siempre terminaba comiendo. De hecho, ahora que lo pensaba, siempre tenía hambre. Nunca le daban lo suficiente como para saciarse plenamente, ¿Era eso una especie de tortura?

Cogió el plato de la pequeña mesa al costado y aunque no se veía apetitoso, su estómago rugió con la vista. Pronto se encontró devorando la especie  de arroz con caldo que le habían servido y cuando comió hasta la última gota, se dio cuenta que aún tenía un poco de  hambre.

¡Esos hijos de puta! Tras de que lo secuestraban sin decir una palabra, osaban hacerlo pasar hambre.

Casi se le cae el plato al suelo cuando la puerta de madera se abrió, era algo pesada así que Jin tuvo que sufrir unos 3 o 4 segundos mientras la puerta se abría totalmente y dejaba ver a la persona al otro lado.

Detestó que lo vieran comiendo de esa  porquería, era obvio que debían regocijarse al humillarlo de esa manera. 

Levantó la barbilla y frunció el ceño, tratando de verse lo más orgulloso posible. Lo cual no sirvió en absoluto cuando sintió su pecho acelerarse en cuestión de un segundo y sus manos temblar un poco. No era una persona, eran varias y Jin casi se desmaya cuando 4 grandes hombres entraron en el lugar.